Igual que en el 2017, este año el gobierno de EPN atacó y sigue atacando al pueblo trabajador, aumentando el precio de la gasolina y el gas, empujando aún más la carestía y los salarios por el suelo. Acelera la destrucción de refinerías, petroquímicas y otras industrias y el saqueo del petróleo, minerales, territorios y del más preciado y escaso recurso natural: el Agua. Decenas de comunidades, indígenas en especial, son azotadas por policías Federales, Ejército y Marina.
Por: CST – México
Pero, a diferencia del año pasado, no se manifestó en las calles la inmensa ola de rechazo que causó aquel gasolinazo 2017. Todos recordamos ese colosal movimiento y el masivo clamor que inundó el país: “¡Fuera Peña!”
¿Por qué este año no presenciamos nada parecido contra el corrupto gobierno del PRI? ¿Ya no existe el repudio a uno de los gobiernos más lacayos de los gringos, más ladrones y destructivos del país, más represivos y antipopulares de la historia?
¡Claro que existe y aumentó ese repudio! Pero todos los políticos patronales, todos y los dirigentes sindicales y sociales que los apoyan, se asustaron de ver el país entero en las calles, movilizado repudiando a EPN. Entraron en pánico al ver la posibilidad de la caída de su régimen. Ellos hicieron de todo por sacar al pueblo de las calles y meterlos en el “tubo” de la campaña electoral.
Los dueños del dinero grande y sus socios o jefes gringos temen que “el Tigre se suelte del amarre”. Así hablan entre ellos de nosotros, cuando los trabajadores y los campesinos pobres tomamos la política en nuestras propias manos y la defendemos con la movilización. Para impedirlo los capitalistas tienen sus “instituciones”, su Estado. Y exigen que todo se resuelva dentro de ellas y con sus empleados, sus leyes, sus partidos políticos, sus diputados y senadores, sus jueces, su INE, sus generales y almirantes asesinos, amparados ahora por la “Ley de seguridad interior” y, en especial, sus Presidentes.
Así entramos en este intenso y polarizado 2018 donde a las masivas ansias populares de derrotar al odiado régimen del PRI se les presenta sólo una “opción”: votar para presidente por otros 6 años a un candidato de aquellos partidos o a los “independientes” que la oligarquía extranjera y local aceptaron registrar en su INE, porque garantizan sus ganancias.
¡A eso lo llaman democracia! Esa “democracia” de los ricos y para los ricos es además una democracia colonial. Porque primero se vota en Washington y después nos traen el simulacro a México para el 1° de julio. Por eso antes de que el pueblo vaya a las casillas, los candidatos rinden examen ante los banqueros en Acapulco o hacen giras por EU para hacerlo ante los representantes del imperialismo.
Tomemos la política en nuestras manos: ¡Somos el Tigre!
Hay muchas expresiones de protesta, movilización y organización que no se difunden. Huelgas obreras como la de los jornaleros azucareros de Zacatepec, en Morelos, que tomaron el Ingenio en reclamo de aumento salarial del 50%. El paro de los trabajadores de la salud pública de Oaxaca, con los del Hospital Valdivieso a la cabeza. Y también acciones de resistencia contra la privatización de hospitales del IMSS de Chiapas y la CDMX. La lucha contra el despojo territorial de los pueblos originarios de la cuenca del río Papaloapan en Oaxaca. Las múltiples acciones de los petroleros de la UNTyPP, de la Coordinadora en defensa de la petroquímica Escolín de Poza Rica contra el desmantelamiento de Pemex y el saqueo petrolero. Y la heroica lucha en Gómez Palacio, Durango, que encabezó el Frente Unido de Pueblos de la Comarca Lagunera en defensa de la Vida y el Territorio contra la “fábrica de muerte” de la empresa “Chemours Company”.
Mencionamos sólo algunas de las múltiples acciones dispersas que se desarrollan por el territorio mexicano, libradas a su suerte y sacrificio. Estas luchas son sólo el reflejo visible del inmenso malestar que se incuba en cientos de miles de lugares de trabajo de las ciudades y el campo. Y ellas transcurren sin que ninguno de los candidatos presidenciales y sus partidos las defienda, las difunda y mucho menos las unifique. Nuestro llamado es a apoyarlas, a coordinarlas, a darles un programa de soluciones concretas de fondo y una organización centralizada.
Pero también hay importantes convocatorias a la lucha y movilización a nivel nacional, para abril y mayo, como la que acordó la CNTE en su reciente IV Congreso extraordinario (ver nota abajo). Consideramos que la CNTE y las articulaciones independientes en las que participa; y también los telefonistas y la UNT pueden y deben convocar a una Gran Asamblea Nacional, obrera, campesina, indígena y popular para que podamos UNIR las múltiples luchas y que no se diluyan y frustren en la incierta “esperanza electoral de México”.
Artículo tomado de Forja Socialista n.° 1 , órgano de la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST).