Jue Abr 25, 2024
25 abril, 2024

Sobre las polémicas en el Comité por una Internacional Obrera

Recientemente, varios Boletines de Discusión Interna (BDI) del Comité por una Internacional Obrera (CIO) fueron divulgados en varios sites de internet, incluso en uno de la prensa burguesa, el Irish Times.

Por: Marcos Margarido

La dirección histórica del CIO, representada por Peter Taaffe, lanzó una fracción en defensa de sus posiciones contra algunas políticas adoptadas por su sección irlandesa, el Partido Socialista Irlandés (ISP), que tuvo apoyo de una mayoría de votos de otros partidos en reunión del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) del CIO, realizado hacia finales del año pasado.

En la medida en que se tornó una debate público, cuyos temas son parte de discusiones importantes para la orientación de los revolucionarios y que el CIO es identificado en la vanguardia de algunos países importantes como la expresión del trotskismo, queremos analizar los temas de ese debate.

Un breve histórico

Para que se entiendan las diferencias entre estos dos sectores (minoría del último CEI del CIO, donde se ubica su dirección histórica; y la mayoría del último CEI del CIO, de la cual forman parte el partido irlandés y las secciones norteamericana, griega, brasileña, sueca, entre otras[1]) es necesario hacer un breve, e incompleto, resumen de los hechos ocurridos antes de este CEI y de la crisis que se abrió luego de su realización.

En 2018, se abrió una discusión entre el Secretariado Internacional (SI) del CIO y su sección irlandesa, centrada en dos puntos: la política del ISP en relación con la lucha contra la opresión femenina y su política electoral, principalmente en relación al Sinn Féin, un partido nacionalista burgués y brazo político de una de las corrientes en las cuales el “viejo” IRA (Ejército Republicano Irlandés) se dividió luego de la guerra de independencia con Inglaterra (1919-1921).

Según el SI del CIO, el ISP desarrolló una política de capitulación al feminismo radical, que defiende la “política de identidad de género”, durante la lucha por el fin de la ley de prohibición del aborto en la República de Irlanda. Esta ley fue revocada luego de un plebiscito, en mayo de 2018, que derrotó espectacularmente las posiciones de la Iglesia católica y de un amplio sector del parlamento irlandés y del gobierno, que defendían la mantención de la prohibición. El ISP tuvo una participación destacada en esta lucha.

Por otro lado, el SI del CIO acusó al ISP de tener una política sectaria, de “denuncismo”, en relación con el Sinn Féin en las campañas electorales de 2016 y 2018 y de no haber presentado un programa electoral de transición, por no haber incluido la consigna de “estatización” en el referido programa. Esta última crítica fue aceptada por la dirección del ISP y no entraremos en detalles aquí. El ISP tiene dos parlamentarios (Teachta Dála – Tds[2]) en el Dáil Éireann, el parlamento irlandés, y es la única sección del CIO con miembros en el parlamento.

Con el desarrollo de la discusión y la cristalización de las dos posiciones, se realizó una reunión del CEI de aquella organización hacia finales de 2018, con el objetivo de que tal organismo tomase una posición. Sin embargo, las diferencias, que hasta entonces estaban limitadas (formalmente) al SI y al ISP, polarizaron el CEI y la discusión fue encerrada con la votación de la abertura de un precongreso internacional, que dividió el CEI en los dos sectores definidos arriba.

Sucintamente, la mayoría del CEI aprobó, por tres votos de diferencia, que se oponga a cualquier amenaza de ruptura, que no había divergencias de principio entre las dos posiciones y que el congreso del CIO sería realizado en 2020. La posición minoritaria, en la cual se incluye Peter Taaffe y la mayoría del SI, defendía la existencia de diferencias de principio y la realización del congreso en enero de 2020.

Durante el CEI, y al ver su posición en minoría, Peter Taaffe lanzó una fracción (In Defence of a Working Class Trotskyst CWI – En Defensa de un CIO Obrero y Trotskista) con el apoyo de dirigentes de once partidos y de miembros del SI. Esta posición se vio debilitada posteriormente con la ruptura con el CIO de las secciones española, mexicana y venezolana, que firmaron la plataforma de la fracción, así como de la sección portuguesa, durante una reunión de la Fracción en marzo de este año[3]. En su plataforma, la Fracción no solamente combatió las posiciones de la mayoría del CEI, sino que acusó a los representantes de los partidos que votaron en mayoría en el CEI de formar una “Fracción No Fracción”, es decir, una fracción secreta, lo que transformó definitivamente el debate en una disputa fraccional por la dirección del CIO.

Las principales diferencias programáticas

En este texto, vamos a atenernos a algunas posiciones teórico-programáticas del CIO que juzgamos relevantes para la discusión: la cuestión de la conciencia de las masas, la cuestión del Frente Único, y el Brexit.

  1. La conciencia de las masas y la elaboración de consignas de transición

Esta cuestión siempre estuvo presente en las principales divergencias que la LIT sostuvo con el CIO desde los años ’90, por ejemplo, la de la cuestión palestina. En el debate presente, entre la dirección del CIO y el ISP, forman un telón de fondo permanente.

Podríamos resumir la posición tradicional del CIO en el enunciado: la elaboración de una consigna de transición debe tomar en cuenta las necesidades de las masas y, en un mismo nivel de importancia en cuanto a su contenido, su conciencia, incluso de sus sectores más atrasados.

Un ejemplo es un documento del congreso del Partido Socialista Inglés (SP – sección del CIO) de 2013 sobre migración[4]. Este hace una caracterización en general correcta sobre la cuestión de la inmigración en Inglaterra y de los ataques a los inmigrantes, y una previsión que se mostró acertada: “Conforme la crisis en la Eurozona se desarrolla, es posible que el libre movimiento en la UE esté amenazado”.

Sin embargo, saca la siguiente conclusión en la política:

“69. Es claro que tenemos que defender las secciones más oprimidas de la clase trabajadora, incluyendo los trabajadores migrantes y otros inmigrantes. Nosotros nos oponemos al racismo. Defendemos el derecho de asilo y defendemos el fin de medidas represivas, como los centros de detención. Al mismo tiempo, dada la mentalidad de la mayoría de la clase trabajadora, no podemos presentar un eslogan de “fronteras abiertas” o “ningún control de inmigración”, lo que sería una barrera para convencer a los trabajadores de un programa socialista, tanto en lo que respecta a la inmigración como en otras cuestiones. Tal demanda alienaría la vasta mayoría de la clase trabajadora, incluyendo muchos inmigrantes de larga data, que la verían como una amenaza a los empleos, salarios y condiciones de vida[5].

Esto es, dado que existen vastos sectores de trabajadores, incluso inmigrantes legalizados, que están contra el derecho de inmigración de todos aquellos que así lo deseen, el SP no defiende la política de “fronteras abiertas” y de inmigración sin restricciones. Por el contrario, defiende una inmigración selectiva. En la práctica, solo los que piden asilo político o económico, sin que haya ningún preconcepto racista en la concesión de la visa, tendrían ese derecho. Y justifica eso diciendo que una consigna tan amplia impediría la presentación de un programa socialista a vastos sectores de la clase trabajadora. Es decir, un “programa socialista” sin la defensa del derecho de libre movimiento de los pueblos, que es parte esencial de cualquier programa revolucionario.

Este tipo de elaboración no es solo una capitulación al bajo nivel de conciencia de las masas (que siempre es un nivel de conciencia atrasado) sino también a la propia burguesía, la real instigadora del veneno de la xenofobia, del racismo, del machismo, etc., en la conciencia de las masas.

¿Cómo trató Trotsky este tema? En el Programa de Transición (que fue aprobado pro el Congreso de Fundación de la IV Internacional en 1938), él afirmó:: “Este puente debe incluir un sistema de reivindicaciones transitorias, que parta de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias masas de la clase obrera y conduzca, invariablemente, a una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado”.

A primera vista se debe tener en cuenta, en igualdad de importancia, las condiciones actuales y la conciencia de las masas. Esta cuestión también causó confusión en los cuadros del SWP norteamericano, pero Trotsky, en una conocida conversación con los principales dirigentes de aquel partido, la resolvió de la siguiente forma:

“Algunos camaradas dicen que este esbozo del programa en algunas partes no es suficientemente adecuado a la mentalidad, al humor de los trabajadores americanos. Aquí debemos preguntarnos si el programa debe ser adaptado a la mentalidad de los trabajadores o a las actuales condiciones económicas y sociales objetivas del país. Esta es la cuestión más importante”[6].

Y responde, en primer lugar, atestando que “la mentalidad está, en general, en la retaguardia, atrasada en relación con el desarrollo económico”, esto es, con las condiciones objetivas. Pero, el punto de partida debe ser la situación concreta: El programa debe expresar las tareas objetivas de la clase obrera, y no el atraso de los trabajadores. Debe reflejar la sociedad como ella es y no el atraso de la clase obrera”. Es decir, el atraso de su conciencia en relación con la situación objetiva.

Nada más claro. Sin embargo, ¿cómo resolver este descompás entre necesidades objetivas y conciencia? Como Trotsky explica: “Otra cuestión es cómo presentar este programa a los trabajadores. Es más una tarea pedagógica y una cuestión de terminología al presentar la real situación a los trabajadores”.

Es decir, al formular el contenido de una consigna de transición, tenemos en cuenta las necesidades objetivas de la clase obrera, pero, al ponerla en el papel, debemos tener en cuenta el nivel de conciencia de las masas para que el contenido sea comprensible. Como dice Trotsky, ser comprensible no quiere decir que sea aceptado, pero la tarea del programa es “presentar la situación como ella es”, pues “no podemos posponer ni modificar condiciones objetivas que no dependen de nosotros”.

Como se ve, existe un foso intraspasable entre el significado de la citación del Programa de Transición arriba y la interpretación que el CIO hace de ella.

Luego de esta comparación entre las dos interpretaciones, se hace más fácil entender los errores de la posición tradicional del CIO en la discusión en pauta. Vamos a mostrarlos a través de algunos ejemplos.

En el documento sobre la cuestión del Frente único, escrito por Paul Murphy, de la dirección del ISP, que creemos representa la posición tradicional del CIO (y, por lo tanto, de la actual Fracción Internacional de Peter Taaffe), algunos párrafos son dedicados al Brexit y sus implicaciones en Irlanda, principalmente el establecimiento de una aduana en la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte[7].

Murphy critica la posición mayoritaria de la dirección del ISP por ser pasiva y abstracta, debido a la siguiente afirmación: “Decimos que, cualquiera sea la forma por la cual los diferentes intereses capitalistas resuelvan su disputa comercial, ella debe ser hecha sin cualquier frontera física o represora”[8].

En realidad, la posición criticada por el ISP es una posición clara de principio, pues apunta a la unificación de Irlanda (ninguna frontera), una lucha histórica del pueblo irlandés. Lo que falta en esta declaración es el reconocimiento de sus implicaciones, o sea, una lucha por la independencia de Irlanda del Norte, contra la ocupación inglesa, llamando a una alianza con el proletariado irlandés para alcanzar la reunificación de Irlanda.

El problema es que el CIO está lejos de reconocer esta lucha histórica como una necesidad inmediata del pueblo irlandés, que debe ser parte del programa de transición de un partido revolucionario. El caso de Irlanda llama más la atención porque existe una elaboración marxista sobre esa cuestión desde el propio Marx y después reivindicada por Lenin en sus escritos sobre las cuestiones de las nacionalidades. El razonamiento de Marx era opuesto al del SP inglés. En 1869, Marx escribió el texto La Cuestión Irlandesa y la Internacional, del cual extraemos el siguiente pasaje:

“Inglaterra, metrópoli del capital, potencia hasta ahora dominante en el mercado mundial, es en el momento el país más importante para la revolución obrera y, además, el único país donde las condiciones materiales de esta revolución llegaron a un cierto grado de madurez. Por eso, la Asociación Internacional de los Trabajadores visa, antes que nada, acelerar la revolución social en Inglaterra. Y el único medio de conseguirlo es tornar a Irlanda independiente. He aquí por qué la Internacional debe siempre dar prioridad al conflicto entre Inglaterra e Irlanda, tomando abiertamente partido por esta última. La tarea especial del Consejo Central[9] en Londres es despertar en la clase obrera inglesa la conciencia de que la emancipación nacional de Irlanda no es para ella una abstracta cuestión de justicia y de humanitarismo, sino la condición primera de su propia emancipación social”.

La respuesta de Murphy es, al mismo tiempo, una capitulación al reformismo (esto es, a la burguesía) y una formulación, esta sí, abstracta de cómo todo sería resuelto en el socialismo. Veamos:

Después de concordar con la propuesta de la dirección del ISP de llamar a los sindicatos a una conferencia para organizar la lucha contra cualquier ataque a los derechos de los trabajadores, Murphy dice que eso no es suficiente, pues “tenemos que encontrar una formulación para decir lo que pensamos que debería ocurrir y cuál es nuestra visión para una salida socialista”. Y da un ejemplo de que lo que debería ser tal formulación y visión de una salida socialista.

“La posición de Corbyn, delineada en un discurso en febrero, describe cómo un gobierno de izquierda lidiaría con la cuestión de la Unión Aduanera. Efectivamente, él contrapone la unión aduanera procapitalista existente a otra en interés de los trabajadores. Eso garantizaría fronteras fluidas y comercio libre de tarifas, pero sin las reglas y restricciones neoliberales que impedirían a un gobierno de izquierda implementar políticas como la nacionalización. Si Corbyn valientemente llevase adelante esa posición, en lugar de buscar un compromiso con el ala derecha [del Partido Laborista] y la ligase a la necesidad de un cambio socialista, sería enormemente popular en esta isla y en Gran Bretaña. Eso resolvería los miedos y las preocupaciones reales de los trabajadores en relación con la economía y con la frontera”[10].

Y afirma que, en el contexto de la crisis política en Gran Bretaña, es necesario exigir “elecciones generales en Gran Bretaña para que Corbyn suba al poder con un programa socialista”. Por lo tanto, la formulación defendida por el CIO para resolver la cuestión de la aduana es la misma de Corbyn, un reformista de izquierda reconocido, que es la de mantener una aduana, al final, pero no tan dura como aquella defendida por el gobierno inglés, y sí una frontera fluida (hard border o soft border, en inglés).

Esto, según Murphy, resolvería los miedos y preocupaciones de los trabajadores, en este caso de los ingleses. Es decir, de la misma forma que el ala izquierda del Partido Laborista, el CIO establece su política basado en el nivel de conciencia atrasado de los obreros protestantes y no en la necesidad de aprovechar la actual crisis política para reencender la llama por una Irlanda unida, sin ninguna frontera. Pero esto implicaría en una batalla para ganar la conciencia atrasada de la mayoría de la actual población de Irlanda de Norte, que envenenada por la propaganda religiosa del Imperio inglés, es contraria a ser independiente de Inglaterra. Como si eso no bastase, los cinco puntos delineados por Corbyn[11] para resolver la cuestión de la frontera son completamente procapitalistas, no tienen nada de “interés de los trabajadores”.

En cuanto a la salida socialista para la crisis, el CIO comete un error que ya es recurrente en la política del Socialist Party inglés: levantar la posibilidad de llegar al socialismo por medio de elecciones y, peor, de la elección de un reformista. Votar en el Partido Laborista en las próximas elecciones generales para que Corbyn sea el primer ministro con un “programa socialista” es mantener las ilusiones de las masas en salidas reformistas y no tiene nada en común con un verdadero programa de transición. Según la posición del CIO, todo eso estaría garantizado si se cumpliesen las exigencias del SP, de que Corbyn reabra las negociaciones con la UE sobre nuevas bases; que él haga apelaciones internacionalistas a los trabajadores europeos, por encima de las cabezas de los negociadores de la UE…, o sea, exigencia mínimas que no son de ninguna manera puntos decisivos para un programa socialista para Gran Bretaña, es decir, se trata de una ficción del comienzo al fin.

En otro momento, este mismo documento afirma:

“No obstante, ningún camarada está a favor de levantar la exigencia de que Irlanda deje la UE en este estadio. ¿Somos culpados por “no contar la verdad” a la clase obrera al no levantar la demanda de dejar la UE y de defender el monopolio estatal del comercio exterior? Nosotros siempre contamos la verdad. Pero, presentamos la verdad de un forma que sea más digerible por la clase obrera en un dado momento, trayendo a la superficie demandas que hablen de las necesidades apremiantes de los trabajadores y conectándolas a la necesidad de un cambio socialista revolucionario para llevar a la clase obrera a la lucha”[12] (negritas nuestras).

Este es un juego de palabras que nada tiene que ver con las enseñanzas de Trotsky. Murphy intenta convencer a los militantes del CIO de que “no contar la verdad” significa “contar la verdad”. Trotsky sugería hasta utilizar psicología de masas para contar la verdad siempre, no solo lo que fuera más diferible en dado momento. El método del CIO es defender, en cada momento, algunas de las necesidades apremiantes de los trabajadores y al mismo tiempo omitir las necesidades objetivas estratégicas que pueden no ser aceptadas en aquel momento por las amplias masas, pues estas siempre presentan un descompás entre su conciencia y tales necesidades. Esta es una versión moderna del método de la socialdemocracia de separar el programa máximo del programa mínimo, siendo que el segundo se agita mientras el primero es, como decía Trotsky, “para los días de fiesta”. O sea llevar a los trabajadores a la lucha por sus necesidades apremiantes sin proponer ninguna consigna que apunte la estrategia de la toma del poder y limitarse a hacer propaganda del socialismo.

En el caso de la necesidad inmediata de destruir la Unión Europea, por ser una máquina de guerra social del imperialismo europeo, capitaneado por Alemania y Francia, este error se hace flagrante porque incluso lleva a tener una política diferente en cada país para la misma institución. En Inglaterra, el SP defiende la salida de la UE; en Irlanda, el ISP no la defiende. En algún otro país podrá defenderla o no. Todo depende del nivel de conciencia de las masas y no de la necesidad objetiva de la clase obrera.

El CIO, una organización internacional con secciones en varios países europeos, algunas de ellas con presencia importante en la lucha de clases, que deberán presentar candidatos en las próximas elecciones europeas o por lo menos deberán tener una posición en relación con ellas, no presentarán una política unificada. Eso demostrará, no la fuerza de tal organización internacional sino su debilidad debida a su estrechez política.

¿Qué le aconsejaría Trotsky a tal organización? Veamos cómo él orientaba al SWP de los Estados Unidos:

“¿Qué puede hacer un partido revolucionario en esta situación? En primer lugar, dar una visión clara y honesta de la situación objetiva, de las tareas históricas que devienen de esa situación, independientemente de si los trabajadores están o no prontos para eso. Nuestras tareas no dependen de la mentalidad de los trabajadores. La tarea es desarrollar la mentalidad de los trabajadores. Es eso que el programa debe formular y presentar frente a los trabajadores avanzados. […] pero, precisamos decir la verdad a los trabajadores, solo así ganaremos a los mejores elementos”[13].

  1. El Frente Único

Esta es una discusión importante, no solo en la actual crisis que afecta al CIO sino también para todos los partidos revolucionarios. Se trata de aplicar una táctica para obligar a las grandes organizaciones obreras reformistas a movilizar a las masas bajo su influencia, llamándolas a luchar por las necesidades apremiantes de las masas, o desenmascararlas en el caso de que ellas se nieguen y, en ese proceso, por la positiva o por la negativa, ganar a los mejores elementos para el partido.

Sin embargo, el CIO aplica este concepto tornando el Frente Único una estrategia, o un método[14], como Paul Murphy afirma, y no una táctica. Un método permanente y que se extiende mucho más allá de los límites definidos por el IV Congreso de la Internacional Comunista (IC). Veamos:

El documento ya citado afirma:

“No obstante, para Trotsky, así como para Lenin, eso [esto es, la aplicación de la táctica de Frente Único contra el nazismo en Alemania a inicios de los años ‘30] era apenas la aplicación de un método más general a una situación concreta. Es un método que no solo es aplicable cuando la clase trabajadora mira para los partidos obreros reformistas en masa, sino que puede ser aplicable siempre que las ideas revolucionarias no están en la abrumadora mayoría de la clase trabajadora y, en lugar de eso, otras organizaciones e ideas reformistas, pequeñoburguesas o incluso burguesas dominan[15].

Para el CIO, por lo tanto, el “método” del Frente único es aplicado no solo para llamar a las organizaciones obreras a la lucha sino también a organizaciones pequeñoburguesas e incluso burguesas. Las oportunidades, por lo tanto, son innumerables y de los más diversos tipos, al punto de reducir la importancia de la táctica tradicional de Frente Único:

No es la versión estrecha de una táctica de Frente Único, como definido por el Brief Contribution[16], que tiene relevancia hoy. En lugar de eso, son elementos o aspectos del método fundamental delineado arriba, que tienen aplicación hoy. […]De hecho, el CIO internacionalmente implementó este método general para las formaciones no obreras, donde ellas tienen una base masiva de apoyo entre los trabajadores que estamos buscando ganar. Por ejemplo, el método orientó nuestra política frente al CNA en África del Sur y, más recientemente, al Partido de la Conciencia Nacional en Nigeria. Eso fue visto más recientemente en los Estados Unidos, en el abordaje que adoptamos en relación con Bernie Sanders, un candidato en las elecciones primarias de uno de los dos grandes partidos capitalistas de los Estados Unidos”[17].

La lista de aplicaciones del “método” va todavía más lejos: “Es también como nuestros camaradas intervinieron en el Brasil, pidiendo votos para el PT de Haddad en el segundo turno para derrotar Bolsonaro y participando de movilizaciones conjuntas con el PT y otros”.

Esto es, el método de Frente Único también es aplicable en campañas electorales: en el caso del Brasil, en coaliciones; en Europa, en alianzas parlamentarias entre bancadas. Citan también el entrismo, como expresión de ese ‘método de frente único’.

El CIO amplía su política al llamar a todo y cualquier tipo de táctica de “método de Frente Único”. Sin embargo, esta es una dilución política que no es parte de la tradición de la IC. Las Tesis sobre Frente Único Obrero aprobadas por el CEI de la IC en diciembre de 1921, afirman: “Orientaciones sobre el Frente único Obrero y las relaciones con los trabajadores que pertenecen a la Segunda Internacional, a la Segunda y Media, o a la Internacional de Amsterdam, así como a las organizaciones anarco-sindicalistas…”[18]. Es decir, la táctica está relacionada solo a las organizaciones obreras reformistas. No por otro motivo es llamado Frente Único Obrero. El texto de Trotsky, Sobre el Frente Único (1922) va en el mismo sentido y no es necesario citarlo aquí.

Es claro que algunas de esas tácticas son válidas, como el entrismo, o llamar al voto en un candidato reformista, dependiendo de la situación, del objetivo y de la política adoptada. Otras son inaceptables para un partido revolucionario, como participar de una campaña electoral en un partido burgués y, en el caso de los Estados Unidos, no solo burgués sino imperialista, para elegir candidatos socialistas o progresistas. En relación con eso, la Resolución sobre Táctica del IV Congreso de la IC es clara: “De ninguna forma la táctica de Frente Único significa hacer las llamadas alianzas electorales a nivel de dirigentes, con el propósito de conquistar uno u otro objetivo parlamentario[19].

Al alterar el concepto de una táctica bien delimitada para un método que envuelve todo tipo de actividad en la lucha de clases, el CIO abre las puertas para alianzas con organizaciones burguesas y pequeñoburguesas, en cualquier terreno, incluso el electoral, pero, además, diluye una de las principales finalidades de la táctica de Frente Único: destruir las direcciones traidoras del movimiento obrero.

El CIO dice que su método visa “ganar a la mayoría para el programa revolucionario”, pero en ningún momento dice que, para eso, es necesario destruir políticamente la dirección reformista que influencia a esta mayoría. Es como si todo fuese conseguido pacíficamente, convenciendo a los trabajadores de la superioridad del partido revolucionario en la lucha común con las formaciones reformistas. Y no una lucha a muerte contra estos agentes burgueses en el movimiento obrero, los reformistas y sus satélites neorreformistas. Vemos eso en la práctica, en Inglaterra, donde el SP aplica su método particular de Frente Único en relación con el Partido Laborista, por el cual llama a la clase obrera a confiar y votar a Corbyn, mientras hace tímidas críticas a su política (y siempre por la positiva, del tipo, que bueno sería si Corbyn hiciese eso o aquello), pues es él quien llevará a los trabajadores al socialismo, ¡por la vía electoral!

Sin embargo, es verdad que partidos burgueses o pequeñoburgueses pueden tener una influencia importante en el movimiento de masas y, a veces, hegemónica, como fue Chávez en Venezuela. ¿Cómo llevar a las masas a hacer la experiencia con estas organizaciones? En el caso de Venezuela, la capitulación de casi toda la izquierda mundial al “socialismo del siglo XXI”, al defender a Chávez, su régimen y su política, y al proponer la realización de frentes únicos contra el imperialismo, atrasó en muchos años la efectivización de esa experiencia. Y ahora, cuando las propias masas, a costa de enormes desastres y sufrimientos, llegaron a la conclusión de que el chavismo, ahora en manos de Maduro, es una corriente contrarrevolucionaria, no ven una alternativa a la izquierda y quedan sujetas a las alternativas burguesas del tipo Guaidó. En el caso de Inglaterra, está ocurriendo lo mismo; en las recientes elecciones locales, tanto los Tories como el Partido Laborista fueron rechazados por las masas y llevaron una surra electoral, debido a las políticas de austeridad aplicadas por los Tories nacionalmente y por los Laboristas en las ciudades bajo su control. Sin embargo, la gran mayoría de la izquierda británica, la sección del CIO incluida, continúan defendiendo a Corbyn, que ahora negocia abiertamente con Theresa May una salida para la crisis del Brexit.

Los revolucionarios pueden exigir que el laborismo británico luche contra la austeridad impuesta por el gobierno y, si ellos se pusieran en acción, hacer una unidad en la lucha, pero sin nunca dejar de denunciarlos por su propia política de austeridad en las ciudades que gobiernan. Pero jamás delegar y llamar a depositar confianza en este partido enemigo de los trabajadores, aunque sea con la fórmula de apoyar solo a los corbynistas.

Por eso, los revolucionarios diferencian las varias tácticas que pueden ser aplicadas en estos casos, todas bien delimitadas y con objetivos precisos. Y, todas ellas, volcadas a la movilización de los trabajadores y, en la lucha común, a la destrucción de las direcciones burguesas, pequeñoburguesas o reformistas del movimiento. Nahuel Moreno afirma que:

“El trotskismo tiene que combinar su lucha permanente y sistemática para tornar a la clase obrera independiente de todos los otros sectores de clase y organizarla de forma independiente, con la promoción e intervención en toda lucha progresista, aunque no sea obrera. Si no actuamos así, la clase obrera nunca será la dirección de todo el pueblo explotado y, o que es más serio, nuestros partidos no serán las direcciones de la clase obrera. El partido resuelve esa contradicción promoviendo todas las unidades de acción que son positivas para el desarrollo de cualquier lucha de clases progresista. Pero la unidad de acción es lo opuesto del frente [único obrero], es lo opuesto en el tiempo, en la estructura y en el objetivo. Un frente crea cuerpos relativamente permanentes, eleva la organización de los comités del frente único y una operación relativamente democrática del mismo, así como la permanencia en la acción. La unidad de acción, al contrario, es momentánea, no crea ningún órgano con funcionamiento más o menos democrático, sino que funciona por medio de acuerdos y mantiene la independencia total de las organizaciones involucradas. Al contrario del frente, la unidad de acción es pasajera.

Es por eso que estamos por la unidad de acción antiimperialista; por la unidad de acción de las mujeres por el aborto; por el divorcio o por el derecho de voto; por la unidad con cualquier partido político para solicitar espacios iguales en la radio y la televisión; para una manifestación con cualquier uno que pida esos derechos democráticos contra un gobierno bonapartista y totalitario o democrático burgués. Pero, no confundimos la unidad de acción con la formación de un frente. Estamos en contra de un frente con partidos burgueses o pequeñoburgueses para defender la democracia, incluso cuando concordamos con ellos en la defensa de ciertos puntos democráticos”[20].

Pensamos que esa es la mejor manera de encarar la complejidad de la lucha de clases de la actualidad, donde, por la crisis de la dirección revolucionaria, surgen variantes traidoras (o directamente burguesas) de todos los tipos para engañar a la clase trabajadora y mantenerla sometida a los grillos del capitalismo.

Los errores del ISP no son los que el SI del CIO critica

El SP irlandés afirma que no era correcto hacer un frente único con el Sinn Féin en la lucha contra el impuesto sobre el agua, con lo que concordamos. Sin embargo, su razonamiento para negar este frente único es puramente táctico, y no de principios. No era por el hecho de que el Sinn Féin es un partido burgués y sí porque este no quería luchar contra el impuesto; según el ISP el problema se reducía a que esa posición era impopular, y porque en función de la proximidad de las elecciones, ese llamado no daría tiempo de tener resultado visible y les impediría capitalizar electoralmente. Esto es, un razonamiento puramente electoral. Veamos lo que dice el ISP:

“Nuestro foco no era el Sinn Féin. No hubo acuerdo u objetivo compartido, incluso en palabras, entre nosotros y el Sinn Féin o sus miembros sobre el impuesto sobre el agua. Por detrás de una oposición simbólica a los reclamos por el agua, el Sinn Féin, en realidad, decía que el pueblo acabaría pagando el impuesto porque no se podía vencer por la lucha… Nosotros teníamos poco tiempo para efectivizar un cambio en las intenciones de voto si quisiésemos alcanzar la victoria para nosotros mismos y para el nuevo movimiento. Eso no permitió que hubiese tiempo para un período de frente único o de lucha común con el Sinn Féin, aunque, en palabras, hubiese sido posible”[21].

En verdad es en la cuestión de la posición frente a un posible gobierno de “izquierda”, que reside el gran error estratégico del ISP, en la medida en que se mantiene en los marcos de la elaboración tradicional del CIO. En el mismo documento, el ISP admite que podría ser parte de un “gobierno de izquierda” que adoptase medidas radicales a favor de los trabajadores y, caso no se llegase a un acuerdo, su banca (en el frente Solidarity, actualmente) apoyaría solo las medidas que beneficiasen a los trabajadores y haría oposición a aquellas que no los beneficiasen. ¿Quién sería este gobierno de izquierda? Una posible coalición parlamentaria que involucrase a “otros partidos [de izquierda] e independientes, esto es, con excepción del Labour, Fianna Fail y Fine Gael. Entre los “otros partidos” está el Sinn Féin. Para ellos sería una “posición de principios en relación con la formación de un gobierno”.

La experiencia con ese tipo de gobiernos tanto de la socialdemocracia como del estalinismo (en ese caso aliándose también a los sectores burgueses dichos ‘progresistas’), en los años ’30 y en los anos ’60 y ’70 [del siglo pasado], incluyendo la propia Inglaterra ya mostró que son gobiernos que está subordinados al dominio capitalista y sometidos al Estado burgués. Y actualmente, los partidos neorreformistas, como el Bloco de Esquerda apoyando el gobierno de la Geringonça en Portugal, o Podemos en el Estado español, apoyando al PSOE de Sánchez, revivieron esa táctica de los socialdemócratas y estalinistas con resultados igualmente desastrosos para los trabajadores. Pero en esa cuestión, Paul Murphy no tiene crítica que hacer pues no difiere de sus posiciones sobre el tema.

Una postura burocrática

No podríamos terminar esta discusión sin apuntar una situación grave abierta por la mayoría del SI del CIO al verse en minoría en el CEI que discutió la cuestión irlandesa, al lanzar inmediatamente una fracción durante el propio CEI, antes incluso de que la discusión hubiese llegado a la base de sus secciones.

E hizo eso acusando a los dirigentes de los partidos que inicialmente se opusieron a la política de la mayoría de SI (Bélgica, Suecia, Irlanda, Estados Unidos y Grecia) de formar una fracción “no fracción” por el hecho de haber organizado reuniones por fuera del plenario y actuado coordinadamente en las reuniones oficiales. Además, afirmó que existía la posibilidad de una ruptura debido a la gravedad de las diferencias.

Es decir, inicia una discusión precongresual acusando a los dirigentes de algunos de los principales partidos del CIO de formar una fracción secreta y haciendo gravitar sobre la militancia la posibilidad de una ruptura internacional. Que esta cuestión expresa una grave crisis, se ve por el hecho de que antes de que la discusión comenzara, ya había habido una grave crisis entre los adherentes de la propia fracción lanzada por la mayoría del SI, con la salida de los partidos español portugués, venezolano y mexicano del CIO.

El CIO tiene un fuerte peso de los dirigentes del partido inglés en su centro dirigente, en su SI. Eso ha llevado en varios momentos anteriores, a que el peso de los dirigentes ingleses sea predominante sobre todo el resto de los partidos y eso distorsiona el funcionamiento de la organización internacional. Es un fenómeno que ocurre también en otras corrientes internacionales, favoreciendo lo que nosotros llamamos nacional-trotskismo. Pero lo que llamó la atención en esa disputa es un hecho: el organismo electo por el congreso internacional es el CEI y él tiene una composición más diversificada, mientras el SI tiene ese peso mayor de dirigentes ingleses. O sea, todo indica que las diferencias que surgieron, tomaron esa dimensión, con riesgo inmediato de ruptura, debido a que el SI de mayoría de dirigentes del SP inglés y sus aliados, quedó en minoría en el CEI y su reacción abrupta tiene que ver con la lucha por el control de la dirección y de la organización contra la mayoría del CEI y, si no lo consiguen, están dispuestos a romper el CIO.

El problema es que ese tipo de método de construcción lleva a un desgaste del trotskismo y de la propia concepción leninista de partido en la vanguardia que es asociada a ese tipo de postura burocrática. Evidentemente, pueden surgir diferencias frente a la lucha de clases y dependiendo de la profundidad de ellas pueden generar crisis e incluso la necesidad de divisiones en distintas organizaciones por las diferencias programáticas existentes. De acuerdo a la forma en que se dé, puede abrir espacio al desarrollo de esas organizaciones con sus respectivas posiciones. Pero no es necesario que sea hecho de forma burocrática. Ese tipo de metodología hace que sus consecuencias sean destructivas. Lamentablemente, este parece ser el caso del CIO.

Notas:

[1] Esta minoría/mayoría dice respecto de la votación realizada en el referido CEI. Los países que compusieron la mayoría de 14 votos (contra 11) son: Estados Unidos, Brasil, Bélgica, Austria, Grecia, Chipre, Irlanda, China/Hong Kong/Taiwán, Rusia, Australia, Suecia, Israel-Palestina, Nigeria y Polonia.

[2] El equivalente a Miembros del Parlamento en Gran Bretaña. Irlanda tiene dos lenguas oficiales, el inglés y su lengua nativa, el gaélico, de origen celta.

[3] Esta reunión fue realizada entre el 17 y el 28 de marzo en Londres, en la cual el dirigente de la sección española, Juan Ignacio salió del plenarioo gritando “fumos engañados”.

[4] British Perspectives 2013: a Socialist Party congress document, em https://www.socialistparty.org.uk/partydoc/British_Perspectives_2013:_a_Socialist_Party_congress_document/7

[5] Ídem.

[6] L. Trotsky, The Political Backwardness of American Workers,https://www.marxists.org/archive/trotsky/1940/05/backwardness.htm

[7] Como hoy tanto Irlanda como Gran Bretaña son parte de la Uem no hay una aduana en la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte (sometida a Inglaterra). Una de las principales discusiones del Brexit es sobre qué tipo de aduana existirá en esta frontera cuando (y si) Gran Bretaña deja la UE. Nota: usamos Irlanda del Norte por ser la forma tradicional como se llama a aquella parte de Irlanda. No obstante, lo correcto es decir norte de Irlanda, pues si no, aceptamos la ocupación inglesa y la división artificial y forzada hecha por el Imperio inglés, alegando (mentirosamente) diferencias religiosas. [8]Citado en Paul Murphy, The United Front method and putting forward a Socialist Programme today, Members Bulletin, Documents on the dispute that arose at the IEC.

[9]De la Asociación Internacional de los Trabajadores

[10] Ídem.

[11] Los cinco puntos propuestos por Corbyn para hacer un acuerdo con el gobierno son: 1. Una “unión aduanera [con la UE] permanente y abarcativa en todo el Reino Unido”, con voz en futuros acuerdos comerciales; 2. Alineamiento estrecho con el mercado único [demla UE], sostenido por “instituciones compartidas”; 3. “Alineamiento dinámico en derechos y protecciones”, para que los padrones del Reino Unido no sean inferiores a los de la UE; 4. Compromisos claros sobre la futura participación del Reino Unido en las agencias de la UE y en los programas de financiamento; 5. Acuerdos no ambiguos sobre medidas futuras de seguridad, como el uso deel mandato de detención europeo.

[12] Ídem.

[13]L. Trotsky, The Political Backwardness of American Workers,https://www.marxists.org/archive/trotsky/1940/05/backwardness.htm

[14]Murphy critica severamente el documento mayoritario del ISP por no usar la palabra método, y sí tática.

[15]Paul Murphy, The United Front method and putting forward a Socialist Programme today, Members Bulletin, Documents on the dispute that arose at the IEC.

[16]Brief Contribuition (Breve Contribución) es el documento mayoritario de la dirección del ISP irlandés.

[17]Paul Murphy… ver ref. 12.

[18]Toward the United Front, Proceedings of the Fourth Congress of the Communist International, 1922. Org: John Riddell. Chicago: Haymarket Books, 2012 p. 1164.

[19] Ídem, p. 1158.

[20] Nahuel Moreno, Actualización del Programa de Transición,https://www.marxists.org/espanol/moreno/actual/index.htm

[21]Laura F, Stephen B, Kevin M, Joe H, A brief contribution on some political issues mentioned by PM em Members bulletin: Documents on the dispute that arose at the IEC, 10/10/2018.

Traducción: Natalia Estrada.

 

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