Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Sobre la remoción del monumento al mariscal soviético I. Konev en Praga

Las autoridades de Praga removieron en abril de este año 2020 el monumento al mariscal soviético I. Konev, que de acuerdo con la historiografía rusa “comandó las tropas de liberación de Checoslovaquia” al final de la Segunda Guerra Mundial. La remoción generó un escándalo diplomático y una guerra de informaciones. Las autoridades rusas acusan a las autoridades de la capital checa de “blasfemia”, “profanación de la memoria”, “reescritura de la historia”, y casi que de apoyo a los nazis. Dejemos un poco de lado la propaganda oficial rusa y busquemos entender de qué se trata.

Por: POI, Rusia

Muchas preguntas pueden hacerse en relación con esto. Por ejemplo, una cuestión general sería: ¿es realmente necesario erguir monumentos a mariscales? ¿Por qué no, por ejemplo, para los soldados que soportaron el peso de la guerra y dieron sus vidas en ella?

En segundo lugar, los checos también lucharon contra el nazismo y, en particular, protagonizaron la revuelta de Praga antes incluso de la llegada del ejército soviético. ¿Es correcto, justo y ético, por lo tanto, que en la capital checa, que luchó por la libertad de su territorio contra el ejército de Hitler, haya un monumento gigantesco al “mariscal libertador” (ruso)? ¿No hay algo errado en eso? ¿No sería más correcto, en este caso, un monumento a los combatientes de Checoslovaquia (hoy República Checa y República Eslovaca) contra el nazismo, junto a los soldados soviéticos?

Hay también otra pregunta: ¿las autoridades que levantaron el monumento al mariscal extranjero I. Konev preguntaron por acaso la opinión del pueblo checo? La cuestión es, obviamente, apenas retórica, toda vez que luego de la guerra el sistema político implementado en Checoslovaquia era una copia del régimen estalinista de la URSS.

Se puede hacer aún otra pregunta: ¿Konev merecía ese monumento, considerando que en la época en que Kruschev “empujaba” al mariscal Zhukov[1] hacia un rincón, en el ámbito de una lucha burocrática disfrazada, Konev difamó públicamente a este último? Bien, no exageremos con exceso de preguntas. Al final, Konev de hecho contribuyó a la lucha contra el nazismo, para la liberación de Checoslovaquia y Praga de las tropas de Hitler. Admitamos, por lo tanto, que tenía merecido el monumento.

Pero Konev se destacó en Checoslovaquia no solo en la guerra contra el nazismo. Estuvo envuelto en la represión armada de la Primavera de Praga de 1968 (después de participar de la represión a la análoga Revolución Húngara de 1956)[2]. En aquella ocasión, en respuesta a las manifestaciones de calle, con decenas de millares de personas exigiendo libertades democráticas, contra la censura y los excesos burocráticos (de donde surgió el eslogan “socialismo con rostro humano”), el Kremlin envió tanques a Praga, destruyendo la revuelta popular, causando decenas de muertos y centenas de heridos. Konev no comandó directamente las tropas. Pero pocos días antes de la represión, él, como parte de la delegación de las fuerzas armadas soviéticas, llegó a la agitada capital de Checoslovaquia, siendo parte de los preparativos para el envío de tropas.

La destrucción de la Primavera de Praga quedó como una herida abierta para todo el pueblo de Checoslovaquia (y, a propósito, encontró eco en la URSS, porque era claro que eso no era correcto y que “eso no se hace”, especialmente con “amigos”, como eran oficialmente llamados los checos y los eslovacos). Después de todo eso, ¿cómo aparecería a los ojos de los checos un monumento a Konev? Si hubiese sido instalado después de 1945, por su participación en la liberación del pueblo de Checoslovaquia, ¿no sería lógico y justo removerlo después de 1968, por su participación en la represión contra ese mismo pueblo?

Pero la verdad es mucho peor. Porque el monumento a Konev fue erguido luego de la represión, ya en 1980. Un monumento gigantesco a Konev. El represor del pueblo… con un buqué de libertador en las manos. ¿Se podría sentir humillación mayor? No es difícil imaginar lo que checos y los eslovacos, moradores de Praga, debían sentir.

Y fue inaugurado el día 9 de mayo (la fecha en que se conmemora la victoria contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial), a fin de sofocar la libertad de Checoslovaquia con un enorme monumento en nombre de su liberación. ¿Es posible imaginar una “blasfemia” (en las palabras del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia) mayor que colocar una victoria sobre la opresión y la humillación del pueblo al servicio de su opresión y humillación? ¿Es posible manchar más del Día de la Victoria sobre el nazismo? ¿Es posible “escarnecer la memoria histórica” más que con eso?

En esta situación, es comprensible el motivo por el cual ese monumento se tornó blanco, como dicen en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, de “vandalismo”, que en realidad no es vandalismo sino un acto político contra la opresión. ¿No es obvio el porqué los checos arrojaran un inodoro en la estatua, la mancharan con tinta y, al final, derribaron la estatua no del Konev copartícipe de la liberación de Checoslovaquia en 1945 sino del Konev copartícipe de su represión en 1968? Y ese motivo fue afirmado claramente durante la remoción.

Se puede así apreciar en toda su extensión la “suciedad” que el estalinismo lanzó sobre todo, cómo pervirtió la historia y cómo creó amalgamas repugnantes, que siguen siendo utilizadas hasta hoy. Cuando Putin y Lavrov[3], o sus portavoces, indignados con la remoción de la estatua de Konev, retrataron irónicamente el justificado odio checo contra ella como una tentativa de “atropellar la memoria de la Gran Guerra Patriótica” y “reescribir la historia”, y el Comité de Investigación de Rusia incluso inició una investigación criminal sobre este asunto, sin tocarse de que el caso se da en otro país, en realidad no están defendiendo la victoria sobre Hitler en 1945 sino el sofocamiento de Praga en 1968, por la “gran bota patriótica”, para continuar promoviendo una terrible falsificación histórica.

El derrumbe de las estatuas de Lenin en Ucrania

La situación con la estatua de Konev es semejante al derrumbe de las estatuas de Lenin en Ucrania. Obviamente, los ucranianos, que defienden su independencia y libertad, no atacaron la política de Lenin del derecho de las naciones a la autodeterminación y de la ucranización[5] de Ucrania y, sí, fueron contra una enorme lápida de chovinismo ruso en forma de Lenin, con la cual el estalinismo intentó destruir los derechos nacionales de Ucrania. Por la misma razón, no es necesario buscar contradicciones en el hecho de que el gobierno Putin, que odia a Lenin, defienda los “Lenines” derribados en Ucrania. No se preocupa con la memoria de Lenin sino con esa grande lápida chovinista rusa contra los derechos nacionales ucranianos, derrumbada por ellos.

La remoción del monumento a los polacos que combatieron a Hitler y fueron ejecutados

En contraste con la situación con el monumento de I. Konev, el gobierno de Putin no divulga otra historia con monumentos, ocurrida esta vez en territorio ruso. En mayo de este año fue removida del predio de la Universidad Médica de Tver, donde en los tiempos de Stalin funcionaba la NKVD[6], una placa memorial instalada en 1990 en homenaje a los prisioneros de guerra polacos fusilados en el predio.

Estos prisioneros de guerra polacos son aquellos que fueron capturados por la Unión Soviética luego de la división de Polonia bajo el Pacto de Stalin con Hitler y el desfile conjunto de los ejércitos nazi y soviético en Brest. Son parte de la historia de la masacre de Katyn[7]. En total, más de 20.000 polacos fueron fusilados por la NKVD, y sus cuerpos enterrados en los bosques rusos bajo el máximo sigilo. Otra parte de los polacos capturados, aquellos que vivían antes de la guerra en la mitad de la Polonia ocupada por Hitler, no fue fusilada, sino “gentilmente” entregada a Hitler. Como “símbolo de paz” Stalin entregó aún a Hitler varias decenas de militantes antifascistas alemanes que habían huido de Alemania hacia la URSS después que los nazis llegaron al poder.

La historiografía “patriótica” rusa ocultó y negó por mucho tiempo esa historia. Y puede entenderse el porqué: es muy difícil “enorgullecerse” de cómo Hitler comenzó la Segunda Guerra Mundial en alianza y complicidad con “nuestra Patria”, y cómo esta “nuestra Patria” fusiló a millares de soldados polacos que habían luchado contra Hitler. Por esta razón, la placa en cuestión fue removida en silencio en vísperas del Día de la Victoria, por lo que todo indica, para que estas páginas extremadamente sombrías de la Historia no perjudicasen la “gloriosa historia dorada de nuestra Patria”, no lanzasen sombra sobre la “verdad histórica”, y no ofuscasen el festejo. La “memoria eterna de los héroes”, de la cual a Putin le gusta hablar, no se aplica a los polacos que lucharon contra Hitler, y sus retratos no entran en el “Regimiento Inmortal” de Putin. Su culpa fue haber luchado contra Hitler en un momento en que “nuestra Patria” se encontraba junto con Hitler, en el mismo campo militar.

Juntamente con la placa en homenaje a los polacos, otra fue también removida, en homenaje a las demás víctimas de la represión estalinista que pasaron por la prisión de Kalinin, de la NKVD. En toda la URSS, de acuerdo con datos soviéticos, fueron 700.000 fusilados y 4,4 millones de encarcelados, incluyendo a 40.000 miembros fusilados del ejercito soviético, que terminó así decapitado en la víspera de la guerra. Si no fuese el estalinismo, estos también se habrían tornado héroes. Pero ellos no aparecen en las listas ni en las placas memoriales. Ni esas personas ni su memoria y la de esos eventos son necesarias para Putin, el protegido de la FSB, la heredera de sus “colegas”, la NKVD y la KGB, y que encubre los crímenes de estas y los suyos propios.

Notas:

[1] El mariscal Zhukov fue el comandante que dirigió la toma de Berlín en 1945, imponiendo la derrota final a Hitler. Sería puesto en segundo plano por Kruschev, como parte de las disputas internas de poder.

[2] La Primavera de Praga de 1968 y la Revolución Húngara de 1956 fueron dos intentos de revoluciones políticas, que defendían la democratización, el fin de la represión, la censura y el control soviéticos. Fueron duramente reprimidas por la URSS, que las acusaba de ser provocaciones occidentales o levantamientos fascistas.

[3] Ministro de Relaciones Exteriores de Putin.

[4] Como es llamada Rusia en la Segunda Guerra Mundial.

[5] Lenin defendía el derecho a la autodeterminación de todas las naciones, incluso de las que se habían incorporado a la URSS, hasta su derecho de retirarse de la misma. Defendió e implementó al mismo tiempo una política de “ucranización” de Ucrania, rescatando su idioma, valorizándolo, como contraejemplo contra la opresión de las naciones bajo el capitalismo. Stalin implementó una política opuesta, de opresión y “rusificación” de Ucrania. Este tema, además, fue la primera discordancia de Lenin con el rumbo que comenzaba a asumir la dirección del partido, un poco antes de su muerte.

[6] NKVC, antiguo nombre de la KGB, la policía política soviética, principal órgano represivo de la URSS. Hoy se llama FSB. Putin era oficial de la FSB antes de tornarse presidente.

[7] Ejecución de los prisioneros polacos por la NKVD luego de la ocupación soviética de “su” mitad de Polonia, como acordado entre Stalin y Hitler en el Pacto por ellos firmado en 1939, sobre la división de Polonia.

Traducción: Natalia Estrada.

 

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