Jue Abr 18, 2024
18 abril, 2024

Las plazas volvieron a llenarse

Cerca de 200.000 personas se movilizaron en todo el país para repudiar el golpe militar.


Alrededor de cien mil en Plaza de Mayo, 40.000 en Córdoba, 25.000 en Rosario y miles en todas las provincias y ciudades del interior. Una enorme movilización, de carácter independiente, que enfrentó no sólo a los represores y entregadores de ayer, sino al propio régimen político y su actual director, el gobierno de Kirchner. Fue en ese sentido una derrota de la política del gobierno de «institucionalizar» esta lucha, dándole un carácter histórico, «pasado», y sacándole su carácter actual. Y una derrota del intento de «terminar con odios y venganzas» (ver La Nación del 24/3), contra «nuestros hermanos militares», tal como dijo Kirchner en su discurso en el Colegio Militar, rodeado de los mandos del Ejército, Hebe de Bonafini y cientos de peronistas.

Este 24

Después que los intentos de Alfonsín y Menem fracasaron, Kirchner vuelve a intentar la reconciliación del pueblo con la institución asesina. Es decir, la superación de la derrota de las Fuerzas Armadas. Ahora sí, con el apoyo de Hebe de Bonafini, que consi dera a éste un «gobierno compañero». Es parte de la tarea de recuperación de las instituciones del Estado burgués que tiene encomendado este gobierno.

El feriado, los gestos desde las cúpulas de las FFAA, los actos con Estela Carlotto y Hebe, fueron la puesta en escena de una gran maniobra política. La lucha contra el genocidio sería «pasado», parte de la historia. Ahora actuará la Justicia, de la mano del gobierno. Y sin «odios ni venganzas», se pone un punto final al problema. Tendremos nuevas FFAA, democráticas, distintas y opuestas a las «viejas» FF.AA. golpistas.
Es decir, se arrebatan a los luchadores por los Derechos Humanos y a todos los trabajadores y el pueblo las banderas contra el genocidio para enterrarlas en las páginas de los libros de historia. Todos los medios de difusión que aplaudieron a Videla en su momento, se vistieron de gala para esta maniobra. Millones vieron por TV nuevamente las barbaridades de la dictadura. Todo debía culminar en un gran acto gubernamental el 24 al mediodía, como epílogo de la obra. Sin embargo, las cosas no salieron así.

El problema estalló en las manos de Kirchner

Por un lado, los hechos de Las Heras eran incompatibles con este cuento. La propia Hebe no pudo dejar de ir y denunciar hechos de tortura, que salpicaron directamente al gobierno nacional. El gobernador Acevedo fue «renunciado». Por otro lado, el caso de espionaje que afloró en Trelew puso de manifiesto la continuidad del aparato represivo y de inteligencia interior por parte de las FFAA.

Y junto a eso, algunas madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos, como el de Nora Cortiñas, se opusieron al carácter que se estaba dando al feriado y a los actos. Pero por sobre todas las cosas, cientos de miles en todo el país se negaron a abandonar sus banderas.
Fueron 30 años luchando, desde la clandestinidad primero, abiertamente después, contra las agachadas de los gobiernos. Fue Semana Santa e 1987, la lucha contra el indulto en 1990. Todo eso está arraigado en la conciencia popular

Todo el esfuerzo de poner en la televisión la cuestión se les volvió en contra. Millones revivieron el terror. Y quienes no lo vivieron tomaron conciencia. Todo eso estalló el 24 en las calles de todo el país. Gente común que sufrió a los milicos, familias, jóvenes que nacieron después de la dictadura, se confundieron cantando y gritando contra los asesinos, por el castigo, y también por Las Heras, por los presos de hoy, y contra la represión.

La desesperación de Estela Carlotto sobre el palco de un acto que no era el suyo, la histeria de un puñado de ex montoneros financiados por el gobierno, y las declaraciones llenas de rabia de los funcionarios, no pudieron ocultar la verdad: la Plaza fue del pueblo, la lucha sigue. Fueron intentos desesperados de confundir las cosas ante la evidencia del fracaso gubernamental. Las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo conocían de antemano el documento, que por cierto no firmaban pero cuya lectura aceptaron. La acción burocrática y necia de quitar el micrófono a una Madre de la Plaza, cosa que rechazamos y que no debió ocurrir, ayudó a la confusión.

Frente a un gobierno que intentó convencernos que la lucha terminó, y que ahora deben actuar los jueces del sistema, la consigna más cantada fue: «como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar», que es lo mismo que decir que el juicio y castigo de los asesinos está en nuestras manos, y no en las de ningún juez.

Al otro día, el Ministro del Interior hizo declaraciones contra la «izquierda siniestra». Y salieron a vociferar que «el 24 no tiene dueño». Si que lo tiene: el 24 es del pueblo, de la clase trabajadora, de la juventud. Y ejerció su propiedad, contra un intento de robo: el que llevó adelante Kirchner de la mano de su «nuevo Ejército» y de sus aliados.

<recuadro 1>

Hebe de Bonafini, la de siempre pero recostada en el poder

Esa Hebe de Bonafini dura, áspera, temida, intratable, ahora muestra otra cara, sin por eso perder la que ya se le conocía. Ahora se permite recostarse sobre el poder, al que siempre percibió -y casi siempre con razón- como su enemigo. Incluso decir, como dijo  n esta semana de recordación de los 30 años del último golpe de Estado, que hay que concluir con la revisión del pasado para que las Fuerzas Armadas puedan dedicarse sin cuentas pendientes a las tareas que les demanda la democracia.

Hebe de Bonafini admitió que antes de las elecciones del 27 de abril había manifestado públicamente que ‘Menem, el ex presidente Eduardo Duhalde y Kirchner eran la misma mierda’. Ahora declara que ‘me equivoqué y ya lo dije públicamente. Kirchner no es igual a los otros’ (Clarín, 26.03.06, pág. 37). Muchos compañeros están sorprendidos por el apoyo que Hebe de Bonafini le brinda al actual gobierno peronista de Kirchner, dado el respeto y admiración que tienen por la dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, por su consecuente lucha en busca de verdad y justicia.

¿Es una sorpresa el apoyo de Hebe al gobierno de Kirchner?

Para nosotros, lamentablemente, no es ninguna sorpresa. Este giro a favor del gobierno, es el resultado político de la reivindicación que hace Hebe de Bonafini de la guerrilla de los años 70 y sus consecuencias prácticas.

La guerrilla surgida en la década de 1970, en toda América Latina y en nuestro país, las más importantes, como Montoneros y el E.R.P. (Ejercito Revolucionario del Pueblo) fueron direcciones pequeño burguesas independientes del estalinismo influenciadas por la Revolución Cubana. Su política como la de cualquier dirección pequeño burguesa oscila entre la burguesía y la clase obrera. Por lo tanto en algún momento pueden jugar un papel progresivo, y en otro, un papel reaccionario. Pasar de la lucha más furiosa a las treguas más infames.

Por ejemplo, la que pactaron los Montoneros con el gobierno burgués de Cámpora, en 1973. Montoneros claramente era «la pata izquierda» del más grande partido burgués argentino, el peronismo: apoyaron la vuelta de Perón al gobierno, en ese año 1973. El E.R.P. apoyo «alianzas con la burguesía nacional para salvar el país». Por su carácter de clase, la guerrilla, no educaba a los trabajadores en que confiaran sólo en sus propias fuerzas y en la movilización de sus aliados bajo su dirección, creaba falsas ilusiones de que sus problemas se solucionarían por la acción de un «gobierno aliado o progresista».

Cuando cayó la dictadura militar, consecuentes con lo que pregonaban, en forma individual o de conjunto, fueron parte de las estructuras de partidos burgueses (Partido Intransigente, Frente Grande, etc.); hasta que surgió la corriente «kichnerista» en la cual recalaron la mayoría de los ex guerrilleros de los 70´, como por ejemplo la actual ministro del Interior Nilda Garré, o la «simpatizante» del ERP, la ministro de Economía, Felisa Miceli.

Con estos sectores no teníamos ni tenemos ninguna estrategia común, nosotros luchamos para que tome el poder la clase obrera para hacer la revolución socialista y ellos un nuevo gobierno burgués. A la larga es inevitable que nos encontremos enfrentados, por esa profunda razón de clase: son direcciones pequeño burguesas.

Por lo cual decimos que no nos sorprende que Hebe de Bonafini, vaya a «apagar el incendio»; desatado por la brutal represión contra los obreros petroleros en Las Heras como «ministro sin cartera» del gobierno peronista aprovechando su inmenso prestigio, o que Estela de Carlotto, se preste a la maniobra de Kirchner en su intento de evitar darle un carácter opositor al acto del 24 de marzo.

El apoyo al gobierno peronista de Kirchner por parte de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, es lamentablemente un triunfo de la burguesía y el imperialismo; cuyo resultado es la capitulación en la lucha por los derechos humanos, que las coloca en veredas opuestas a los intereses de los trabajadores y sectores populares.

_____________________________________________________

Los genocidas de ayer y las FF.AA. de hoy

Para millones puede parecer increíble que en el salón principal del Colegio Militar de un país cuya historia en el siglo XX estuvo marcada por varios  golpes de Estado y dictaduras militares fusiladoras, queden grabadas estas frases: «NUNCA MAS golpe y terrorismo de Estado. POR SIEMPRE respeto a
la Constitución Nacional, con verdad y justicia». ¿Qué pasó el país para que esto suceda?

Una colosal revolución

En junio de 1982, una revolución derribó la última dictadura militar. Un año después, Nahuel Moreno analizaba así ese derrumbe: «Sin querer exagerar, consideramos que ha sido el acontecimiento más importante en lo que va de este siglo en el país. Es la caída definitiva del régimen más sanguinario y totalitario que hayamos conocido en la Argentina. El derrumbe total de la dictadura genocida instaurada en marzo de 1976, que secuestró y asesinó a decenas de miles de personas.»

Desde entonces, los partidos burgueses y todos los presidentes de la «democracia» trataron de dejar lo más intactas posible a las Fuerzas Armadas, gran parte de cuya oficialidad fue ejecutora del genocidio. Fue así como se sucedieron, durante los gobierno de Alfonsín y Menem, el juicio político a los comandantes de las Juntas, las leyes de obediencia debida y de punto final, el indulto… Pero la movilización y la conciencia de las masas sobre la magnitud de los crímenes una y otra vez les impidieron que se acepte la impunidad. El 19 y 20 de diciembre de 2001, la memoria hizo pegar un salto a la movilización haciendo saltar por los aires el «estado de sitio» de De la Rua.

El plan de K

Teniendo en cuenta esa memoria Kirchner, en su discurso, tuvo frases durísimas para juzgar la última dictadura militar. Reconoció que no se trató de excesos sino de un plan criminal bajo la doctrina de la «Seguridad Nacional», que impuso un modelo de endeudamiento extremo con fuga de capitales que se continuó hasta fines de los ’90. Señalo a Martínez de Hoz como cerebro de ese modelo y que éste aún no había recibido el castigo merecido.

Muchos compañeros obreros y estudiantes, incluso los que desconfían e él, impresionados por su espectacular retórica preguntan: «¿Qué es lo que quiere hacer K con las Fuerzas Armadas? ¿Por qué aparece como el implacable censor de los generales de la dictadura?» Para no enredarse en los discursos de K y entender su verdadera política hacia las FFAA, hace falta recordar que nuestro país es una semicolonia, cada vez más recolonizada por el imperialismo. Como parte de esto, avanza un proceso de recolonización militar. Por lo tanto la política de K es la de sus amos imperiales.

Por otro lado, hay que tener en cuenta lo fundamental: en ningún lugar de Latinoamérica las FFAA han sufrido una derrota política tan aplastante. En ningún otro país del continente el odio de las masas populares hacia los militares es tan grande y profundo. La política de K es recuperar a las FFAA como sostén y resguardo fundamental del estado patronal colonial. Para ello necesita expurgar a los odiados jefes retirados o efectivos, cuyas manos manchadas con la sangre de miles y el tráfico de niños debilitan a la «institución» militar. Su plan es «lavar» y salvar el aparato militar para ser un instrumento represivo efectivo dentro de la «democracia». K ensaya el plan en su propia provincia, como lo demuestra la gendarmería en Las Heras ocupando la ciudad y aterrorizando a los obreros al servicio de las multinacionales petroleras.

Por eso K habló de formar «nuevas generaciones de oficiales» y se dirigió a los militares presentes como «nuestros hermanos de las FFAA» y les indicó que la «gran tarea cívica está por delante». Entendamos cuál es esa tarea cívica: en nombre de la «democracia y la constitución nacional» hay que reprimir a las luchas obreras y populares, derrotar el ascenso de masas en curso.

Y si esas luchas alcanzan una magnitud que amenace el proceso recolonizador, el imperialismo está montando otro mecanismo más confiable que las dictaduras militares: las bases imperialistas instaladas en nuestro territorio. La experiencia con las Juntas Militares, a pesar del provecho que le sacó el imperialismo, mostró que tenían el defecto de que sus generales y burocracias militares, con privilegios basados en enormes aparatos y empresas como Fabricaciones Militares y el proyecto «Condor», tendían a generar Galtieris o Seineldines que se atrevieron a cuestionar los enclaves coloniales como Malvinas.

Por otro lado, la experiencia con Chávez les indica a los imperialistas que dejar que los militares intervengan en política, en medio del ascenso revolucionario continental, les hace hoy más difícil controlar a Latinoamérica como su patio trasero. La doctrina militar imperialista hoy no es la «Seguridad Nacional», sino la «guerra contra el terrorismo». El discurso de K es parte de esta doctrina. Por eso necesitan adiestrar y manejar gendarmes y fuerzas profesionales de desplazamiento rápido. No ejércitos de reclutamiento masivo que estén para defender las «fronteras nacionales» contra los imperios, como la concebían San Martín o Güemes en la época de la independencia.

Para la nueva gendarmería no hay frontera nacional, sino frontera de clase. Donde hay obreros luchando, ahí está la frontera para la patronal, ahí están los «terroristas» para el imperialismo, ahí cierran el cerco y aplican el «terror del estado» los gendarmes, como en Las Heras.

__________________________________________________

Un programa para las FF.AA. opuesto al de K

 Destrucción del aparato represivo y auto-defensa de los trabajadores. No a la subordinación de los ejércitos del continente a los planes militares y el mando yanqui. No a las bases yanquis.
La lucha por la liquidación de todas las fuerzas represivas de la burguesía tiene como centro la derrota del plan imperialista donde los «marines» se instalan para dirigir a las fuerzas locales en la represión en caso de rebelión. Por eso es central la lucha contra la presencia de bases y tropas imperialistas.

 Por la disolución inmediata de los «servicios» como la SIDE, el GOE y otros grupos especiales y la liquidación del aparato represivo. Por la prohibición a la Gendarmería y la Prefectura Naval para actuar en tareas internas que nada tienen en común con las custodia de las fronteras nacionales y aguas territoriales.

 Al mismo tiempo impulsamos la sindicalización y los plenos derechos políticos de las tropas, suboficiales y oficiales de las fuerzas armadas y policiales, la elección democrática de los oficiales. Exigimos la elección de los comisarios en todos los barrios por voto popular. Llamamos a tropa y suboficiales a desobedecer toda orden de represión contra los trabajadores y el pueblo.

 Establecimiento de la instrucción militar masiva (entre tres y seis meses) para hombres y mujeres , organizada en los lugares de trabajo o estudio, sindicatos, universidades y escuelas medias, durante los fines de semana para mantener trabajos y estudios.

 Terminar con el criterio de «casta militar». Apertura de la oficialidad a los suboficiales y soldados, en colegios militares dependientes de las universidades nacionales. Derecho de los soldados a solicitar la destitución de oficiales o suboficiales que tengan un trato represivo y autoritario con la tropa.

 Impulsamos la auto-defensa de los trabajadores frente a la represión. Es imprescindible para enfrentar a las fuerzas de represión del régimen y del imperialismo. Rechazamos toda organización y acción armada de grupos separados o ajenos a las masas. La experiencia trágica del terrorismo separado de las masas a nivel mundial demuestra que sus acciones invariablemente se vuelven en contra de los trabajadores y el pueblo y benefician a la contrarrevolución. En el terreno de la autodefensa, como en todos los demás, la liberación de los trabajadores solo puede ser obra de los trabajadores mismos.

Artículos publicados en Lucha Socialista 113 (periódico del Frente Obrero Socialista)

Más contenido relacionado:

Artículos más leídos: