Vie Abr 19, 2024
19 abril, 2024

Los trucos de Trump para engañar a los trabajadores y las tareas de los sindicalistas

Trump quiere dividir a los trabajadores para derrotarnos

La llegada de Trump a la Casa Blanca comenzó con una acumulación de órdenes ejecutivas que atacaban brutalmente a los sectores más vulnerables de la clase trabajadora, empezando por los inmigrantes musulmanes. El nuevo presidente de Estados Unidos está implementando una estrategia extremadamente viciosa y reaccionaria para dividir a nuestra clase y diezmar nuestros derechos: por un lado, está atacando a mujeres, inmigrantes, musulmanes e indígenas para crear caos, miedo y un sentimiento de desamparo entre esos sectores; y, por otro lado, está pretendiendo defender los intereses de la «clase obrera blanca» con falsas promesas de más empleos y seguridad económica.

Por: Florence Oppen

Para derrotar este asalto a nuestros derechos democráticos y condiciones de vida, necesitamos unir a nuestra clase. Esto significa unidad y solidaridad en la acción, defendiendo los derechos de aquellos que están bajo ataque y denunciando la farsa de que las políticas económicas de Trump beneficiarán a los trabajadores. Debemos ser muy claros con el sector de trabajadores al que Trump está intentando engañar: no se obtendrá ninguna ventaja para ningún sector de trabajadores apoyando este gobierno, ni siquiera las «buenas políticas» de Trump, que Sanders, Warren y otros del Partido Demócrata y líderes laboristas promueven. No hay un apoyo verdadero, a largo plazo, que provenga de este gobierno, no hay posibles acuerdos con un jefe corporativo que alimenta la supremacía blanca.

Después de esta primera ronda de ataques divisionistas y el anuncio del Partido Republicano de una nueva legislación de «derecho al trabajo», está claro que tenemos que luchar contra el rostro más brutal del poder corporativo y el terror imperialista. Debemos organizar acciones y movilizaciones que conduzcan a una verdadera huelga general para el 1 de mayo.

La verdad detrás de las promesas de Trump de traer de nuevos empleos

Durante la campaña, Trump prometió crear 25 millones de nuevos empleos. Está tratando de vender su rechazo al TPP y su demanda de renegociar el TLCAN e imponer aranceles a los productos importados de China como un compromiso de «traer de nuevo los puestos de trabajo» a Estados Unidos. El problema es que los empleos que regresan –si es que los hubiese– no son los trabajos que las corporaciones se llevaron. Son empleos de «bajo costo», es decir, bajos salarios, sin beneficios, empleos sin organización sindical, donde los trabajadores están «a disposición» y a merced del jefe.

Trump dice que «forzará» a las corporaciones a trasladar sus puestos de trabajo a los Estados Unidos usando los aranceles e impuestos como represalia. Sin embargo, Trump no está obligando a las corporaciones a hacer nada. Él está trabajando con ellos. Esta es una de las razones por la cual uno de sus primeros movimientos a finales de enero fue reunir a un grupo de trabajo de 28 miembros para ayudar a asesorar a la Casa Blanca, asumiendo el nombre de Iniciativa de Fabricación de Empleos, compuesto por líderes empresariales y sindicales, con el objetivo de trabajar en «cuál es la mejor forma de promover el crecimiento de empleo y traer de vuelta a los americanos a que trabajen de nuevo».[1] Trump prometió a las corporaciones que reduciría los impuestos corporativos del actual 35% a ​​20% y «reduciría 75% de las regulaciones» –lo que sea que esto pueda significar en su mente–. Además, en ese grupo de trabajo encontramos a los CEOs de Ford, Caterpillar, Intel, Dow Chemical, US Steel, Dell, General Electric, Boeing, Tesla, Lockheed Martin, entre otros, del lado del jefe, y tristemente a Richard Trumka y Thea Lee del lado de la AFL-CIO[2]. Solo para ser claros: 26 CEOs de las más poderosas corporaciones estadounidenses y… 2 líderes sindicales. Esta broma sobre un «equilibrio de fuerzas» hace que la intención sea clara. Trump ha creado un laboratorio de ideas con grandes corporaciones manufactureras para seguir incrementando sus beneficios y agredir a los trabajadores.

Por lo tanto, el hecho de que los CEOs estuvieron unánimemente satisfechos con la iniciativa no debería sorprendernos. Lo que es espantoso es escuchar a Trumka decir en una declaración a The Detroit News que «espera trabajar en este tema bipartidista para asegurar que nuestro país continúe siendo un líder en la innovación manufacturera, así como en la creación de buenos empleos». Más tarde, culpa a las «políticas comerciales» por la destrucción de empleos, una movida escandalosa para un dirigente sindical, que no debería comprar el fervor nacional chovinista para enfrentar a los trabajadores estadounidenses con los trabajadores de otros países: “Por mucho tiempo, los trabajadores manufactureros han visto sus industrias y comunidades diezmadas por políticas comerciales equivocadas e inversiones inadecuadas en habilidades e infraestructura».

Y, sin embargo, la declaración más peligrosa de Trumka fue, una vez más, el ahora ritual y repugnante refuerzo del chovinismo blanco en el movimiento obrero, o la versión «América Primero» del sindicalismo: «Sé que los trabajadores estadounidenses son los mejores, los más brillantes y los más esforzados”. En lugar de promover la solidaridad de la clase obrera y la unidad a través de las fronteras, Trumka se rindió a la ridícula retórica nacionalista de que los «trabajadores estadounidenses» son «los mejores» y merecen trabajos a expensas de otros trabajadores. ¿Está considerando los 26 millones de inmigrantes en la fuerza de trabajo?[3] ¿Considera que las naciones indígenas son «americanas»? ¿Para qué necesitamos que los jefes creen competencia entre los trabajadores en todo el mundo si ya tenemos a nuestros líderes sindicales para hacerlo? Todos sabemos que si queremos buenos empleos para todos necesitamos unirnos, a través de la renovación y la lucha de los sindicatos, a través de las fronteras, con el fin de derrotar a las multinacionales de los EEUU y obtener lo que necesitamos y merecemos![4]

Trump está ayudando a las empresas a profundizar la división entre las dos Américas del trabajo

Lo que Trump y este sector corporativo pretenden es profundizar la división entre las Américas prosindical y antisindical, un proyecto que ha estado en marcha durante décadas, por el que pueden aumentar sus beneficios sin tomar los riesgos y costos de la subcontratación adicional. Su circo en twitter de criticar a algunos patrones y de dar la mano a otros es no más que una cubierta política para que los principales fabricantes de los EEUU y extranjeros sigan destruyendo trabajos industriales bien pagados en este país y los reemplacen con la mano de obra barata en los Estados con el “derecho al trabajo”. Trump permitirá el sueño más oscuro de las multinacionales estadounidenses: reducir los salarios, eliminar los beneficios y destruir los sindicatos. Y lo más espantoso de todo es que la dirección sindical ha tenido acuerdo en ayudar con eso.

Para ello, deben destruir la «América sindicalizada», es decir, los empleos sindicales, con escalas salariales, la antigüedad, las protecciones y los beneficios que se han ido adquiriendo lentamente a lo largo de décadas y, lamentablemente, solo benefician a un número muy reducido de trabajadores. Y mientras el gobierno hace eso, Trump crecerá y glorificará el «Salvaje Oeste de América», ​​donde los jefes pueden despedir a los trabajadores sin razón, donde no hay derecho a la negociación colectiva, donde los salarios de pobreza, el acoso sexual, el racismo y la pérdida de beneficios es la nueva norma. Es por eso que Trump se está tomando fotos con el CEO de Intel y felicitándolo por la apertura de una nueva fábrica en Arizona, un Estado de «derecho al trabajo», con una tasa sindical de 6% y un salario mínimo de $8 por hora –por debajo de la línea de pobreza que es de $ 10.10 la hora–[5].

El mejor ejemplo del tipo de trabajos de la América industrial de Trump es lo que acaba de suceder con la reubicación de la planta de Boeing con 3.000 trabajadores, de la planta 787 Dreamliner desde el Estado prosindical de Washington hacia el Estado de «derecho al trabajo» a mediados de febrero. De hecho, la tasa de sindicalización de Carolina del Sur es una de las más bajas del país, solo 2% de los trabajadores tiene un sindicato con un salario medio por hora de $15, mientras que el Estado de Washington tiene una tasa de sindicalización de 18% (por encima del promedio nacional que es de 11%) y un salario medio por hora de $20.[6]

La Asociación Industrial de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM), que representa a unos 30.000 trabajadores de Boeing en el Estado de Washington, perdió el voto de sindicalización de la nueva planta por 2.097 a 731, en gran parte debido a las agresivas tácticas antisindicales de la administración: “Los coordinadores forzaron a los trabajadores a participar de reuniones donde, según Bloomberg News, los supervisores alegaron que la producción podría ser trasladada a China si la planta se sindicalizaba. Incluso instalaron en la sala de descanso de la planta una enorme exhibición de $800 de pañales y ropa para bebés, representando la cantidad que los trabajadores pagarían en cuotas anuales.”[7]

Trump no “traerá de vuelta los trabajos”. Degradará cualitativamente las condiciones de vida y de trabajo de toda la clase obrera y acelerará la destrucción del medio ambiente con trabajos peligrosos y de bajos costos. No veremos a América ser «grande de nuevo» (a pesar del hecho de que nunca lo fue), en lugar de eso veremos que el trabajo americano se vuelve más barato, más desprotegido y más oprimido.

La estafa de la industria automotriz

Una parte importante que pone en evidencia la estafa en curso está empezando a ser develada en cómo Trump está manejando la crisis de la industria automotriz. Los medios de comunicación corporativos tuvieron un frenesí con el tweet del 3 de enero de Trump dirigido a la GM: «General Motors está enviando el modelo mexicano de Chevy Cruze a concesionarios de autos de los Estados Unidos, sin impuestos a través de la frontera. Hazlo en EEUU o paga impuestos más altos en la frontera.” Dos semanas más tarde, como si hubieran organizado este pequeño espectáculo, GM anunció planes grandiosos para invertir mil millones de dólares en fábricas de Estados Unidos y crear o “retener” alrededor de 7.000 empleos en Estados Unidos, principalmente en el área de finanzas y tecnología (5.000 de ellos), y traer 450 [puestos] de las plantas proveedoras en México de regreso a los EEUU.[8] Es escandaloso, por decir lo menos, que las corporaciones de EEUU obtengan una palmadita en la espalda por no destruir (es decir, «retener») puestos de trabajo aquí, dada la enorme cantidad de exenciones fiscales que reciben y los beneficios que obtienen de nuestro trabajo. También es engañoso porque el Wall Street Journal reveló que la decisión de GM de traer de vuelta los 450 puestos de trabajo de la planta de American Axle & Manufacturing México a Estados Unidos fue una decisión que antecedió a la elección de Trump en al menos 18 meses.[9] Entonces, ¿de qué manera Trump ha «obligado» a GM a hacer algo por los trabajadores estadounidenses? Este fue un anuncio de televisión pre planeado, donde ambas partes están ganando y los trabajadores están perdiendo.

Ford también fue llamado por Trump, ya que tenía la intención de abrir una planta de ensamblaje en San Luis Potosí (México) empleando a 2.600 trabajadores para el modelo Ford Focus. Después de la «advertencia» de Trump, los fabricantes de automóviles anunciaron que no abrirán esa planta y en su lugar añadirán 700 puestos de trabajo en la planta de Michigan.[10] Mark Fields, CEO de Ford dijo: «Este es un voto de confianza para el presidente electo Trump y algunas de las políticas que él podría estar impulsando.”[11] El chantaje de las corporaciones aquí es muy claro: si cortan nuestros impuestos y se deshacen de los sindicatos para que podamos bajar los salarios y recortar los beneficios, podríamos quedarnos.

Ahora, echemos un vistazo al comportamiento real de la industria automotriz en este país, que no es reportado en los tweets especuladores de Trump. El 18 de enero, GM anunció que 2.000 trabajadores perderán sus empleos en los Estados Unidos: 1.200 en la planta de Lordstown en Ohio y 800 en Lansing, Michigan. Para la mayoría de los trabajadores estos son trabajos bien pagados, de $25 la hora, mientras que las fábricas circundantes pagan entre $9 y $12[12]. Una de las cosas más decepcionantes es que los dos representantes sindicales de la UAW 1112 y 1714 que representan a estos trabajadores no lucharon contra los despidos ni pidieron la intervención del gobierno. Además, se han programado otros 1.300 despidos de trabajadores de GM en Detroit para el mes marzo. Hablando de «noticias falsas», ¿Trump hizo un tweet sobre esos trabajos e impuso sanciones a GM? ¿Trump se indignó porque pocos días después de que GM prometió crear empleos, la compañía despidió a 2.000 trabajadores? Por supuesto que no, porque su plan es el plan de GM: eliminar los empleos sindicales de $25/hora y reemplazarlos por los empleos no sindicalizados de $9/hora. ¡Y él quiere que nos quedemos quietos por eso!

Las mentiras y la hipocresía de la administración Trump pueden ir aún más lejos. Trump ha hecho tweets populistas «dirigidos» a GM y Ford. Pero curiosamente, todavía no ha mencionado a Chrysler. Incluso el Wall Street Journal señaló duramente la inconsistencia del presidente en este asunto de «traer de nuevo puestos de trabajo» y «jugar duro con los jefes»: «Ford hace el equivalente a 95% de los coches que venden en los EEUU, según los datos de WardsAuto para los primeros 11 meses de 2016. Para GM, la cifra es del 83%. De acuerdo con esta medida, la compañía Mr. Trump debería estar presionando a Fiat Chrysler: El número de autos que fabrica en los Estados Unidos es de 69% de sus ventas en Estados Unidos».[13] ¿Por qué Trump no ha sancionado a Chrysler y lo ha sujeto a impuestos corporativos más altos por no producir en los Estados Unidos? Porque la intención de Trump no es detener la producción de autos mexicanos. Este último va en aumento, ya que «se proyecta que la capacidad de ensamblaje de vehículos ligeros mexicanos duplique su tamaño entre 2010 y 2020», que tiene que ver con la restricción de la manufactura en el período neoliberal[14]. En los seis años que siguieron al rescate de 2011, los Tres Grandes abrieron 11 nuevas plantas de montaje, 9 de ellas al sur de la frontera de Estados Unidos. Trump sabe que, bajo el sistema capitalista que acaricia y del que se beneficia, estos cambios no pueden hacerse. Solo los trabajadores pueden forzar estos cambios si se unen y luchan internacionalmente y detienen toda la producción de GM y los otros. Su objetivo es aumentar la capacidad de las industrias estadounidenses para obtener ganancias en el país, reduciendo las condiciones de trabajo de Estados Unidos a las de México, Brasil y otros países que las empresas estadounidenses ocupan.

El petróleo y las industrias automotrices agravarán la crisis ambiental

A las industrias automotrices no les importa que se esté acelerando la crisis ambiental mundial, y Trump está ahí para ayudarles. Hay una división entre los sectores industriales: la creciente energía limpia y las corporaciones cero emisiones, por un lado (que pretenden defender el medio ambiente, pero cualquier avance ambiental es solo un truco de marketing en su carrera por más ganancias) y, por otro lado, la industria petrolera de la vieja escuela y las empresas de extracción de petróleo. Está claro que Trump representa los intereses de la industria, tomando en cuenta el nombramiento de Rex Tillerson (CEO de Exxon-Mobile) y de quien niega el cambio climático, Scott Pruitt, para dirigir la Agencia de Protección Ambiental.

El 24 de enero, Trump se reunió con los Tres Grandes CEOs (Barra por GM, Fields por la Ford y Marchionne por Chrysler). Hizo una declaración pública de que su gobierno «va a hacer el proceso mucho más simple para las compañías petroleras y todos los demás que quieran hacer negocios en los Estados Unidos».[15] Él continuó: «Tengo amigos que quieren construir en los Estados Unidos», dijo refiriéndose a los tres líderes de los trabajos de outsourcing, «Han pasado muchos años, muchos años, y no pueden obtener los permisos ambientales sobre algo que nadie ha escuchado antes, es absolutamente loco”.[16]

Está claro que Trump quiere derogar las reglas de la EPA. que estipulan que «los automóviles vendidos en los EEUU utilizarán en promedio de 54,5 millas por galón, o 40 mpg en la conducción en el mundo real, para 2025», ya que realmente amenaza los beneficios de los tres grandes.[17] Su alianza también está dirigida a derrotar o socavar las normas californianas para la energía limpia, que han establecido que para 2025 los automóviles de emisión cero deberían representar 15% de las ventas totales. Y aunque Ford y GM están invirtiendo en vehículos híbridos, el éxito de Toyota en el mercado de vehículos ligeros híbridos que domina (con 73% de las ventas, seguido por Honda) y los coches eléctricos Tesla, en esta área de crecimiento son una gran amenaza para la industria automotriz tradicional[18].

Como trabajadores, estamos atrapados en esta lucha entre diferentes sectores industriales, pero para nosotros es claro que solo una economía planificada, por y para los trabajadores puede resolver la crisis ambiental y tomar las decisiones sobre qué producir y cómo. Mientras estas decisiones estén en manos de corporaciones multinacionales, el reloj continuará marcando la destrucción de nuestro planeta.

Lo que está claro es que en esta lucha, Trump está alineado con las fuerzas burguesas que no se preocupan por acelerar el calentamiento global y destruir cada ecosistema del planeta. Es también por esto, por el bien del planeta, que el movimiento obrero debe luchar contra la alianza de Trump con GM, Ford y Chrysler, para derogar cualquier regulación.

Necesitamos un movimiento obrero que luche por los trabajadores y el ambiente

Debido a la situación actual, necesitamos reconstruir nuestro movimiento desde abajo, con los miles de activistas sindicales comprometidos, los líderes locales progresistas y los organizadores de base que detendrán cualquier colaboración con Trump, y organizar una luchar contra todos estos ataques. La colaboración del liderazgo de AFL-CIO con el presidente más anti-obrero, Trump, ha cruzado la línea.

No podemos permitir que se pierdan más puestos de trabajo sin luchar y movilizar la solidaridad entre sectores. No podemos permitir más privatización de escuelas y servicios, y sistemas de dos niveles para la fuerza de trabajo. No podemos esperar hasta que la legislación sobre el derecho al trabajo haya pasado para lamentar el «estado lamentable de la mano de obra estadounidense» y ver que el mínimo histórico de sindicalización de 10% se convierte en cero. Necesitamos movilizarnos hacia una huelga nacional contra Trump, defender nuestros sindicatos, defender nuestros empleos y exigir más empleos, luchar por un aumento masivo del costo de vida salarial, implementar un salario de $15 por hora en todas partes, exigir beneficios completos para todos, sin cotizaciones, y asistencia sanitaria universal, licencia de maternidad, y vacaciones pagas.

También necesitamos un movimiento obrero democrático, que involucre a los trabajadores y escuche sus preocupaciones en lugar de tener organizadores del personal que informan a los líderes y aplastan cualquier intento genuino de organizarse en el centro de trabajo. Necesitamos un movimiento obrero independiente, que no haga acuerdos con los jefes ni apoye a ninguno de los dos partidos corporativos que han traicionado repetidamente a la mano de obra; en cambio, necesitamos usar ese poder y ese dinero para poner sobre la mesa iniciativas apoyadas a través de los sindicatos y comunidades para poner impuestos a los ricos y organizar a los miembros de base y comunidades para traer a la clase obrera y a las organizaciones políticas a unirse con los movimientos sociales.

Finalmente, necesitamos un movimiento obrero que se oponga a la prohibición musulmana (como hizo la New York Taxi Alliance) y el muro fronterizo, que apoye el fin inmediato de las redadas, las deportaciones, y la documentación para todos. Necesitamos un movimiento obrero que se oponga a los asesinatos racistas de la policía como lo hizo el UAW 2865, y que denuncie todos los proyectos neocoloniales respaldados por las corporaciones estadounidenses, ya sea el Dakota Access Pipeline o el financiamiento del estado colonizador de Israel. Muchos miembros de las comunidades y los sindicatos están consternados de que la dirección de la AFL-CIO permanezca en silencio sobre el papel de la policía en la protección y aplicación de la epidemia de asesinatos racistas contra los miembros negros y latinos de la clase obrera, o por el hecho de que se hayan unido a las empresas que construyen el oleoducto Dakota del Norte. Es hora de construir algo diferente y unir las iniciativas locales que han surgido, como el Labor Rising Against Trump en el área de la bahía (California), y muchos otros.[19]

Traducción: Amanda Aguilar.

[1] Wall Street Journal, 9 de febrero de 2017.

[2] http://news.thestreet.com/philly/story/13969649/1/trump-announces-manufacturing-jobs-initiative-to-be-joined-by-musk-fields-immelt.html

[3] https://www.bls.gov/news.release/pdf/forbrn.pdf

[4] http://www.detroitnews.com/story/news/politics/2017/01/27/trump-taps-mich-business-leaders-jobs-initiative/97135262/

[5] https://www.bls.gov/regions/west/news-release/unionmembership_arizona.htm

http://www.azleg.gov/Briefs/Senate/LABOR%20EMPLOYMENT%20LAWS.pdf

[6] https://www.bls.gov/regions/west/news-release/unionmembership_washington.htm

[7] http://labornotes.org/blogs/2017/02/viewpoint-boeing-vote-was-not-referendum-organizing-south

[8] http://fox43.com/2017/01/17/gm-announces-7000-u-s-jobs-investing-additional-1-billion-in-u-s-manufacturing/

[9] The Wall Street Journal, Jan. 20th 2016.

[10] https://www.theguardian.com/business/2017/jan/03/donald-trump-general-motors-tax-chevrolet-cruz

[11] The Wall Street Journal, Jan. 20th 2016.

[12] http://money.cnn.com/2017/01/18/news/economy/donald-trump-gm-lordstown-job-cuts-ohio/

[13] “U.S. Car Makers Unlikely Patriots”, Wall Street Journal, January 11th 2017.

[14] “U.S. Car Makers Unlikely Patriots”, Wall Street Journal, January 11th 2017.

[15] Wall Street Journal, January 24th, 2017.

[16] http://news.morningstar.com/all/dow-jones/durables/201701248057/trump-criticizes-environmental-regulations.aspx

[17] Wall Street Journal, Feb 13th 2017.

[18] http://www.hybridcars.com/hybrid-sales-rising-globally-says-toyota/

[19] https://laborrisingagainsttrump.wordpress.com/

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