Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

La pandemia nos sigue golpeando por culpa del capitalismo.

Estamos enfrentando nuevas olas (algunos países atraviesan 5tas o 6tas olas ya) de nuevos casos y nuevas muertes por el COVID-19. Permanece la denuncia sobre quien es responsable de lo que estamos viviendo: “El sistema capitalista mundial y sus gobiernos son los responsables de esta pandemia y de su impacto.

Por Plataforma de la Clase Trabajadora (PCT)

En primer lugar, porque la sobreexplotación de los recursos naturales más allá de sus límites generó las condiciones para el surgimiento creciente de pandemias por zoonosis, como es el caso del covid-19. Lo es porque demoró conscientemente, durante años, el desarrollo de vacunas contra virus de este tipo porque no daban ganancias, a pesar de las advertencias de los especialistas. Lo es porque, una vez desatada esta pandemia, la enfrentó con sistemas de salud pública deteriorados por décadas y con una investigación y desarrollo farmacológico y tecnológico medicinal dominado por la ganancia de las empresas privadas, y de allí deriva una profunda desigualdad mundial de acceso a las vacunas y recursos técnicos necesarios. Lo es también porque incluso cuando intentaba combatir a la pandemia, con medidas restrictivas parciales, lo hacía con el objetivo principal de recuperar rápidamente los niveles habituales de explotación de los trabajadores e impulsó la repugnante y criminal política de la “nueva normalidad”.” [1]

No podemos dejar pasar que si seguimos enfrentando enfermedad y muerte es porque no hay acceso equitativo a vacunas y tratamientos y porque al capitalismo y sus gobiernos solo les importa mantener abiertas las fábricas, los negocios, el intercambio de mercancías y la industria del entretenimiento y turismo. Solo así podemos entender como la Organización Mundial de la Salud llama a flexibilizar las medidas de contención tanto en las fronteras (aeropuertos y puertos marítimos) como en el día a día y renuncie, además, a su papel de exigencia de protección de la vida humana. Seguimos escuchando llamados a ser mas flexibles en las restricciones y que a no se puede volver a las restricciones del inicio de la pandemia y hay un notable esfuerzo para normalizar las muertes por el virus. Todo esto aprovechando el cansancio y las afectaciones emocionales que todos enfrentamos como consecuencia de la pandemia. Pero además es obvio el esfuerzo para continuar dividiendo a nuestra clase. Hoy quieren dividirnos entre “vacunados y no vacunados”. Y se quiere culpabilizar a los no vacunados de la situación actual.  Si bien es cierto que existen grupos (sobretodo de extrema derecha) que actúan totalmente conscientes y organizados y se oponen a todo con la excusa de los derechos individuales, también es cierto que esta situación es aprovechada por los burgueses que ya implementan políticas en sus empresas en las que la baja por covid-19 en un trabajador no vacunado, no se remunera. El objetivo es dividirnos y culpabilizarnos entre nosotros para que no veamos al verdadero culpable.

El Salvador presumió durante mucho tiempo de ser un país pionero en el manejo de la pandemia. De eso solo han quedado el discurso del gobierno y sus vasallos. Lo cierto es que la pandemia sirvió para corrupción en muchos de los integrantes del gobierno. Si bien es cierto que existe una importante cantidad de vacunas a la disposición de la población, también es cierto que para muchos sigue siendo difícil el acceso a las mismas pues una importante cantidad de aquellos que aún no se han vacunado, viven en regiones remotas y de difícil acceso en donde se hace complicado mantener la cadena de frio necesaria sobretodo para las vacunas de RNAm. Además, se priorizo la dosis de refuerzo cuando había todavía importantes sectores que ni siquiera habían recibido la primera de las dosis. Las dos medidas que vinieron a desbordar la situación fueron: la instauración del turismo de vacunas (se apertura la vacunación para extranjeros como un método para atraer turistas) y la eliminación de restricciones para el ingreso en las fronteras del país justo cuando los casos producidos por Omicron empezaban a aumentar en el mundo (como un atractivo para que los connacionales viviendo fuera del país vinieran a pasar las fiestas).

En El Salvador como en el mundo entero existe un enorme subregistro de casos, a pesar de lo cual se hizo evidente que justo antes de los días de las festividades de fin de año los casos comenzaron a subir constantemente, teniendo ya en la primera semana del nuevo año una multiplicación del 700% de nuevos casos. Hoy día, esa multiplicación va por muchísimo mas, pero no hay datos confiables pues el gobierno no publica las cifras.

Existen aun hoy empresarios y personajes ligados a los tomadores de decisiones que quieren convencernos de que esta mutación terminara con la pandemia y hasta quienes dicen que es mejor enfermarse hoy porque el cuadro clínico cursa con menor intensidad que las anteriores variantes. Lo peor es que este pseudoanalisis es el que guía su actuar en sus empresas evitando medidas de prevención para sus empleados. No les importa que mueran, pues los sustituyen por otros mañana, pero nadie lo sustituirá en su familia y en su comunidad.

Hemos visto enormes filas para optar a una prueba que confirme o descarte que padecen covid-19 los que ahí estaban. Pero no solo en las escasas pruebas que ofrece el estado sino también en laboratorios privados que se han visto abarrotados y que “han hecho su agosto” (expresión usada para significar que han obtenido ganancias y lucro de determinada situación) en estos días.

Sumado al luto y dolor de muchos, encontramos cientos y miles que han perdido sus empleos o sus ingresos por haberse enfermado sin que el gobierno muestre un poco de simpatía por todos estos casos. Se ha llegado al colmo de no enviar a su casa a reposo con baja remunerada, a una gran cantidad de personas que a pesar de tener pruebas de laboratorio que confirman su diagnóstico, son dejadas en sus puestos contagiando a los demás e impidiendo una efectiva recuperación del enfermo. En los últimos días también hemos comprobado como el primer nivel de atención de salud en el país ha colapsado. Y diferentes organizaciones han hecho el llamado de auxilio ante una población trabajadora en salud exhausta, insuficiente, mal pagada y explotada. Todas son realidades ante las que los burgueses y el gobierno hacen la vista gorda, ignorándolas.

Aunada a toda esta precariedad, la galopante inflación golpea aún más el precario bolsillo del salvadoreño. Cosas tan básicas como el queso han triplicado su precio y la respuesta del gobierno, como siempre, es levantar cortinas publicitarias que tratan de encubrir y desmentir la verdad con la que a diario vivimos.

“La política de naturalización de las muertes y de la normalización de la enfermedad es un acto criminal sobre los trabajadores y pobres del mundo.  La desigualdad de las campañas de vacunación mundial y la reapertura creciente de las actividades económicas resultan en la persistencia de la pandemia y en el surgimiento de nuevas cepas más contagiosas y peligrosas. El costo en vidas y sufrimiento recae siempre sobre la clase trabajadora y las masas del mundo. ¡No podemos aceptar esto! ¡No podemos aceptar que el desastre que producen el capitalismo y sus gobiernos recaiga sobre nuestras espaldas!” [1] Creemos que el momento ha llegado para que la clase trabajadora haga sentir su peso y haga escuchar su voz y por eso hay medidas urgentes que necesitamos reivindicar:

  1. Vacunación masiva y gratuita para todo el mundo hasta los últimos rincones olvidados. Mientras la vacunación no sea equitativa, nuevas cepas seguirán apareciendo y cada vez más feroces.
  2. Ruptura de los derechos de patente de las vacunas. Para que no prive el interés privado de lucro sino el interés común de salud para nuestra gente.
  3. Defensa de los sistemas de salud pública y la necesidad de grandes inversiones en ellas. Solo un sistema de salud publico fuerte puede combatir mejor las consecuencias en la salud de la pandemia, por lo que no podemos privilegiar a sistemas privados de salud al que solo tiene acceso el que puede pagarlo.
  4. Expropiación de los grandes conglomerados de producción de vacunas y tecnología médica para la elaboración de un plan internacional solidario de combate a la pandemia, controlado por los trabajadores (especialmente por aquellos especializados).

Desde la Plataforma de la Clase Trabajadora en El Salvador decimos:

BASTA DE PONER SOBRE NUESTROS HOMBROS LA CARGA DE LA PANDEMIA

MEDIDAS PARA DETENER EL AVANCE DE LOS CONTAGIOS YA

ACCESO A SALUD GRATUITA Y DE CALIDAD PARA TODOS

 

[1] https://litci.org/es/no-hay-una-nueva-normalidad-basta-de-naturalizar-la-muerte

 

 

 

Más contenido relacionado:

Artículos más leídos: