Vie Oct 11, 2024
11 octubre, 2024

¡Abajo la “movilización” forzada y los “referendos” de Putin; redoblar el apoyo a la resistencia ucraniana!

El avance de las tropas ucranianas en la región de Járkov presupone un vuelco importante en la guerra de Putin: la ocupación rápida y “fácil” mediante las “fuerzas especiales” y mercenarios ha sido derrotada. La respuesta de Putin: ¡imponer un falso referendo bajo las botas y los fusiles de las tropas ocupantes y decretar el reclutamiento forzado en Rusia! Es una reacción a esta derrota.

Si en Ucrania urge la tarea de boicotear y obstruir la celebración del falso referendo, no menos importante es redoblar el apoyo militar a la resistencia ucraniana para proseguir la ofensiva: ¡Armas para la resistencia ucraniana!

Putin ahora convierte su guerra contra el pueblo de Ucrania en una guerra contra el pueblo ruso y los pueblos de la región. La masiva respuesta contra la movilización forzada es la respuesta del pueblo ruso: 1.300 detenidos; acciones de descontento en los comisariados militares en las regiones de las nacionalidades oprimidas de Rusia, como el Daguestán y el Cáucaso; éxodo importante de aquellos que pueden desertar; todo ello es probablemente la punta del iceberg de una ruptura más profunda con el gobierno de Putin.

El avance de las tropas ucranianas en la región de Járkov es el hecho militar-político decisivo de la nueva situación de la guerra. De continuar el cambio de la relación de fuerzas militar sobre el terreno depende la derrota de Putin y la integridad territorial de Ucrania.

El anuncio de estos “referendos” tienen como objetivo intentar legitimar la movilización del ejército ruso para retomar la ocupación militar de las zonas perdidas y amenazar con el eventual uso de todo su poder militar, incluyendo la opción nuclear, en lo que según él se convertiría en una guerra de defensa del territorio ruso.

Putin, está cada vez más aislado a nivel internacional y necesita una “victoria” parcial para una guerra que ya fracasó en sus objetivos. Y, por eso, la escalada de Putin acentúa cada vez la opresión en la región, pues la “movilización” es también una agresión al proletariado de la región y en particular al bielorruso, bajo la dictadura del colaboracionista Lukashenko.

Por otro lado, el imperialismo estadounidense y el europeo quieren evitar la “humillación” de Putin y el hundimiento de su régimen, necesitan el fin de una guerra costosa económicamente para el imperialismo por la crisis energética y la llegada del invierno, es decir, ponen sus intereses por encima de los del pueblo ucraniano.

¡Apoyo a la resistencia ucraniana! 

Debemos denunciar el falso referéndum como una maniobra para legitimar una anexión y ocupación de los territorios ucranianos del Donbas y del sur del país, y continuar su expolio. Estos referendos se hacen sin ninguna garantía democrática, más bien al contrario, son votaciones bajo las botas y los fusiles de las tropas ocupantes.

Rusia se ha apoderado de una de las partes del territorio ucraniano más ricas en yacimientos minerales y metales valiosos (titanio, oro, litio y carbón) valorados en billones de dólares, y en recursos energéticos (gas y petróleo).[1] Para ello, se ha adueñado de las fábricas y las minas, como lo han hecho también los oligarcas ucranianos asociados con los rusos con las cosechas producidas por los campesinos ucranianos, y ha impuesto un régimen dictatorial en las zonas ocupadas, sin ninguna libertad democrática real, menos aún de organización ni de libre circulación. Putin ha impuesto alcaldes y gobernadores títeres, a dedo y a sueldo del Estado ruso, excluyendo el ucraniano de las escuelas y retomando el pasado racista y colonial de opresión al pueblo ucraniano. Se trata de zonas de ocupación administradas militarmente como campos de detención.

Frente a estos referendos que buscan legitimar una anexión, debemos apoyar incondicionalmente todas las iniciativas y posibles movilizaciones del pueblo ucraniano por boicotear y obstruir la celebración de los referendos en las zonas ocupadas y redoblar el apoyo militar a la resistencia ucraniana.

Los imperialismos estadounidense y europeos han anunciado y celebrado el envío de más armas, votando presupuestos de miles de millones de ayuda militar de proporciones históricas. Su propaganda de guerra es muy clara: hay que aprovechar la contraofensiva para debilitar militarmente al máximo el aparato militar ruso sin expandir el conflicto. Pero la propaganda no se está traduciendo en el envío del armamento pesado necesario para la resistencia ucraniana. Se trata de presupuestos para rearmar sus propios ejércitos y para estimular la industria armamentista de sus respectivos países. Prometen armas aún por producir, sabiendo que llegarán en su gran mayoría el año que viene, pero la resistencia necesita armas hoy. Además, los presupuestos militares astronómicos chocan cada vez más con la realidad cotidiana de los trabajadores de esos países, víctimas de una inflación desbocada y de políticas de austeridad que está provocando estallidos como la hola huelguística en Gran Bretaña.

Por eso, debemos seguir movilizándonos en apoyo a la consigna “armas para Ucrania” en todos los países y a la vez combatir el rearme propio de los ejércitos imperialistas y la expansión de la OTAN. En Ucrania en particular, hay que exigirle al gobierno de Zelensky que entregue las armas a la resistencia obrera y popular organizada en las “Defensas Territoriales” y que suspenda de inmediato las medidas antiobreras aprobadas esta primavera y verano, que son una puñalada por la espalda a los trabajadores en plena guerra y que, de hecho, debilitan material y moralmente los esfuerzos de guerra de la resistencia.

Por eso en Ucrania, en respuesta a los “referendos” y la “movilización” forzada en Rusia, se necesitan todas las medidas para fortalecer la lucha por la liberación completa del país:

– Ampliación de la organización militar: adiestramiento general del pueblo en el manejo de las armas.

– Establecer en las fábricas la producción de las armas necesarias y de todos los productos necesarios, en el marco de un plan único de defensa nacional.

– Provisión completa a los trabajadores en el frente y a sus familias en la retaguardia, con todo lo necesario; arresto con confiscación para todos los comerciantes de la ayuda humanitaria; abolición de todas las leyes antiobreras del gobierno de Zelensky en interés de los oligarcas.

Para su realización, es necesario que las tareas de defensa en el frente y en la retaguardia sean puestas en manos de la clase obrera, y que avancen en organizar su lucha y la resistencia a la invasión rusa sin confiar en Zelensky. La única forma de vencer es la organización de los trabajadores, de foma independiente del gobierno.

Todo el apoyo a las protestas del pueblo ruso contra las movilizaciones

Putin tiene la intención de enviar a los trabajadores al matadero para conservar su poder y defender los intereses de la FSB[2] y los oligarcas. Con estas medidas de movilización parcial, la primera desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pretende aumentar drásticamente el ejército de ocupación y utilizar a la clase trabajadora rusa como carne de cañón para continuar la guerra (como lo reclaman desde hace tiempo los sectores más ultras de su régimen). En realidad, esta huida hacia delante para asegurarse que el conflicto llegue al invierno (que le interesa a Putin dado su brazo de hierro con la UE por los precios del gas) es reconocer la derrota de su estrategia de apoderarse de los territorios de Ucrania por las fuerzas de mercenarios de estratos marginales, contratas en las prisiones a cambio de una purga de la condena, o por empresas privadas. Es decir, la ocupación rápida y “fácil” mediante el uso únicamente de “fuerzas especiales” ha sido derrotada.

La idea de que Putin está masacrando solo a ucranianos, mientras supuestamente protege al pueblo ruso, es profundamente errónea. Para el régimen de oligarcas de Putin y la FSB, la vida de los trabajadores rusos es el mismo polvo que la vida de los trabajadores de Ucrania, Siria, Kazajistán, Chechenia, a los que mataron, o de Bielorrusia bajo la dictadura de Lukashenko. Según algunas fuentes, se calcula que en estos siete meses de guerra han muerto entre 50.000 y 70.000 soldados y mercenarios rusos. La crisis moral y política en la tropa rusa es real. Varias fuentes señalan, por ejemplo ,que los movilizados son enviados al frente sin equipamiento ni uniforme, que son los soldados mismos los que tienen que comprarlo, muchas veces con aportes de la familia. Putin ha ofrecido ayuda financiera estatal a los movilizados, para refinanciar los préstamos y deudas de aquellos que sean llamados al frente, y ha impuesto sanciones severas a los desertores. Los desertores o soldados que se rehúsen a combatir enfrentarán ahora  penas de hasta diez años de cárcel. Y los que deciden hoy quien va al frente a luchar son la gerencia y los mandos de las empresas en alianza con el gobierno.

La escalada de Putin ha aumentado de manera cualitativa el descontento con el gobierno. Sectores de la clase trabajadora comienza a entender que el régimen de Putin está dispuesto a enviarlos al frente, a morir en una guerra que no defiende sus intereses sino los de los oligarcas. Existe nerviosismo e incertidumbre entre sectores burgueses y del comando militar. La principal prueba de que los trabajadores rusos no quieren ir a combatir a Ucrania son las nuevas movilizaciones espontáneas en 38 ciudades el día después del anuncio de Putin, en las que hubieron más de 1.300 detenidos, pero también el éxodo importante de aquellos que pueden desertar: los pasajes de avión están agotados.[3] Se produjeron también acciones de descontento en los comisariados militares de las regiones de las nacionalidades oprimidas de Rusia, como el Daguestán y el Cáucaso.[4] Estas acciones son probablemente la punta del iceberg de una ruptura más profunda de las masas rusas con el gobierno de Putin, que no puede expresarse a corto plazo con movilizaciones de masas dado el carácter altamente represivo del régimen. Por eso, debemos organizar una gran campaña de solidaridad con los activistas rusos que se manifiestan contra la guerra y con los soldados que elijan no ir al frente o dejar las armas, organizando protestas en su apoyo y exigiendo la libertad de todos los presos políticos en Rusia. Las movilizaciones de masas y las huelgas de los trabajadores contra las agresiones militares de sus gobiernos han tenido históricamente un rol clave para derrotar el frente invasor en las guerras. La guerra de Ucrania también será ganada por el debilitamiento del sangriento régimen de Putin por su propio pueblo. La guerra de Putin contra el pueblo de Ucrania se está convirtiendo en una guerra contra los propios trabajadores rusos. La derrota de Putin en esta guerra es buena para el pueblo trabajador ruso. Incluyendo la derrota de la «movilización».

Para el pueblo trabajador de Bielorrusia, esto significa que nuevas unidades pueden volver a ocupar Bielorrusia para aumentar la agresión contra Ucrania desde este territorio, con el colaboracionismo de Lukashenko y bajo el pretexto de “cumplir con las obligaciones aliadas” durante un “ataque a Rusia” (en forma de territorios ocupados anexados con falsos referendos). Lukashenko declara constantemente: «estamos con Rusia», «no permitiremos que Rusia sea apuñalada por la espalda», «tenemos unas fuerzas armadas comunes». La guerra en gran escala, en la que el gobierno de Bielorrusia está involucrado, y el aumento del juego de presiones inevitablemente afectarán aún más a Bielorrusia. Cualquier amenaza para Ucrania es también una amenaza para Bielorrusia. La dictadura y la dependencia de Bielorrusia están indisolublemente unidas a la victoria de Ucrania sobre los ocupantes. Por eso decimos que la lucha de los ucranianos es la lucha del pueblo de Bielorrusia.

¿Por una “paz justa para todas las partes” o por la derrota militar de Putin?

No hay dudas de que EE.UU. y la UE quieren debilitar el Estado en la región que aspiran controlar. Cuando hablan de una “paz justa para todas las partes” Biden y Macron sugieren una salida para Putin que será inevitablemente a expensas de Ucrania, ya que nunca se comprometieron a defender hasta el final la soberanía nacional de esta.[5] Putin y los gobiernos imperialistas de la OTAN, si bien están en competición por el control de Ucrania, han colaborado en suprimir los levantamientos de los trabajadores en Ucrania y en los territorios de la exURSS. Los gobiernos occidentales temen la victoria total del pueblo ucraniano sobre ellos, temen a la clase obrera armada de Ucrania, que no renunciará a la independencia del país y es poco probable que quiera trabajar para los oligarcas y las finanzas occidentales.

Lo que más teme el imperialismo y Zelensky es que sean los trabajadores ucranianos, bielorrusos y rusos los que tomen el control de la situación para luchar por sus intereses. Ahora, la velocidad de la ofensiva ucraniana para impedir la reorganización de las tropas de ocupación es lo más importante para consumar la derrotar militar de Putin. En su defecto,  serán “los medios diplomáticos”, a espaldas del pueblo ucraniano. De configurarse este cuadro, la lucha para defender la soberanía nacional integra y completa estará en manos de la reacción de clase obrera armada.

Por eso afirmamos que no existe aquí una salida justa “para todas las partes”, y que la salida  “justa” que defendemos es la victoria de la resistencia ucraniana y la recuperación de la totalidad de su territorio nacional para afirmar su independencia. Esa sería una victoria no solo del proletariado ucraniano, sino también una victoria para todos los pueblos oprimidos por Rusia en la región y para el proletariado ruso, que sería alentado a levantarse contra el cruel dictador que oficia como su presidente. Pero esa salida sería también una derrota categórica para Putin y la burguesía rusa, así como para los intereses de los imperialismos estadounidense y europeos en Ucrania. Para nosotros, una paz justa es una paz sin anexiones y también es una paz sin el endeudamiento económico que el FMI y la UE están imponiendo a Ucrania, es decir, una paz que establezca una Ucrania libre, soberana y verdaderamente independiente, y esa paz solo la puede garantizar hoy el proletariado ucraniano aliado con los proletariados de la región, de Rusia, de Europa y de Estados Unidos.

¡Por la derrota de Putin! ¡Todo por la victoria de Ucrania!

¡Abajo los “referendos” y la “movilización”! ¡Libertad inmediata de todos los presos políticos en Rusia!

¡Armas para la resistencia ucraniana, ya! ¡Solidaridad material con la clase trabajadora ucraniana!

¡Por una Ucrania soberana, libre e independiente! ¡Ninguna anexión! ¡No al endeudamiento! ¡Disolución de la OTAN y de la OSTC!


[1] https://www.washingtonpost.com/world/2022/08/10/ukraine-russia-energy-mineral-wealth/

[2] FSB. Servicio Federal de Seguridad. Policía política rusa heredera de la KGB. Ver https://litci.org/es/rusia-bajo-putin/

[3] https://www.aljazeera.com/news/2022/9/21/russian-group-calls-for-protests-against-putins-war-mobilisation

[4] https://www.npr.org/2022/09/23/1124678888/russia-ukraine-military-draft-protests-flight

[5] Quizás en la asamblea de la ONU celebrada esta semana, el presidente turco  Erdogan, encargado de negociar una paz entre ambos lados, dijo en voz alta lo que piensan Washington y la UE: “necesitamos una salida digna de esta crisis y esto solo puede ser posible mediante una solución diplomática que sea racional, justa y aplicable.” https://www.nytimes.com/video/world/100000008543509/erdogan-turkey-united-nations.html

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