Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

49 años de la Revolución de los Claveles

Hace 49 años se derrumbaba la dictadura más antigua del continente europeo. Una rebelión militar encabezada por los mandos medios de las Fuerzas Armadas derrocó el régimen salarazista y abrió las calles para que las masas populares saludaran la caída de la dictadura. Para recordar la fecha, publicamos a continuación el prefacio escrito por José Welmowicki a la edición brasileña del libro “Revolución y Contrarrevolución en Portugal”, escrito por Nahuel Moreno. El libro que analiza el proceso revolucionario fue lanzado por la Editora Sundermann.

Por: José Welmowicki

En 1974, Portugal todavía vivía bajo una dictadura que ya duraba más de 40 años, el salazarismo [1]. Todavía era un país imperialista, con un imperio colonial en África. Era el eslabón más débil de la cadena imperialista, pues su economía estaba rezagada en relación con Europa y los demás imperialismos. La contradicción estaba en el hecho de que estas colonias eran una reserva para que Portugal aún pudiese mantener una posición relativamente privilegiada junto a Europa cuando ya estaba en marcha la formación de la futura Unión Europea, que en aquel momento era la Comunidad Económica Europea (CEE). El problema era el enorme esfuerzo que tenía que hacer esta economía para defender sus posesiones coloniales y, a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, las energías del país comenzaron a agotarse, poniendo en crisis particularmente a la juventud, obligada a servir durante cuatro años en Angola, Mozambique, Guinea Bissau y Cabo Verde.

Así, el detonante de la revolución provino de la crisis en las propias filas de las fuerzas armadas, de la oficialidad y de las tropas portuguesas, sacudidas por el desgaste de la ocupación colonial y por la resistencia de los pueblos africanos en una guerra colonial que ya se prolongaba por más de una década. El ejército portugués se dividió, incluso en su cúpula, y no pudo mantener la explotación colonial tal como estaba. De esa división surgió un ala de la cúpula, representada por el general Spínola, que quería buscar un camino neocolonial. Surgió también en los rangos medios el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA).

De esa efervescencia estalló el 25 de abril: una rebelión de tropas en Lisboa, reflejo del malestar y el odio a la dictadura, que tenía a la cabeza a Marcelo Caetano, tras la muerte de Salazar. Esta sublevación militar rápidamente derrocó al gobierno y abrió las compuertas para que las masas populares entrasen en escena, saludando la caída de la dictadura. La población se dirigió a los soldados para ofrecerles claveles y al mismo tiempo arremetió contra las viejas instituciones y sus agentes, contra la PIDE[ 2], contra los odiados autócratas y sus apoyadores económicos, la burguesía portuguesa.

La revolución portuguesa fue consecuencia directa de la revolución colonial que repercutió en los centros y en las masas urbanas metropolitanas y de inmediato se transformó en una revolución obrera. A partir del 25 de abril, la clase obrera y la población metropolitana entraron en escena en un proceso de ascenso y organización que barrió el país y obligó a gran parte de la burguesía monopolista portuguesa a abandonar las fábricas e incluso abandonar el país. Los comités de fábrica se multiplicaron y la base de las fuerzas armadas también se organizó en comités. La revolución colonial en África, que fue parte del proceso, siguió desarrollándose, y la mayoría de las colonias africanas dejaron de serlo.

El 25 de Abril desencadenó un proceso revolucionario en plena Europa, que galvanizó a la vanguardia y abrió discusiones entre las organizaciones. Entre el estalinismo y el trotskismo, la polémica era si se trataba de una revolución democrática, cuya tarea era conquistar una democracia y abrir una larga etapa de desarrollo capitalista, como pensaba el Partido Comunista Portugués (PCP), o si, como pensaban los trotskistas, era una revolución obrera y socialista que se abría con la derrota de la dictadura y, a partir de ahí, estaba planteada la cuestión del poder para la clase obrera.

La expropiación y la nacionalización de los bancos y de los grandes conglomerados empresariales, llevadas a cabo después de marzo de 1975, la multiplicación de los órganos de poder dual, las ocupaciones de tierras, las huelgas –como las de Lisnave, TAP, CUF y otras fábricas centrales del cinturón industrial de Lisboa– ​​son una expresión taxativa del carácter obrero y socialista de la revolución, que prueba la tesis transicional de Moreno y niega la etapa de la revolución democrático-nacional defendida por el PCP.

El debate en la IV Internacional

En el interior del trotskismo también hubo profundas discusiones. Dentro del entonces Secretariado Unificado (SU) de la Cuarta Internacional, existían dos grandes corrientes: la mayoritaria o TMI, encabezada por Ernest Mandel y de la que formaban parte Livio Maitan y otros dirigentes, y la minoría, organizada en la FLT, encabezada por el SWP norteamericano, con dirigentes como Joe Hansen, quien estuvo representado en esa discusión por un material de Gus Horowitz, y que incluía a Moreno, dirigente del PST argentino, y otras organizaciones latinoamericanas. Durante este debate sobre Portugal, surgieron diferencias dentro de la propia FLT, que se expresan en este libro, que llevaron a su división. Moreno decidió entonces dejar la FLT y construir la Tendencia Bolchevique (TB).

Los temas en debate son muy actuales. La comparación entre Portugal y el proceso abierto por la Revolución Rusa de febrero de 1917 es muy importante y lleva a Moreno a conclusiones diferentes de las de Maitan y Horowitz en relación con varias definiciones: ¿qué era el MFA? ¿Qué tipo de gobierno era el gobierno MFA-PC? La opción de Moreno fue compararlo con Kerensky, de la Rusia en 1917. De esa comparación surgía una perspectiva diferente, un programa de transición adecuado y una opción similar a la de los bolcheviques para enfrentar ese gobierno  y de perspectiva de poder; sobre el carácter de las direcciones reformistas, como el PC y el PSP, que Moreno comparaba con los mencheviques y los socialrevolucionarios rusos; sobre qué era el MFA, que para Moreno representaba a la pequeña burguesía, tratando de encuadrar a los trabajadores y desviar el proceso, y cómo enfrentarlo; sobre la combinación de las banderas democráticas con las banderas socialistas; sobre la necesidad de buscar la formación de organismos de poder obrero que cumplan el papel que jugaron los soviets en la Revolución Rusa, centralizando los comités existentes.

De la revolución a hoy

De las posibles perspectivas para la revolución portuguesa de 1975, se impuso la acción traidora de los aparatos del PCP junto con su aliado, el MFA, y el Partido Socialista de Mario Soares. El proceso fue desviado y los organismos de poder desmantelados. Se impuso la democracia burguesa y la sumisión a la CEE y, posteriormente, a la Unión Europea. Las conquistas de la revolución, como la nacionalización de los bancos y el control obrero sobre muchas empresas, fueron desmantelándose paulatinamente.

Hoy, Portugal está en la Unión Europea en una posición completamente subordinada. Perdió peso y bajó un escalón en su ubicación internacional. Dejó de ser un país imperialista para convertirse en una semicolonia del imperialismo alemán a través de la Unión Europea. Su régimen es una democracia, pero los límites de ese régimen quedaron muy claros cuando estalló la crisis de 2008 y se vio obligado a tragarse los dictámenes de la Troika BCE-FMI-UE [3]. Tuvo que tragarse la pérdida de soberanía, y aún hoy sus presupuestos anuales están sometidos a esas instituciones imperialistas.

Por otro lado, los partidos reformistas que actuaron en 1974-1975 para evitar que el proceso revolucionario pusiese en riesgo el capitalismo portugués, el PCP y el PS, siguen siendo los sostenedores del orden vigente. Más recientemente, el PS, desgastado por años de administración del capitalismo portugués en retroceso, fue destituido del gobierno y su primer ministro, José Sócrates (2005-2011), fue procesado y preso. Después, sin embargo, aprovechó la derrota y caída del partido de centro-derecha que lo sucedió, el PPD/PSD (el mismo de 1974-1975) para lanzar una cara nueva, Antônio Costa, y volver a ser gobierno.

Las organizaciones de ultraizquierda de 1974-1975, como los maoístas, también salieron golpeadas por sus errores políticos. La mayoría desapareció. Las que sobrevivieron, como la UDP y un sector de los antiguos trotskistas (los que siguieron a Mandel en aquel proceso) formaron una organización de izquierda que, tras algunos vaivenes, cobró cierto peso electoral, el Bloco de Esquerda (BE). El BE pasó por un proceso de adaptación a los mecanismos de la democracia burguesa y también de la Unión Europea, que lo alejó de una perspectiva revolucionaria. En los últimos años, pasaron a apoyar el nuevo gobierno del PS de Antônio Costa, jocosamente llamado “Geringonça”. Esta vez, apoyan a gobiernos como el del Partido Socialista Portugués, que se somete por completo a los dictados de la Unión Europea. Protestan contra ciertas medidas, pero mantienen el apoyo en nombre de un supuesto mal menor.

La repercusión en el Brasil

La Revolución de los Claveles tuvo un fuerte impacto en el Brasil. En ese momento, vivíamos bajo la dictadura militar. Ante la represión reinante aquí, se siguió con interés la revolución portuguesa y las libertades conquistadas, lo que se vio facilitado por la lengua común. Había una gran simpatía por la lucha de nuestros hermanos trabajadores portugueses y por la liberación de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y Cabo Verde.

En ese momento, Chico Buarque escribió letras de canciones como “Tanto Mar”, en la que el “viejo clavel” hace una referencia a la revolución y anhela ser trasladado del otro lado del mar hacia el Brasil:

Foi bonita a festa, pá

         La fiesta fue hermosa, pá,
Fiquei contente.

         Quedé contento.
E ainda guardo, renitente

         Y todavía conservo, a regañadientes,
Um velho cravo para mim.

         Un clavel viejo para mí.
Já murcharam em tua festa, pá

         Ya se marchitaron en tu fiesta, pá

(…)

Sei que há léguas a nos separar

         Sé que nos separan leguas
Tanto mar, tanto mar

         Tanto mar, tanto mar
Sei também quanto é preciso, pá

Sé también cuánto cuesta, pá
Navegar, navegar.

Navegar, navegar.
Canta a primavera pá

Canta la primavera, pá
Cá estou carente

Aquí estoy carente
Manda novamente algum cheirinho

¡Mándame nuevamente algún olor
De alecrim!

De romero!

Incluso la música de “Fado tropical”, de la obra Calabar (1973), de Chico Buarque y Ruy Guerra, de antes de que estallara la revolución, fue considerada subversiva a partir de 1974, pues la letra decía: “Ay, esta tierra aún cumplirá su ideal, aún va a tornarse un inmenso Portugal”. Pronto fue perseguida por ello.

La relación entre los revolucionarios brasileños y portugueses

También hubo una relación por la educación internacionalista, para el intercambio de cuadros, el envío de militantes brasileños que fueron a ayudar en la revolución portuguesa, y las discusiones que se dieron en el Brasil en aquel momento.

La primera organización revolucionaria vinculada a la corriente morenista de la Cuarta Internacional, la Liga Operária, comenzó a actuar en el Brasil en 1974. Participó, poco más de dos años después, del esfuerzo de la corriente para intervenir en la revolución portuguesa con sus cuadros. Los debates sobre el proceso revolucionario de Portugal fueron importantes para consolidar la joven Liga Operária y preparar su futuro desarrollo. Este texto de Moreno ayudó a formar las primeras camadas de cuadros de la organización. Publicamos este libro para retomar y socializar las lecciones de esta poderosa revolución obrera.

São Paulo, 16 de abril de 2019

[1]  Sobre el Estado Novo, régimen dictatorial inaugurado por António de Oliveira Salazar. Estuvo en vigencia en Portugal desde 1933 hasta 1974, cuando fue derrocado por la Revolución de los Claveles (Nota de la edición brasileña).

[2]  La PIDE (Policía Internacional y de Defnesa del Estado) fue la policía política portuguesa y la principal fuerza de represión durante la dictadura de Salazar.

[3]  Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, Unión Europea.

[4]  Autor del libro Cidadania ou classe? – O Movimento Operário da década de 80 [¿Ciudadanía o clase? – El movimiento Obrero de los ’80] (2005) y organizador de Oriente Medio – Una perspectiva marxista (2007), ambos lanzados por la Editora Sundermann.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 25/4/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

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