Mar Abr 16, 2024
16 abril, 2024

Para derrotar al gobierno asesino de Boluarte se necesita un verdadero Paro Nacional Obrero y Popular

La caída de Castillo generó una respuesta legitima de los sectores campesinos y populares más pobres y olvidados del Perú, principalmente porque vieron en pantalla gigante cómo la derecha y el Congreso corrupto, que atacaron al gobierno desde el primer día, se quedaban en Palacio y con ello enterraron todas las expectativas de cambio que depositaban en Castillo.

Por PST-Perú / Editorial de Bandera Socialista

Más todavía si esos ataques, orquestados por la derecha y la gran prensa, destilaban odio de clase ante el gobierno que el pueblo pobre consideraba suyo, aun cuando Castillo no cumpliera con ninguna de sus promesas y acabara envuelto en escándalos de corrupción.

La respuesta del nuevo gobierno Boluarte de la mano de este Congreso impresentable, fue la de declarar estado de emergencia y meter bala para aplastar la lucha, la que hoy se ha convertido en una verdadera rebelión popular.

Y no es para menos. Los sectores en lucha hoy cargan 58 muertos que describe la masacre con la que responde Boluarte, que se aferra al sillón presidencial para satisfacción de la derecha que exige mano dura para enfrentar la rebelión, aunque sea quemando todas sus fichas antes de ceder a las demandas populares.

El despliegue hacia la capital de inmensos contingentes populares y campesinos utilizando sus pequeños recursos, la lucha incansable que se repite todos los días en el interior del país y que en Lima produce enfrentamientos, y como la solidaridad con la que se sostienen, son heroicas, porque enfrentan a un gobierno que les ha declarado la guerra; por ello no hay marcha atrás, aun sabiendo que cada día podría dejar más dolor y sufrimiento y la posibilidad de perder más vidas.

La juventud universitaria y sectores populares de los conos de Lima empiezan a entran en escena. Ven en el gobierno de Boluarte un ataque a las libertades democráticas, como fue la intervención abusiva en San Marcos, y contra el discurso del gobierno que etiqueta a los que luchan como terroristas y violentistas para justificar las muertes.

Y aunque los trabajadores participan de las movilizaciones, los más organizados en sindicatos y federaciones aún se encuentran lejos de jugar un rol protagónico. La razón principal se debe al rol desorganizador y cómplice que juegan las izquierdas y las burocracias sindicales, quienes apoyan, pero no se deciden colocarse a la cabeza de la pelea.

Primero jugaron el rol de furgón del gobierno de Castillo, mimetizando a la clase obrera con el gobierno, perdiendo la oportunidad de organizar la movilización de los trabajadores para arrancar nuestras reivindicaciones; como resultado, la derecha ocupó las calles y acabó empoderándose para luego darle el zarpazo final al gobierno de Castillo.

Y ante el ascenso del gobierno Boluarte se posicionaron en el rol de defender la “institucionalidad y el estado de derecho”, y le dieron legitimidad.

En este maco Boluarte responde a sangre y fuego la lucha popular, con una clase obrera aun fuera de escena por la confusión y desconfianza que le imprimen sus actuales direcciones, como la dirigencia de la CGTP y los llamados partidos de izquierda, que hoy se aferran a sus curules parlamentarios.

Solo la presión de la descarnada lucha popular y luego de la masacre con la que respondió este gobierno, la dirigencia de la CGTP convocó un Paro Nacional. El paro no pasó de ser una jornada nacional de protesta. Después convocó dos movilizaciones, sin duda importantes y necesarias. Pero todo esto lo hace desde un llamado de solidaridad, cuando lo que se necesita es que la clase obrera se coloque a la cabeza de la lucha popular.

9 de febrero otro Paro Nacional

Ahora la CGTP anuncia la convocatoria a un nuevo Paro Nacional Cívico Popular para el 9 de febrero.

Ante esto debemos decir que, aunque importante y justo, está en manos de la dirigencia de la CGTP su realización efectiva.

Lo que realmente necesitamos es que la clase obrera se ponga al frente de la pelea con un verdadero Paro Nacional combativo que paralice las minas y la industria afectando las ganancias empresariales, y que paralice al Estado y la actividad de todos aquellos que propugnan la masacre del pueblo.

Solo con esta acción decidida, como lo hicieron nuestros padres y abuelos en el Paro Nacional del 19 de Julio de 1977 que echó a la dictadura militar de entones, podremos derrotar al gobierno criminal de Boluarte y del Congreso apoyados en las FFAA y FFPP. 

Debemos emplazar a los dirigentes de las centrales y federaciones que cumplan con garantizar esta tarea. Y debe ser tomada por los dirigentes de base más conscientes y combativos. Es hora de poner en pie nuestras asambleas y discutir en cada centro de trabajo la necesidad de hacer un contundente Paro Nacional que garantice el triunfo de la actual lucha.

Dependerá de nuestra acción y convicción darle una salida a esta crisis por esta vía. Una salida que permita que la clase trabajadora y el pueblo en lucha decidan los destinos de nuestro país.

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