Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Trump intensifica la guerra comercial y la de clases

Donald Trump está aumentando su guerra de ataques económicos con una propuesta de acuerdo bilateral entre Estados Unidos y México que sustituye el Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio (NAFTA) entre los Estados Unidos, México y Canadá. Eso obliga a México a hacer nuevas concesiones, mientras exige de Canadá, si se quiere juntar, cambios sustanciales en sus relaciones económicas, en beneficio de los Estados Unidos.

Por: Peter Windeler – ISL, Inglaterra

A inicios de este año, Trump anunció que se impondrían tarifas sobre las importaciones de acero (25%) y aluminio (10%) a partir del 23 de marzo. China acusó a los Estados Unidos de lanzar la mayor guerra comercial de la historia, con la imposición de impuestos de U$S 50.000 millones sobre estos productos importados de China, que reaccionó aplicando impuestos sobre la soja, el algodón, el maíz, el tabaco y los automóviles fabricados en los Estados Unidos.

Eso significa que el capitalismo fue incapaz de negociar sus reglas de comercio entre los países. La Organización Mundial del Comercio (OMC) define las reglas del comercio, y la más reciente rueda de negociaciones, la “Rodada de Doha”, no consiguió llegar a un acuerdo a pesar de haber llevado diecisiete años. El resultado líquido puede ser una caída general del crecimiento mundial de 1% y una reducción de 5% del crecimiento de EEUU.

Pero estos impuestos llevarán a resultados conflictivos en los EEUU, empeorando su posición, alimentando el fuego de futuros conflictos.

Donald Trump no está solo en la imposición de impuestos sobre el acero, George W. Bush intentó las mismas medidas en 2003, y el equivalente americano de Jeremy Corbyn, Bernie Sanders, un senador de Vermont que concurrió en las primarias presidenciales del Partido Demócrata, dijo que apoya las tarifas.

Mientras Trump dice que “… las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, un profesor de Princeton argumenta que los EEUU declararon guerra al sistema de comercio.

Trump prometió imponer tarifas en su campaña electoral presidencial. Eso fue bienvenido en los Estados de Ohio, Pensilvania e Indiana, productores de acero. Pero su postura llevó a la renuncia de su principal consejero económico, Gary Cohn.

Incluso hasta una empresa de punta como la Harley-Davidson está cerrando su fábrica en Kansas City, toda vez que las tarifas comerciales aumentarán el costo de producción en los EEUU. Ahora, muchas otras grandes empresas están amenazando transferir la producción para sus fábricas en el exterior.

En el Reino Unido, donde la industria siderúrgica lucha por la sobrevivencia, los nuevos impuestos pueden ser fatales, porque 7% de la producción (350.000 toneladas) es exportada para los EEUU.

Otros países que se verán afectados son el resto de la Unión Europea (UE), Brasil, Japón y Corea del Sur.

La perspectiva de una profundización de la guerra comercial, la desaceleración del crecimiento y la emergente crisis de la deuda en algunos países exponen las principales líneas divisorias del imperialismo luego de 2008.

Lo que Trump está intentando hacer, en conflicto con algunos sectores poderosos del capitalismo norteamericano, es reestructurar la economía mundial en beneficio de las grandes empresas de los EEUU para aumentar su monopolio, como ocurrió después de la crisis de 2008, esto es, una centralización aún mayor del capital financiero. Pero toda producción, en cualquier parte del mundo, debe seguir la ley de la productividad del trabajo,; el acero está siendo producido fuera de América [del Norte] más eficientemente, esencialmente con mayor productividad del trabajo. El nacionalismo económico resultará en una reducción de la productividad.

Trotsky, en la década de 1930, al discutir el nacionalismo económico de Alemania y de Italia, comparó las tentativas de resolver los problemas del capitalismo a través del nacionalismo con la leyenda de Procusto, el bandido griego que estiraba o cortaba las piernas de sus cautivos para hacerlos caber en su cama.

Las tarifas llevarán también a la inflación, en la medida en que los costos de producción aumenten pero no su valor. La inflación es la expresión del desorden de las relaciones internas del capitalismo.

Trotsky habló de los EEUU como el tipo más perfecto de desarrollo capitalista. Tenía un gran mercado interno y superioridad tecnológica y económica en comparación con sus principales rivales de Europa.

Las tendencias de monopolio y de control por el capital financiero continuaron en el período de posguerra. Y luego de la crisis económica de 2008, a pesar de toda la conversación sobre la regulación de la actividad bancaria, los bancos se volvieron todavía más poderosos.

“La consolidación del sector bancario después de la crisis financiera de 2008 –entre 1992 y 2017, el número de bancos comerciales de los Estados Unidos disminuyó de 11.463 a 5.796 o aproximadamente -49%– hay un total de 122 grandes y gigantes bancos que controlan colectivamente 82% de todos los activos bancarios comerciales… los cuatro mayores bancos de los EEUU detentan cerca de 41% del total de activos bancarios en 2017”[1].

Estados Unidos todavía tiene fuerza económica y poder militar. Y busca resolver problemas económicos por medios políticos, económicos o militares (en el período de posguerra, por guerras locales, regionales, o en nombre de otros países).

Los Estados Unidos usaron la crisis de Corea del Norte para establecer un sistema de misiles que puede alcanzar toda China. La lógica capitalista es que la guerra militar o su amenaza acompañan la guerra comercial.

Pero incluso con tal concentrado, la situación cambió. La ventaja técnica de los EEUU fue reducida, en comparación con China, Japón, y una serie de naciones recién industrializadas.

Guerra comercial no es solución para los trabajadores

Los trabajadores del Reino Unido no deben ponerse del lado de los defensores de la guerra comercial.

La creciente inestabilidad en el mundo, en la UE y en el Reino Unido significará que la clase dominante combinará la austeridad con el Brexit y los efectos de la guerra comercial bajo el eslogan “estamos todos juntos”, para hacer que los trabajadores paguen por su crisis.

La única solución real es que la masas del mundo hagan que las multinacionales correspondan a las necesidades humanas.

Por el momento, Trump está intentando actuar como Arquímedes y usa a los Estados Unidos como el punto de apoyo de su palanca para poner al mundo cabeza para abajo; no obstante, sus esfuerzos serán infructíferos.

Solamente la clase trabajadores puede defenderse, y su mejor y única defensa duradera es una lucha de masas por el socialismo y por la destrucción del poder de la clase dominante.

Una revolución victoriosa de los trabajadores en un país inspiraría eventos semejantes en todo el mundo. Muy rápidamente, con cooperación, la producción puede ser organizada para atender las necesidades de todos.

[1] lavozlit.com/what-is-imperialism-a-marxist-understanding-part-1/

Artículo original en inglés, tomado de Socialist Voice n.° 33, Inglaterra.

Traducción al portugués: Marcos Margarido.

Traducción al castellano: Natalia Estrada.

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