Mar Abr 16, 2024
16 abril, 2024

En Bélgica, como en todo el mundo, ¡es hora de atacar!

Durante los primeros meses de este año, Donald Trump mostró, no solamente a través de su discurso sino también por sus acciones, que el imperialismo escogió una manera más dura para que nuestra clase pague la cuenta de la crisis. Ese ataque brutal toca a todos los sectores más oprimidos: las mujeres, los inmigrantes y todas las minorías.

Por: LCT – Bélgica

En Francia observamos la misma arrogancia de los representantes de la burguesía; hundido en un gran escándalo de corrupción, Fillon avanza incluso así en la corrida presidencial. Su apoyo se da principalmente por comprometerse con esa política agresiva para atacar duramente las condiciones de trabajo y dividir a los trabajadores con un discurso racista.

Reconocemos que Europa no es exactamente un ejemplo de democracia, incluso comparada con el gobierno de Trump, especialmente luego de la aprobación del CETA[1], a pesar de todas las movilizaciones, masivos requerimientos contrarios, y las promesas de los políticos “de izquierda”.

Mientras tanto, en los últimos seis meses, Polonia, Rumania, el Estado español, Estados Unidos y también América Latina y Asia presentan significativos marcos de movilización de la clase trabajadora contra las ofensivas de la burguesía internacional. Aunque el imperialismo controle a los políticos para que operen en su favor, los ataques contra los derechos del trabajador no son más soportados.

Los trabajadores de la Caterpillar, traicionados por las direcciones sindicales, tuvieron que aceptar los cortes fijados por la multinacional, en beneficio de los patrones, que continúan viviendo una vida de lujos. Todo en función del acuerdo interprofesional criminal, firmado por la antigua dirección sindical, que congela los salarios de los trabajadores por dos años, ¡aunque la inflación en Bélgica sea la mayor de Europa!

Si el fatalismo de la crisis es la única versión contada por los medios e incluso por los grandes dirigentes sindicales, ¿cómo explicar el ejemplo victorioso de combatividad de las mujeres trabajadoras el 8 de marzo, alrededor del mundo, luchando contra las violencias del sistema capitalista y para construir un mundo más justo? Debemos seguir ese ejemplo, pues sabemos que, exactamente como mostraron las mujeres rusas en 1917, la chispa de un movimiento de ataque, en defensa de nuestra clase unida, ¡puede abrir la vía necesaria para una revolución!

[1] CETA es un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá, firmado por el ministro de Relaciones Exteriores belga, Didier Reynders, representando a su país a favor de este pacto.

Traducción del portugués: Natalia Estrada.

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