Sáb Abr 20, 2024
20 abril, 2024

PSOL: ¿Siguiendo los pasos del PT?

En las últimas semanas, una serie de posicio­namientos políticos de la dirección del PSOL levantó cuestionamientos de todas partes, inclusive de los propios militantes y simpatizantes del partido. Primero, ante la re­forma política, totalmente reac­cionaria, presentada en la Cáma­ra de Diputados, el PSOL votó, en bloque, a favor de retirar el tiempo de TV de los partidos que no tienen diputados: PSTU, PCB, PCO y PPL.

Por: Bernardo Cerdeira

Después, cuando los grandes partidos empeoraron, aún más, la contrarreforma política, prohibiendo a los partidos con menos de nueve diputados participar de los debates en TV, lo que exclui­ría al propio PSOL, la dirección del partido resolvió buscar al ex presidente Fernando Henrique Cardoso (FHC), para pedir su apoyo y el del PSDB contra esta última me­dida. No obstante, no retiró el apoyo que había dado a la exclusión de la TV de los partidos de izquierda.

Por otro lado, el PSOL fue uno de los convocantes a los actos del día 20 de agosto, junto con una serie de organizaciones oficialistas como el PT, el PCdoB, CUT, UNE, MST y otras. Los actos tuvieron un claro carácter de defensa del gobierno contra un supuesto gol­pe, a pesar de las críticas al ajuste fiscal. Solo una corriente interna del PSOL, el MES, resolvió a último momento no participar.

¿Son hechos aislados o revelan una orientación política?

La defensa de las libertades demo­cráticas no es más un principio? El PSOL defiende su derecho a participar en los debates (lo que apoyamos plenamente), haciendo um llamado democrático a FHC y al PSDB, pero vota a favor de supri­mir el tiempo de TV de los demás.

Ahora bien, la defensa de las libertades democráticas siempre fue un principio para cualquier demó­crata. Para la izquierda, siempre perseguida y que sufrió con la represión y la ilegalidad de los partidos durante los más de 20 años de dictadura brasileña, este principio es, o debería ser, aún más preciado. Sin embargo, para el PSOL, no es así. La defensa de las libertades democráticas depende de sus intereses par­tidarios.

Podríamos decir que es una posición mezquina, pero es mucho peor. Esta postura educa mal y confunde a miles de militan­tes y seguidores del PSOL. Vo­tar por la supresión de libertades democráticas aunque para pocos, significa apoyar una medida autoritaria, que intere­sa a la burguesía, a la derecha. Esta medida, hoy, alcanza a cuatro partidos, pero abre el camino para que, mañana, se voltee contra todas las organizaciones de trabajadores. Además, ahora incluso el PSOL ya está probando de su propio remedio.

Lamentablemente, estas no son posiciones ocasionales. Son parte de una concepción política general, que se refleja en toda la po­lítica del PSOL.

¿Menos peor?: El PSOL y el gobierno de Dilma

El primer problema, en relación con la política del PSOL, es su postura ante el gobierno de Dilma. En las declara­ciones y discursos, los dirigen­tes del PSOL asumen una postura crítica con relación al gobierno. Pero, en mo­mentos decisivos, el partido ha apoyado al gobierno. Esto fue así en la segunda vuelta de las elecciones de 2014. La Dirección Nacional del PSOL señaló “ningún voto a Aécio”. Esto abrió camino para que, cuatro de los cinco diputa­dos del partido, llamasen a votar por Dilma. El PSTU, al contrario, llamó al voto nulo, pues consideramos que la disputa era entre dos coaliciones burguesas.

Meses después de las elecciones, ¿cuál es el balance sobre el apoyo a Dilma? El gobierno del PT aplicó, en este cuarto período, uno de los mayores ataques a los trabajadores y a los sectores populares: ajuste fiscal, retiro de derechos, desempleo y mucho más. Además, está atascado en la corrupción. Por eso, es odiado por los trabajadores y su desprestigio es el mayor que tiene un presiden­te en más de 30 años. Y, ahora, ¿cómo justificar el voto a Dilma en la segunda vuelta?

Pero, el problema puede ser peor. El acto del día 20 de agosto fue convocado para contraponerse a los actos convocados por el PSDB y grupos de derecha en todo el país. Esto fue evidente. Todos los partidos y organizaciones oficialistas (PT y CUT en primer lugar) adhirieron, inmediatamen­te, para manifestarse contra un supuesto golpe. Ahora bien, hablar de golpe es ridículo cuando toda la burguesía, representada por el Bradesco, el Itaú, la Red Globo, fe­deraciones patronales, como la FIESP y la FIRJAN, se pronunció contra el impeachment y pide estabili­dad.

En este contexto, estos actos contra la derecha y el ajuste fiscal eran, en realidad, actos en defensa del gobierno. En la coyuntura actual, nada puede explicar que un par­tido como el PSOL, que se dice de oposición al gobierno, ayude a convocar y vaya a un acto de ese tipo, si no fuera por ceder a las presiones del PT y colocarse en el campo del gobierno, incluso con críticas.

Dime con quién andas… ¿Alianzas con la burguesía o independencia de clase?

El voto a Dilma en la segunda vuelta y la convocatoria con­junta a un acto en defensa del gobierno petista tienen una ex­plicación. La dirección del PSOL comparte la misma concepción de la dirección del PT en un punto central: defiende un programa meramente demo­crático para el país, no una salida socialista, y ve como na­tural las alianzas de clase con la burguesía.

Esto se vio en las elecciones del año pasado. En el debate de la Red Globo, Luciana Genro no defendió ninguna medida que fuese contra el sistema capita­lista. No habló de suspensión del pago de la deuda, de la es­tatización de los bancos, de la rees­tatización de las empresas priva­tizadas o de la nacionalización de las tierras con expropiación del latifundio y de grandes em­presas del agronegocio.

Por otro lado, el PSOL ya había votado una política de alianzas electorales que no ve impedimentos en incluir par­tidos burgueses. Pero, lo peor fue la posición de aceptar financiamiento de grupos empresa­riales.

El PSOL aceptó el finan­ciamiento del grupo Zaffari. Antes, ya había aceptado financiamiento de la Gerdau. En realidad, las empresas no financian campañas. Ellas prestan dinero que cobrarán después, con intereses, de los candi­datos electos. Con eso, amar­ran totalmente a candidatos y partidos de izquierda a los in­tereses de la burguesía. Así, acaban con la independencia de la clase trabajadora y con cualquier posibilidad de que esos partidos luchen consecuentemente contra el capita­lismo. La burguesía viene aplicando este tipo de cooptación económica hace más de un siglo, desde que domesticó a los partidos socialdemócratas europeos. La historia reciente del PT muestra, claramente, que ese camino termina abiertamente en cor­rupción.

El ejemplo de Macapá: El PSOL en el gobierno, ¿sería diferente?

Uno de los problemas más importantes es que la con­cepción del PSOL es, en esencia, la misma del PT y del PCdoB: concentrar su actuación en las elecciones para elegir diputados o gobiernos posibles dentro del sis­tema actual, y gobernar de acuerdo con sus reglas.

Si observamos el ejem­plo de la Prefectura de Macapá (AP), eso queda claro. El pre­fecto Clécio Luís hizo alianzas con partidos de derecha, como el PROS y el PR, para gobernar. Defiende y aplica políticas de austeridad o privatizantes e, incluso, ataca a los trabajadores si es necesario. Fue el caso de una huelga de profeso­res municipales, que duró varias semanas. Clécio no solo se negó a negociar sino que atacó a los trabajadores, al sindicato y al PSTU, porque este apoyó la huelga.

No estamos hablando de un caso aislado sino de una prefec­tura dirigida por el PSOL en la capi­tal de un Estado. Evidentemen­te, es una vitrina para el partido. Si la dirección del partido estuviese frontalmente contra la políti­ca del prefecto, tomaría medidas contra él y lo expulsaría si él no cambiase su posición. Nada de eso sucedió.

Clécio Luís declaró, en en­trevista a la revista Carta Capital: “Yo no fui al PSOL para construir el PSTU de B”. Tiene razón, eso está muy claro. Hace años, un prefecto, ligado a Convergencia Socialista, tendencia interna del PT que fue la base del PSTU, resolvió tomar medidas contra los trabajadores munici­pales en huelga y cortó el punto de los huelguistas. Nosotros lo expulsa­mos inmediatamente, porque no admitimos que un militan­te nuestro ataque a los trabajadores, mucho menos utilizando al Estado burgués para eso.

Mal ejemplo: ¿Syriza y Podemos como modelo?

Algunos de los máximos di­rigentes del PSOL han puesto como modelo de par­tidos las nuevas experiencias políticas de la izquierda, como Syriza, de Grecia, y Po­demos, de España.

El problema es que, en poco tiempo, este modelo ya fue muy castigado por la realidad. Hay experiencias concretas. El pueblo griego, por ejemplo, vio a Syriza como una gran esperanza para enfrentar la brutal política de austeridad de la Unión Europea y del FMI. Dio su apoyo decidido al gobierno, votando en masa el “No” contra el acuerdo propuesto por la UE.

Sin embargo, Syriza traicionó vergonzosamente esta confianza, sometiéndose a un acuerdo aún peor con la Unión Europea. Estos par­tidos no pasan de reediciones maquilladas de los viejos partidos oportunistas, como la socialde­mocracia europea y… el PT.

¿Adónde va el PSOL?

Nosotros conocemos a muchos militantes del PSOL que son ho­nestos luchadores y revoluciona­rios. Por eso, nos parece im­portante resaltar un punto. Una orientación política que no defiende principios como la independencia de clase ante la burguesía, que no defien­de en los principales momentos un programa anticapitalista y socialista, que prioriza las elecciones por encima de todo, incluso de la defensa de las libertades de­mocráticas, compone una película que ya todos vimos. El final de la historia fueron los gobiernos del PT, con todo lo que eso significa. Pero, todavía hay tiempo para cambiar de rumbo.

Traducción: Laura Sánchez.

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