Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

¿Por qué ser un militante revolucionario?

Muchos luchadores y luchadoras que están ahora en las movilizaciones y huelgas que ocurren por todo el país ya deben haber sido convidados a entrar en el PSTU. Es natural, por lo tanto, que se pregunten por qué es necesario militar en un partido revolucionario.

Por: PSTU – Brasil

Cuando un obrero, un trabajador del servicio público o privado, o un estudiante resuelve entrar en una lucha, sea ella contra los despidos, por salario, contra el desmantelamiento de los servicios públicos o las ocupaciones de escuelas públicas, él o ella ya comienza a avanzar en su conciencia política. La propia lucha lo empuja a participar en las reuniones y asambleas del movimiento, del sindicato, gremio o centro académico.

Él o ella ven la necesidad de organizarse para dar continuidad a su lucha. Si ya existe una entidad y su dirección está contra la lucha, ese activista puede organizarse en una oposición sindical o estudiantil.

Pero cuando la cuestión es organizarse en un partido, ahí surgen grandes dudas: ¿no es suficiente organizarse apenas en algún movimiento, en el sindicato o en la oposición sindical? ¿Los partidos no son solo máquinas electorales para elegir parlamentarios y después de electos corromperse? ¿La traición y degeneración de los partidos comunistas, y ahora del PT, no demuestran que todos los partidos son iguales y que no conducen a nada?

De la respuesta a esas preguntas depende la construcción de una nueva dirección revolucionaria para las luchas que crecen en el país.

No basta organizarse en el sindicato o en el movimiento

La organización sindical o en el movimiento de forma general es muy importante: la participación en los comandos y en los piquetes de huelga, la organización de las oposiciones a los directorios amarillistas [pelegos], etc. Sin embargo, la organización sindical no es suficiente para defender nuestros intereses y conquistar nuestras reivindicaciones.

Por ejemplo, un obrero que lucha contra la amenaza a su empleo. En esta movilización, él enseguida percibe que no sirve luchar solo contra el patrón, pues del otro lado está también el gobierno, que solo protege las ganancias de los empresarios y no hace nada para que no lo despidan. Está también la Justicia, que decreta una huelga abusiva y llama a la policía para proteger la fábrica y los intereses de los patrones.

Este obrero concluye, entonces, que para mantener su empelo debe luchar contra todos esos enemigos. La única forma de él no pagar por la crisis y, más que eso, conquistar una vida digna, es transformando esa sociedad, y eso no es posible solo con una lucha sindical.

Concluye que la lucha y la organización sindical son apenas el primer paso de la concientización política y que es preciso avanzar.

Una máquina de lucha y no electoral

Es de esta realidad de la lucha de clases que surge la necesidad de militar en un partido político revolucionario, que tenga como objetivo organizar a todos los sectores de los trabajadores y de la juventud para la lucha contra la explotación y la opresión capitalistas. Un partido que sea una herramienta para la lucha de clases y para la revolución, y no una máquina electoral como el PT o el PSOL.

La democracia burguesa es un juego de cartas marcadas. Aquellos que proponen el fin de la explotación capitalista jamás podrán conquistar el poder dentro de ese régimen, por más que elijan parlamentarios. Incluso cuando se conquista algún cargo, las leyes fueron hechas para defender la propiedad privada de los capitalistas y sus ganancias.

Para cambiar todo eso es necesaria la lucha directa de la clase trabajadora. Y el partido revolucionario es necesario para darle un sentido estratégico a esas luchas, hasta la revolución, para la conquista del poder para los trabajadores y todos los oprimidos. Cualquier cargo conquistado en elección debe ser puesto al servicio de esta lucha revolucionaria.

¿El PSTU va a tornarse un nuevo PT?

Muchos compañeros, en la medida en que vieron que el PT, cuando se hizo grande, se alejó totalmente del socialismo, o en el rumbo que el PSOL viene tomando, preguntan, con una preocupación justa, si no es inevitable que eso ocurra también con el PSTU.

Ningún partido está inmune a las presiones de la democracia burguesa. El PSTU se construyó sobre la base de principios y con un programa totalmente diferente del PT y del PSOL, dando un combate permanente contra el oportunismo y el “carrerismo”.

Primero, al contrario de esos partidos, tenemos un programa socialista y revolucionario. Segundo, los militantes del PSTU no hacen carrera ni buscan beneficios personales. Lo que tienen algún cargo, sea en sindicatos o parlamentos, no ganan nada más que el salario de un trabajador. Todo el dinero que reciben de más es destinado al partido para intervenir en las luchas. Tercero, existe en el PSTU el centralismo democrático, una gran democracia interna y una unidad total en la acción. Los sindicalistas y los parlamentarios ponen sus mandatos al servicio del partido, y tienen el compromiso de acatar sus decisiones. Son controlados por la militancia y no se sobreponen a ella, como ocurre por ejemplo en el PSOL.

Por fin, no nos aliamos a partidos burgueses, ni aceptamos ninguna colaboración de nuestros enemigos de clase.

Son esos principios que nos dan la confianza de que no andaremos el mismo camino de tantos partidos que se adaptaron y corrompieron por el camino. ¡Venga con nosotros!

Traducción: Natalia Estrada.

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