Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

Continúa la entrega de nuestro petróleo y gas a las multinacionales


Mientras el Presidente Maduro despotrica contra la “guerra económica” y la injerencia de Estados Unidos en Venezuela y lo acusa de estar apoyando “un golpe suave”, 


el vicepresidente del área económica, ministro del Petróleo y Minería y presidente de PDVSA (Petróleos de Venezuela), Rafael Ramírez, anunciaba en la hermosa Maracaibo, rodeado de los ejecutivos de algunas de las más importantes multinacionales petroleras, la firma de un contrato (en realidad línea de crédito) por dos mil (2.000) millones de dólares para “elevar el nivel de actividad en el país de esas empresas” (Tal Cual, El Universal, 22-5-2014).



Estamos hablando de la alemana Schlumberger número uno en el mundo de los servicios petroleros, la Halliburton (que se encargó de la recuperación de los pozos petroleros luego de la invasión a Irak y que tuvo como director a Dick Cheney (¿les suena?), ex vice de George Bush (aquel que olía a azufre en la reunión de la ONU). Y la Weatheford, también de servicios petroleros y “experimentada en recuperar pozos”.



Una larga historia de entrega



Estos acuerdos no son novedosos para este gobierno. El año pasado, el mismísimo Ramírez anunció la firma de un contrato por también dos mil millones de dólares en forma de “préstamo” con la multinacional imperialista Chevrón, la misma que en Ecuador está acusada de contaminar el Amazonas, y a la que en el oriente de nuestro país ya se le había entregado en concesión años atrás gran parte de la plataforma deltana. Luego también Ramírez anunció acuerdos con Repsol, multinacional con su casa matriz en España, por 1.200 millones de dólares. Esta vez el contrato contempla la entrega del pozo Cardón IV, para la extracción de gas. ¡Digamos de paso que este pozo gasífero es el más importante de Venezuela y el más grande del continente americano!

También, anunció Ramírez que se firmaban contratos con la rusa Gazprom, la china CNPC y la ENI de Italia, todo esto por varios miles de dólares (según el gobierno más de 10 mil millones).



Todos estos contratos se hacen, aparentemente, bajo la forma de “empresas mixtas”, menos los de gas. Nadie todavía conoce los términos de los contratos. Pero al ver la actual situación de PDVSA, que debe recurrir cada vez más a “préstamos” y a un mayor endeudamiento externo, no parecen ser buenos para el país. Muchos de estos acuerdos se pagan con petróleo. Ni un dólar ingresa a las arcas nacionales. Al igual que los acuerdos con China. Estas empresas “mixtas” en realidad son gerenciadas por las propias empresas extranjeras, tomando decisiones sobre la producción e inversión ¿Y la soberanía nacional? ¿Y el antiimperialismo? ¿Y las denuncias de injerencia del imperialismo en Venezuela?



¡Nuevamente, nacionalización 100% del petróleo con control obrero!



Las empresas mixtas, los contratos con las multinacionales, han creado una situación de mayor dependencia con el imperialismo. Los discursos del oficialismo contra EE.UU. son palabras vacías, pura palabrería. La realidad es que el imperialismo tiene total injerencia en Venezuela a través de controlar nuestra industria más importante. Por más denuncias que se hagan, la política del gobierno favorece totalmente al imperialismo y las multinacionales. No hay mayor “injerencia extranjera” que esta en los asuntos de Venezuela.



Los trabajadores y el pueblo debemos luchar por otra política. Una política de independencia nacional. Nuestra soberanía se defiende nacionalizando totalmente nuestro petróleo, con un verdadero control de sus trabajadores, con la suspensión del pago de la deuda, tanto interna como externa, y no con contratos escondidos de los que el pueblo nada sabe.



Se debe formar una comisión investigadora con los sindicatos de base, delegados de prevención no corruptos y activistas obreros, elegidos en asamblea, para publicar los contratos y comprobar si son lesivos a la soberanía nacional. Mientras con el dinero de la suspensión de los pagos al extranjero debemos reactivar a PDVSA y las empresas básicas, empezando por valorar el trabajo de sus obreros y empleados. Reinvirtiendo todo lo necesario en mantenimiento y producción. Y los corruptos que vayan presos.


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