Si los maestros pierden, perdemos el petróleo.
La CNTE [sindicato docente] debe convocar a una asamblea nacional obrera, campesina, indígena y popular que apruebe un plan de lucha para voltear las contrarreformas educativa, energética y hacendaria.
Ante el nivel de depredación al que estamos siendo sometidos los trabajadores y el pueblo a manos de la camarilla que domina el poder político y cuya cara visible es Enrique Peña Nieto, urge unificar acciones del pueblo para frenar a los agentes del imperio que nos están hundiendo en la miseria y entregando el patrimonio al capital transnacional.
En octubre del año pasado reformaron la Ley Federal del Trabajo, arrancando conquistas históricas a los trabajadores. A principios de este año avanzaron con la reforma educativa que busca delegar en los padres de familia los gastos que ocasiona el funcionamiento de las escuelas y la precarización (aún más) del trabajo docente. Ante esta acometida los maestros respondieron y lo siguen haciendo.
Encima tenemos ya la reforma energética y la hacendaria. La primera entregará el petróleo y la electricidad a las transnacionales y la segunda aumentará los impuestos a los trabajadores y el pueblo. En este sentido, se dice que Enrique Peña Nieto firmó un compromiso con las grandes compañías petroleras en Londres para entregarles el petróleo, seguramente a cambio de grandes beneficios para la clase política de todos los partidos.
La resistencia a esta oleada de agresiones no se ha hecho esperar detonando en todo el país protestas y acciones de reprobación. Sin embargo, lo más grave es que son acciones dispersas lo que resta enormemente su fuerza.
Lo que no queda claro es porqué organizaciones como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –cuyas bases hoy protagonizan una de las luchas más heroicas de nuestra historia reciente—no convoca a una asamblea nacional de organizaciones obreras y populares que adopte un plan de lucha que desemboque en un paro nacional como primera respuesta unificada de los trabajadores y el pueblo contra la actual embestida de la burguesía.
Otros como López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, que dicen oponerse también, no convocan a la unidad. Ni siquiera se han puesto ellos dos de acuerdo para llevar a cabo acciones conjuntas. López Obrador ha decidido marchar solo tal como lo dejó claro en su mitin del domingo 6 de octubre y solamente convocó a “cercar” la cámara de diputados y senadores en caso que aprueben la reforma energética, como si esto fuera suficiente para obligar a los agentes del imperio, apoltronados en las cámaras, a que no entreguen las riquezas del país.
Lo mismo pasa con la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Sindical Mexicano. Del otrora significativo EZLN, no sabemos qué están haciendo.
Desde las bases tenemos que presionar a todas estas organizaciones para que convoquen a una asamblea obrera y popular que vote un plan de lucha que nos posibilite ir hacia el paro nacional y frenar a los depredadores.