En mayo de este año, la Troika dejará Portugal (pero, ya estamos avisados, la austeridad va a continuar) luego de tres años de auténtica ocupación del país por parte de las instituciones más importantes del capital internacional, con la complicidad total de un gobierno entreguista y sirviente.
Todos los aspectos de la vida económica y política han sido dictados por los señores del FMI y de la Unión Europa (UE) que, de tres en tres meses, se sientan a la mesa de negociaciones con el gobierno de Passos & Portas y dictan las condiciones de liberación de cada parte del préstamos de 78 millones con que, en mayo de 2011, los partidos de centro (no olvidar las responsabilidades del Partido Socialista en el crimen) entregan a la clase trabajadora portuguesa a los criminales: banqueros, acreedores y especuladores de la deuda y los capitalistas que se benefician con los favores del Estado.
Las consecuencias de esta política son bien conocidas y son vividas diariamente por los trabajadores, jubilados y jóvenes. Para las mujeres trabajadoras, la austeridad está imponiendo una regresión económica y social nunca vista. A este propósito es un insospechado subsecretario de la ONU, John Hendra, quien afirma: No hay ninguna duda de que los más pobres y vulnerables, cuya mayoría son mujeres, son los más afectados por la austeridad. Y esto ocurre tanto en países en desarrollo con en los industrializados”.[1]
La Troika sólo trajo desigualdades
Un estudio de la CGTP {central sindical] del 23 y 24 de enero[2] revela que las mujeres portuguesas son la mayoría:
De los desempleados de larga duración;
De los contratados no permanentes;
De los trabajadores de tiempo parcial;
De los que reciben el salario mínimo nacional;
De los que reciben Rendimiento Social de Inserción;
De los afectados por enfermedades profesionales;
De os que ejercen un mayor número de horas de trabajo no remunerado.
Estos hechos están indudablemente ligados a los “tiempos de regresión, de retroceso histórico y civilizacional (que) hoy vivimos”[3], como resultado directo de la implementación de las medidas de austeridad. Por ejemplo, Portugal es el país de la UE en el que las desigualdades salariales entre hombre y mujer se agravaron meas en el último año, siendo necesario que la mujer trabaje en promedio 57 días de gracia para conseguir igualar el salario de su compañero masculino. “En 2008 la desigualdad salarial era de 9%, hoy es de 15,7%. Portugal es el país de la UE que registra la mayor subida. Tanto España como Irlanda muestran también un agravamiento de las desigualdades, lo que sólo comprueba que es en los países donde son aplicadas las políticas de austeridad que se registra los mayores ataques a las mujeres trabajadoras.
La tasa de desempleo en nuestro país también es mayor que en los hombres, particularmente entre las mujeres jóvenes (15-24 años), donde es superior a 40%, en comparación con 37% en los hombres de esta misma franja etaria.
Ofensiva contra las familias trabajadoras
Vistas socialmente como las principales responsables por las tareas domésticas y por los cuidados con los familiares dependientes, la mayoría de las mujeres portuguesas continúa siendo sobrecargadas con la doble jornada de trabajo. También aquí la austeridad empeoró brutalmente las condiciones de vida de las familias trabajadoras. Un ejemplo evidente (y ofensivo) es el de que medio millón de niños perdieron, en tres años, el derecho al abono de familia números de 2009 a 2012, lo que coloca la responsabilidad en el actual gobierno pero también en el último gobierno Sócrates, el mismo que abrió las puertas a la Troika). El estudio de la CGTP ya citado declara que el riesgo de pobreza en el país se agravó, “particularmente para las familias con niños”.
Pero no son sólo las madres con hijos pequeños que sufren cortes de toda especie –en salario y en apoyo social– en su rendimiento. De otra manera, sufren las madres de hijos adultos, ya que, debido al aumento del desempleo en la juventud, “cerca de 60% de los jóvenes portugueses entre 18 y 34 años vive en casa de sus padres, siendo Portugal el quinto país con el porcentaje más elevado de la UE”. Se sabe que existe hoy en el país un gran porcentaje de familias monoparentales en las que fue la madre quien asumió la carga de los hijos; es sobre ellas que recae inevitablemente el peso de los jóvenes adultos que, sin trabajo y sin ninguna posibilidad de independencia financiera, o permanecen o regresan a la “casa materna”.
Las mujeres en los frentes de lucha
A pesar de los retrocesos y de los ataques del gobierno de la Troika, las mujeres portuguesas han estado en todos los frentes de lucha y movilización contra la austeridad y quienes la aplican. Ellas son el 53% de las nuevas sindicalizaciones en la CGTP, y 62% de los nuevos delegados sindicales. En sectores de trabajo predominantemente femeninos, se han movilizado en masa e incluso impuesto retrocesos al gobierno (como en la enseñanza y los enfermeros). Al lado de sus colegas hombres hacen huelgas y participan en protestas y manifestaciones, Por meas que quieran hacerlas regresar “al hogar” y desmoralizarlas, ellas están allí para combatir.
Las mujeres ya no se identifican con las teorías que decían que bastaba darles “poder” para que la opresión machista y discriminatoria acabase. Al final la presidente de nuestra Asamblea de la república es una mujer… hay ministros mujeres, ¡y hasta la directora general del FMI es una mujer! ¿Qué cambia eso la situación de las mujeres trabajadoras en Portugal y en el mundo? ¡Nada! Esas señoras sirven a la clase burguesa donde vienen y perpetúan sus intereses. Sólo la clase trabajadora unida, hombres y mujeres, puede poner fin a la explotación y a la opresión capitalistas y construir una nueva sociedad con verdadera igualdad.
En este 8 de Marzo decimos, como Alexandra Kollontai en 1913: “Dejad que un alegre sentimiento de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse en la celebración del Día de la Mujer”.
