En esta tercera parte del artículo vamos a analizar otros aspectos del dominio imperialista en Latinoamérica: el control de los mercados financieros y consecuencias políticas tales como la presencia militar directa y la renuncia a la soberanía jurídica.
Por: Alejandro Iturbe
Ya nos hemos referido al significado de la deuda externa/pública, de sus refinanciaciones y de sus nuevas emisiones. Sin embargo, el control del sistema financiero-bancario de los países se ejerce también “desde adentro”. Un control que excede el número de entidades bancarias extranjeras (cuya proporción sobre el total de bancos ha aumentado) e incluso del volumen de depósitos o de créditos internos que manejan. De contenido, los sistemas bancarios de los países latinoamericanos son controlados por el capital financiero imperialista, a veces de modo muy claro, y otras veces de modo no tan evidente.
En Argentina, por ejemplo, se dio una fuerte reducción del número de bancos que de 167 entidades en 1991, pasaron a 66 en 2010. En 1997, los bancos públicos sumaban 35 (entre estatales, provinciales y municipales), en 2010 quedaban apenas 10. Los demás habían sido privatizados o cerrados. Los bancos privados de capital nacional se redujeron de 104 a 33. Los bancos extranjeros pasaron de 31 a 21, fundamentalmente por fusiones entre ellos, a la vez que habían adquirido varios bancos nacionales. Es decir, pasaron de tener 18.6% de las entidades bancarias a 32% de las mismas [1]. Pero, como hemos dicho, lo central no es el número de entidades sino “el papel cada vez más preponderante que juegan en la dinámica del mercado financiero argentino y el rol negativo que cumplen en los momentos de crisis financiera, como ocurrió en 2001-2002” [2] cuando fugaron del país los dólares que habían depositado sus clientes y solo les restituyeron menos de 1/3 de esos dólares. Un papel que se ha ido acrecentando con su rol de intermediario para la venta de los bonos de la deuda externa emitidos por el gobierno de Mauricio Macri desde 2015 (llamados LEBAC). Para completar el cuadro, el FMI ha instalado una oficina en el propio Banco Central para monitorear el acuerdo firmado con el gobierno y controlar su política monetaria.
En Brasil, la presencia de los bancos extranjeros no aparece tan expuesta, salvo la gran expansión del Santander luego de comprar el ex Banespa (Banco del Estado de San Pablo). Sin embargo, su peso en el mercado financiero nacional es enorme. Durante los dos gobiernos de Lula (2002-2010), el presidente del Banco Central fue Henrique Meirelles, de larga trayectoria en los bancos internacionales: fue presidente regional del Bank of Boston y miembro del Consejo del Lloyd británico. La sucesora de Lula, Dilma Rousseff, nombró como ministro de Hacienda a Joaquim Levi, economista formado en la Universidad de Chicago y antiguo colaborador del FMI y del Banco Central Europeo. Meirelles volvió luego a los primeros planos y era hasta hace poco ministro de Finanzas del gobierno de Michel Temer. Si las próximas elecciones fueran ganadas por el ultraderechista Jair Bolsonaro, nada cambiaría: su principal ideólogo económico es el banquero Paulo Guedes (Banco Pactual), quien ya anunció que en el equipo económico-financiero de un gobierno Bolsonaro estarían Alexandre Bettamio, actual presidente ejecutivo para Latinoamérica del Bank of America y un represente del máximo nivel del Banco Santander en el país [3].
Además de este dominio desde los cargos de gobierno, existe otro mecanismo del mercado financiero y su dinámica: la licitación de los títulos de la deuda pública. Un selecto grupo de bancos y empresas nacionales y extranjeras son “escogidas” por el Banco Central para participar de los “remates” y comprar los títulos: Banco do Brasil, Bank of America, Merry Lynch, Banco Múltiplo AS, Bradesco, Banco Pactual, Credit Suisse, Santander, Caixa Económica Federal, Goldman Sachs, Itaú, Renascença DTVM, Tuller Pebron Brasil, Corret Valores Cambio, XP Investimentos (comprada por el Itaú). En la compra de esos títulos, el Banco Central se compromete a pagar una tasa de interés superior a la llamada “tasa Selic” (tasa de referencia, hoy en 6,5%). Luego venden esos títulos a otros bancos y especuladores pagándoles la tasa Selic. Solo por ese “cambio de mano”, los miembros del “club de los 15” se embolsan la diferencia entre las tasas de interés, que luego represtan en el mercado minorista con tasas muchísimos más altas. Un negocio redondo con altas ganancias garantizadas, sin ningún riesgo [4].
En el caso de México, desde la década de 1990 hay un proceso de extranjerización de la banca. Ha habido un crecimiento y una expansión a través de compras de entidades nacionales privadas del BBVA, del Citigroup, del Santander, del HSBC y del Scotiabank [5]. En una conferencia realizada hace unos años, Claudia Achatan, directora de la subsede regional de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que actúa en el marco de la ONU) citó un estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que indica que las filiales que tiene la banca extranjera en México son las que mayores índices de ganancias reportan a sus casas matrices, entre todas las filiales con que cuentan en el mundo [6].
El caso de México es, en cierta forma, más profundo que el de Argentina o el del Brasil: el Banco de México (que reúne las tareas de banco emisor y de control monetario con las institución estatal comercial y de crédito) tiene “autonomía”, desde 1994. Esto significa que “el Banco no puede ser obligado a prestarle dinero al Gobierno, en que opera con independencia presupuestal y de gestión y en que él mismo determina sus políticas e instrumentos para alcanzar su objetivo prioritario de mantener la estabilidad de precios, así como para realizar sus otras funciones”[7]. El imperialismo busca imponer este tipo de funcionamiento “autónomo” de los bancos centrales de los países latinoamericanos porque le permite eliminar “intermediarios” (gobiernos y parlamentos) para implementar sus políticas. Baste decir que el actual gobernador del Banco de México (nombrado por Enrique Peña Nieto en 2017) es Alejandro Díaz de León Carrillo, formado con una maestría en Administración Pública y Privada en la Escuela de Administración de la Universidad de Yale (integrante de la elite universitaria del imperialismo estadounidense). Antes había sido Director General del Bancomext (Banco Mexicano de Comercio Exterior, estatal) encargado de implementar los acuerdos del TLCAN. López Obrador ya anunció que no modificará nada de esta realidad: “En materia económica, se respetará la autonomía del Banco de México; el nuevo gobierno mantendrá disciplina financiera y fiscal; se reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros.”[8].
En algunos países las cosas están aún más avanzadas, porque directamente han adoptado como moneda el dólar: El Salvador, Panamá y Ecuador. Se trata ya de un elemento de tipo colonial, porque esos países han renunciado completamente a cualquier soberanía financiera o política monetaria propia (aunque sea muy limitada, como en aquellos que conservan su propia moneda).
Renuncia a la soberanía jurídica
La soberanía jurídica es la potestad de un Estado de tener su propio sistema judicial regido por su propia legislación y de resolver dentro de este marco institucional los procesos que se originan en hechos sucedidos en su territorio. Una colonia no posee soberanía judicial porque ambos elementos del sistema (tribunales y legislación) son determinados por la metrópoli.
Lo cierto es que, en las últimas décadas, los países latinoamericanos han renunciado a su soberanía jurídica de modo permanente, en diversos casos. Es decir, las diferencias o reclamos que surgen se resuelven en tribunales extranjeros, especialmente en los de Nueva York, porque existen cláusulas específicas sobre este punto.
El primer caso es el de los bonos de la deuda externa. Veamos un ejemplo: en 2004, el gobierno argentino de Néstor Kirchner negoció con la mayoría de los acreedores una quita o reducción del valor nominal de los bonos [9]. Un pequeño sector, los llamados “fondos buitres” (que representaba 1% del total de la deuda nominal), se negó a entrar en ese acuerdo: habían comprado sus bonos en el mercado (a un precio mucho menor que el nominal) y querían obtener una ganancia especulativa mayor. Por eso, utilizaron la cláusula específica y recurrieron a los tribunales de Nueva York en reclamo de un pago mayor. Finalmente, luego de un largo proceso, el juez Thomas Griesa falló a favor de los “buitres” [10]. Ese fallo le costó a Argentina 5.400 millones de dólares [11].
Las mismas condiciones se dan en el caso de muchas privatizaciones de empresas estatales que pasan a manos de empresas imperialistas: “Por ejemplo, todas la privatizaciones incluyen cláusulas de ‘cesión de soberanía jurídica; es decir que los litigios que involucren a las empresas privatizadas, incluso con el propio Estado nacional, se resuelven en los tribunales de Nueva York” [12]. Finalmente, todos los tratados de libre comercio en los que participa el imperialismo estadounidense contienen cláusulas similares. Es el caso del NAFTA (ahora se mantiene en el nuevo tratado con México) y del CAFTA-RD [13].
La presencia militar estadounidense
Otro aspecto muy importante de este proceso que estamos analizando es la creciente presencia permanente de tropas estadounidenses en Latinoamérica.
En el proceso de constitución de la OEA (Organización de Estados Americanos) se firmó el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) en Río de Janeiro (1947), que planteaba una acción militar común y solidaria de los países americanos frente a “agresiones externas”. El tratado fue muchas veces invocado por EEUU durante la “guerra fría” y la “lucha contra el comunismo”. Por ejemplo, Cuba fue excluida después de la revolución de 1959. En los hechos, este Tratado estalló en 1982, durante la guerra de Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña, ya que el gobierno argentino reclamó su aplicación pero el gobierno de Ronald Reagan rechazó este pedido argumentando que Argentina era la agresora y dio su apoyo a Gran Bretaña. Allí quedó plenamente al desnudo el carácter del TIAR: solo se podía aplicar si era al servicio del imperialismo.
De modo paralelo al TIAR y también luego de su estallido, EEUU fue construyendo una red de bases militares en Latinoamérica. Actualmente, el país del norte posee bases militares permanentes en los siguientes países de la región (por orden alfabético): Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú [14]. A ellas, debemos sumar la de Guantánamo (Cuba) y las de Puerto Rico (país que tiene el estatus de “Estado libre asociado” con EEUU). Finalmente, existe la base militar británica en las Islas Malvinas (usurpadas a la Argentina).
Pero la presencia militar no se limita a las bases. Se expresa también en las periódicas operaciones de “entrenamiento” que se realizan en diversos países, sean bilaterales o múltiples, con tropas de varias naciones; en el patrullaje conjunto de las costas centroamericanas; en las operaciones con la DEA estadounidense, camufladas como “lucha contra el narcotráfico”, etc. Tanto las bases permanentes como estas operaciones son supervisadas por el Comando Sur, una división del Pentágono (sede del Departamento de Defensa de EEUU). Debemos incluir también el permanente asesoramiento y venta de tecnología represiva que de modo creciente realizan el Estado y las empresas israelíes a los gobiernos latinoamericanos.
Esta presencia militar viene creciendo. Por ejemplo, Argentina no tiene bases militares estadounidenses de carácter permanente. Pero, en los últimos meses, el gobierno de Mauricio Macri ha pedido la presencia de oficiales y tropas de ese país “para instruir a soldados, policías y gendarmes” [15]. Un pequeño contingente de esas tropas ha quedado instalado en la región patagónica. Esta situación transgrede la legislación argentina ya que requeriría autorización de Congreso de la Nación (algo que el gobierno Macri no hizo).
El caso de Haití merece una consideración especial. Entre 2004 y 2017, tropas de varios países (camufladas como “misión de paz” de la ONU – Minustah) invadieron y ocuparon militarmente el país, creando una situación colonial al servicio del imperialismo yanqui. El principal contingente de esas tropas (y el comando de la Minustah) estuvo a cargo de Brasil, pero también participaron tropas de varios países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú, Paraguay y Uruguay). Es este uno de los episodios más vergonzosos de la historia latinoamericana.
Algunas conclusiones
En el pasado, para defender sus intereses en Latinoamérica, cuando los consideraba amenazados, el imperialismo estadounidense no dudaba en recurrir a sangrientos golpes de Estado e invasiones militares (la llamada política del “gran garrote”). Es muy larga la lista de hechos que se originan en esta política. Pero luego de su derrota en la Guerra de Vietnam (1963-1975) se vio obligado a cambiar de tácticas políticas y pasar a utilizar otros métodos: pactos, negociaciones, y las instituciones de la democracia burguesa. Utilizando la imagen del burro que puede avanzar en la dirección que se pretende a través del garrote o de una zanahoria puesta en su frente, priorizó la zanahoria sobre el garrote.
Esto significa que, para defender sus intereses, ha operado con distintos tipos de gobiernos burgueses en los países latinoamericanos. Algunos se decían de “derecha”, otros de “izquierda”. Algunos de estos últimos, incluso ejercieron alguna resistencia (los analizaremos en el próximo artículo de esta serie). Pero todos acabaron yendo en la dirección que el imperialismo quería y aceptando la profundización del dominio imperialista.
Una profundización que lleva a la aparición de rasgos coloniales: presencia militar permanente, renuncia de la soberanía jurídica, supervisión rígida de la política económica y monetaria, etc. Por eso algunos autores hablan de un “proceso de recolonización” o de una situación “neocolonial”.
Lo cierto es que los gobiernos y los regímenes políticos de los países latinoamericanos ya no son expresión de la “independencia política nacional” a la que se refería Lenin, y tienden, cada vez más, a expresar instituciones políticas, jurídicas y militares completamente subordinadas al imperialismo. Más allá de la categoría con que denominemos esta situación (y el grado de avance que se haya dado en cada país), existe una contradicción antagónica entre los intereses y necesidades de los trabajadores y el pueblo de los países latinoamericanos y esos gobiernos y regímenes (sean autoritarios o electos por el voto). Algo que se expresa, de modo combinado, tanto en sus crisis como en las luchas populares contra ellos. En el último artículo de esta serie, desarrollaremos el programa que los socialistas revolucionarios presentamos para resolver esta contradicción antagónica.
Notas
[1] Datos extraídos de la página del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en http://www.bcra.gov.ar/
[2] BURACHIK, Gustavo Martín. “Extranjerización de grandes empresas en Argentina”, Problemas del Desarrollo vol. 41 no 160, México, enero-marzo 2010, en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0301-70362010000100006
[4] Extraído de Opinião Socialista 561 sobre datos de www.tesouro.fazenda.gov.br/dealers
[5] Datos tomados del artículo “La banca extranjera en México” de Javier González y Pablo Peña, publicado en Estudios Económicos CNBV, vol. 1, 2012, en https://www.cnbv.gob.mx/CNBV/Estudios-de-la-CNBV/Estudios%20de%20investigacion/Banca_extranjera_en_M%C3%A9xico.pdf
[6] http://www.jornada.com.mx/2006/08/24/index.php?section=economia&article=026n1eco
[7] http://www.anterior.banxico.org.mx/preguntas-frecuentes/
[8] https://lopezobrador.org.mx/2018/07/02/palabras-amlo-con-motivo-del-triunfo-electoral-del-1-de-julio/
[9] Un análisis del significado profundo de esta reducción del valor nominal de la deuda externa argentina lo realizaremos en el próximo artículo de esta serie.
[11] https://negocios.elpais.com.uy/noticias/griesa-fallo-ordeno-argentina-pague-us-acreedores.html
[12] PETRAS, James; América Latina: imperialismo, recolonización y resistencia, p. 48, en: https://books.google.com.br
[13] DÁVALOS, Pablo; “Los Acuerdos de Libre Comercio y la privatización de la soberanía política”, en: https://www.alainet.org/es/active/25505
[14] Datos extraídos de https://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/368879/bases-militares-amenaza-paises-latinos y https://distintaslatitudes.net/bases-militares-de-estados-unidos-en-america-latina
[15] https://www.hispantv.com/noticias/argentina/382462/tropas-estados-unidos-orden-macri-controversia