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25 abril, 2024

Trotsky y la fundación de la IV Internacional

A 71 años de su asesinato.

El 20 de agosto de 1940, en Coyoacán, México, donde estaba exiliado, León Trotsky fue atacado por un agente de la GPU, policía política rusa, por orden de Stalin, su antiguo camarada.


Trotsky murió al día siguiente. Las razones del asesinato están íntimamente ligadas a los principales combates que dio en su vida. Recordarlos es imprescindible para encarar los desafíos que tenemos los revolucionarios en la actualidad.

Hoy la situación mundial está atravesada por la mayor crisis económica desde 1929. Para la LITCI esta crisis se desarrolla en el contexto de una situación revolucionaria mundial. Y tiene el marco de la restauración capitalista en los ex estados obreros y de la caída del aparato stalinista mundial por las revoluciones en Europa del Este en los ´90. Implica que se ponen a la orden del día estallidos sociales y revoluciones como reacción de los trabajadores y pueblos a los sinsabores de la crisis. La irrupción de los trabajadores y jóvenes europeos y la revolución árabe son claras expresiones de esto.

¿Qué hace falta? En palabras de Trotsky: “La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis histórica de su dirección revolucionaria” 1.

Homenajeamos a Trotsky como el continuador de Octubre y fundador de la IV Internacional, máxima expresión de su tenacidad en la tarea de la revolución socialista mundial.

Uno de los más grandes dirigentes bolcheviques

Trotsky presidió el Soviet de Petrogrado, organización obrera de masas, en la revolución de 1905 y también en 1917. Encabezó el Comité Militar Revolucionario que condujo el asalto al Palacio de Invierno y a la toma del poder por los trabajadores en 1917. En el joven estado obrero, a la par de ocuparse de otras tareas fundamentales, organizó el Ejército Rojo, millones de combatientes que dieron la victoria a la revolución en la guerra civil, entre 1918 y 1921, enfrentando a 14 ejércitos de las principales potencias imperialistas.

Junto con Lenin, Trotsky fue también uno de los fundadores y dirigente de la III Internacional, la Internacional Comunista. La continuidad de la batalla de Lenin La primera revolución socialista de la historia había triunfado en un país atrasado y no en uno de los principales países imperialistas. Otras revoluciones que habían estallado en Europa al fin de la Primera Guerra Mundial, fueron derrotadas y el estado obrero ruso quedó aislado.

Además, la vanguardia obrera surgida de la revolución se había volcado a su defensa. La guerra civil cobró la vida de los mejores y abrió paso a sectores más atrasados y acomodados. Todo esto originó tendencias burocráticas en el nuevo estado obrero y en el Partido Bolchevique. Lenin en sus últimos años combatió incansablemente contra esta degeneración burocrática. A su muerte fue Trotsky quien recogió ese legado. Por el contrario, Stalin, Secretario General del partido, era el principal promotor de esas tendencias burocráticas.

La persecución del stalinismo

Para mantener sus privilegios, la burocracia stalinista necesitaba destruir la herencia de los bolcheviques: cambiar la política, la teoría, el programa, la moral, la concepción del partido y del estado obrero. Pero también debía derrotar a la vanguardia proletaria, desterrar la democracia obrera del partido y de los soviets y eliminar política y físicamente a los opositores.

Los Procesos de Moscú son la mayor expresión de estos objetivos. En ellos se hizo patente el desarrollo de una moral opuesta al bolchevismo, ya que se basaron en calumnias y falsificaciones de la realidad. Esas parodias de juicios ejecutaron a los principales dirigentes de la época de Lenin al mismo tiempo que se enviaron a Siberia y a la muerte, en campos de trabajos forzados, a miles de miembros de la Oposición de Izquierda, fundada por Trotsky.

Contra Trotsky, la persecución fue implacable. Era el dirigente más prestigioso, después de Lenin, el más consecuente opositor del stalinismo, quien batalló siempre contra la alianza de clases, por la revolución socialista mundial y el que planteó la necesidad de una revolución política para derrocar a la burocracia y restituir la democracia obrera. Representaba un peligro para los privilegios burocráticos.

En 1928 Trotsky fue expulsado de la Unión Soviética. Desde entonces la muerte acechó al viejo dirigente bolchevique. Varios de sus más estrechos colaboradores, entre ellos su hijo León Sedov, fueron asesinados por los agentes de Stalin.

La burocracia stalinista hizo campañas internacionales de desprestigio y difamación contra Trotsky. Lo borró de los libros, las fotografías, los documentos.

La persecución concluyó con la orden de su asesinato. La intención de Stalin era cortar el último eslabón que unía a las viejas con las nuevas generaciones de revolucionarios.

La fundación de la IV Internacional

Durante la Primera Guerra Mundial la II Internacional traicionó a los trabajadores con el apoyo de cada partido a sus propios gobiernos burgueses.

Luego de la Revolución Bolchevique, Lenin y Trotsky fundaron la III Internacional, el Partido Mundial de la Revolución.

Stalin usurpó la III Internacional y la colocó al servicio de los intereses burocráticos. Así, frente a los grandes hechos de la lucha de clases que se produjeron entre ambas guerras mundiales, la Revolución China de 192528, la guerra civil española o el gobierno de frente popular en Francia, la III stalinista constituyó un freno a nuevos triunfos revolucionarios.

En 1933, luego de años de batallar, Trotsky decidió romper con la III ante la política nefasta del PC alemán, que permitió el ascenso del nazismo en ese país.

El stalinismo concretó así uno de sus más grandes crímenes, la destrucción de las dos mayores conquistas organizativas del proletariado mundial: el Partido Bolchevique y la III Internacional.

Mientras defendía los logros socialistas en la propiedad, que aún se mantenían en la URSS, Trotsky llamó a construir una nueva Internacional marxista, opuesta a la burocracia stalinista, planteando que las conquistas de Octubre sólo podrían perdurar si el camino del estado obrero se unía al de la revolución mundial.

La IV Internacional, aunque nació muy frágil, fue el nexo entre la generación bolchevique que dirigió la primera revolución obrera triunfante y construyó la III Internacional, con las nuevas camadas revolucionarias surgidas entre las dos grandes guerras. La IV recogió la política, teoría, moral, programa y concepción de partido de la III Internacional bolchevique. Por eso la corriente internacional organizada por Trotsky se llamó a sí misma: bolchevismo leninismo.

La elaboración respecto de los nuevos acontecimientos mundiales, la degeneración del estado obrero ruso, el surgimiento del fascismo, se concretó en el documento pilar de la IV Internacional, escrito por Trotsky: el Programa de Transición.

A la vez la IV Internacional surgió para dar respuesta a la crisis de dirección revolucionaria producida por la degeneración de la III Internacional. Se constituyó como dirección revolucionaria alternativa a la socialdemocracia y al stalinismo y para dirigir futuros ascensos revolucionarios contra el imperialismo o contra la burocracia.

La tarea fue extremadamente difícil debido al avance del stalinismo y del fascismo. Tuvieron que combatir la teoría del frente popular, de la conciliación de clases, del socialismo en un solo país, propagada desde la URSS. También debieron enfrentar las posiciones de los sectores impactados por las atrocidades stalinistas, quienes se negaban a defender las conquistas de la revolución, los “antidefensistas”.

Finalmente, en París, el 3 de setiembre de 1938, en medio de una ola de terror stalinista, se fundó la IV Internacional. Trotsky no pudo asistir por razones de seguridad y el Congreso de Fundación duró sólo un día, por iguales motivos. Se comenzaba de nuevo, pero no desde cero: era la coronación de la batalla contra la degeneración del estado obrero, del Partido Bolchevique y de la Internacional Comunista.

En su diario personal escrito en el exilio noruego en 1935, Trotsky afirmaba, sobre la fundación de la IV Internacional: “Sigo pensando que el trabajo en el cual estoy empeñado, a pesar de su carácter extremadamente insuficiente y fragmentario, es el más importante de mi vida; más que el de 1917, el de la guerra civil o cualquier otro”.

Notas

1 Trotsky, Programa de Transición, 1938

Fuente: Avanzada Socialista n° 9, Periódico del PSTU-Argentina

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