Hablamos con Martín Garcia, director de Pan, Paz y Tierra

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Martín Garcia, 30 años. Nacido en San Pablo. Comenzó su carrera en 2008. Su primer trabajo cinematográfico, como asistente, fue en la película “Cara e Coroa”.

Trabajó como asistente de producción, asistente de fotografía, asistente de arte, y actualmente es director de arte.

En Brasil, la mayoría de sus trabajos fueron realizados en San Pablo, pero también en Rio de Janeiro, Belo Horizonte y Porto Alegre, así como en otros países (Jamaica, EEUU, Cuba y Colombia).

Como director de arte realizó diversas filmaciones para publicidad y un largometraje.

¿Por qué un documental sobre la revolución rusa?

A causa de mi familia, la revolución rusa siempre estuvo muy presente en mi vida. Pienso que es importante que ella también esté en otros lugares. Siento que estamos ayudando un poco para que eso suceda.

Todos los que ven Pan, Paz y Tierra opinan que es un documental diferente de todos los que se han hecho sobre la revolución rusa. ¿Opinas, también, que es diferente? ¿Por qué?

Me parece que la mayoría de los documentales sobre el tema son muy didácticos, prácticamente una clase sobre historia. Nosotros intentamos usar los recursos cinematográficos para crear un ambiente que contase la historia, pero que también sea atractivo como pieza audiovisual.

¿Te inspiraste en algún otro director para hacer este trabajo?

La primera referencia fue un cortometraje sobre el 11 de setiembre, de Ken Loach. Ese corto combinaba imágenes históricas con una cobertura documental simple y una historia contada a través de una persona que vivió aquella situación. Pensé que el nuestro podría ser una combinación de varios cortos como ese, cada uno con un personaje relacionado a la revolución. Con el proceso de realización, él se fue transformando y creando su propia estructura.

Después vinieron diversas referencias más específicas para algún aspecto técnico de la película. Pero esa fue una primera, que ayudó a nortear el comienzo del proyecto.

¿Cuánto tiempo llevó la realización del documental?

Desde los primeros estudios y concepción de la película hasta ahora fueron tres años de trabajo.

Sabemos que la mayoría de los profesionales que trabajaron en el documental, inclusive tú, no recibieron ningún tipo de pago. ¿Cómo se dio eso?

Sabíamos que el presupuesto para la realización de la película no sería grande, por eso decidimos concentrar lo que teníamos en la estructura. Y los cachés son prácticamente una contribución del equipo al propósito de la película.

Ya estuviste en otros países donde se dieron revoluciones triunfantes como Cuba y China. Cuando viajaste a Rusia por el documental, ¿qué impresión te provocó, especialmente conocer Moscú y San Petersburgo?

Fue una experiencia maravillosa. Por estar con muchas personas que conocen profundamente la historia de lo que pasó allá, y por estar yo metiéndome en esa historia; fue muy interesante.

Trabajas mucho con cine publicitario. ¿Tu objetivo es continuar en esa área o tienes otros planes?

La publicidad es una parte de mi trabajo; pretendo combinar haciendo películas en las que creo.

Vimos que dedicaste la película a tu madre, Cilinha. Ella tuvo alguna influencia en tu carrera artística y, particularmente, en este trabajo sobre la revolución rusa?

Ella es una influencia diaria en mi vida en todos los aspectos. En la película, además de ser una referencia y una motivación, ella trabajó directamente, ayudó a conceptuar el proyecto y preparó todo el material que sería trabajado en el capítulo de Helena.

Entrevista tomada del libro Pan, Paz y Tierra, capítulo Los cineastas, pp. 248-250.