Mar Abr 16, 2024
16 abril, 2024

Oposición, se precisa

Oposición, se precisa

Una forma de analizar qué tipo de gobierno tenemos es mirar la actitud y la política de la «oposición» de los partidos de derecha. El Partido Socialdemócrata (PSD) y el Partido Popular (PP) se sienten inmensamente satisfechos con el actual gobierno del Partido Socialista (PS). Al punto que Marques Mendes comienza a tener problemas y renuncias, como la de Pedro Passos Coelho, por ejemplo, en el interior de su dirección, precisamente por no (poder) hacer ninguna oposición. Que no se juzgue que es por falta de voluntad. Hasta le daría un modo de preparar un gobierno «alternativo» y (continuar) haciendo de cuenta que, a pesar de que «siempre suena el mismo disco» de los gobiernos del bloque central, la música es diferente.


El actual gobierno Sócrates actúa tan a la derecha que no queda derecha para oponérsele. Ni siquiera la política de privatizar a diestra y siniestra  puede ser una reivindicación de la derecha dado que Sócrates, a ejemplo de su cofrade António Guterres, colocó prácticamente todo a la venta (Galp, EDP, etc). En realidad, si el PSD y el PP ocupasen los sillones de San Bento en lugar de Sócrates, Correia de Campos, Freitas do Amaral y demás ministros, notaríamos poca o ninguna diferencia notaríamos. Bien, talvez la notásemos: una derecha «pura y dura» no tendría el coraje, o  la fuerza anímica y social, para anunciar cándida y tranquilamente, tener planes en preparación para destruir de una vez el Servicio Nacional de Salud sin provocar una fuerte reacción de repudio.


Si la derecha atacase, como lo hizo Sócrates, a los trabajadores en general y a los funcionarios públicos en particular, se enfrentaría con la furia del movimiento sindical y social que, a esta hora, estaría preparando alguna huelga general. Si un ministro do PP o del PSD anunciase quel a explicación del déficit está en los privilegios de los funcionarios públicos y que los problemas en la eduacicón radican en el hecho de que los profesores trabajan pocas horas y dejan a los alumnos con muchos errores’ para burlarse, no tendría mucha paz.


¿Y la izquierda?


La  izquierda no gubernamental -el Partido Comunista Portugués (PCP), el Bloque de Izquierda (BE) y el movimiento sindical, así como Manuel Alegre y o su recientemente formado MIC (Movimiento de Intervención y Ciudadanía)- tiene una mayor responsabilidad, después de las elecciones presidenciales, en acortar el tiempo de vida del actual gobierno. De este modo, la CGTP (y el PCP que la dirige) no está exenta de críticas, incluso cuando, a través de sindicatos que influencia, haya realizado algunas huelgas parciales y movilizaciones. En realidad, no se comprende cómo, a pesar de la violencia de las medidas gubernamentales, no ha sido convocada ninguna paralización general, inclusive en la función pública.


Por otro lado, en el  plano político y parlamentario, le cabe al Bloque de Izquierda hacer un desafío directo y constante en el próximo período para que Manuel Alegre rompa con la mayoría de los diputados del PS, dando fin a la unidad alrededor del gobierno. De esta forma, la mayoría absoluta del PS en la Asamblea de la República podría estar con sus días contados. Alegre, que habla constantemente de millón doscientos mil votos que obtuvo, tiene que respetar el significado de ese voto: oponerse al gobierno Sócrates. Si cientos de millares de trabajadores y socialistas le dieron el segundo lugar fue, naturalmente, porque no apoyaban la política del gobierno.


Afirmar que el futuro inmediato del país en los próximos meses o tres años está en la mano de los trabajadores y de las movilizaciones sociales es una generalidad. Es preciso tornar esta afirmación general en una realidad. Por «abajo», hay que radicalizar las formas de lucha en respuesta a la continua destrucción de numerosas conquistas del 25 de abril. Por «arriba», hay que exigir responsabilidad a la izquierda no gubernamental (PCP, BE) o crítica (como Manuel Alegre): si no son «palabras vanas», a todos les compete retirarle la mayoría al gobierno y hacerlo caer. Más temprano que tarde.

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