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28 marzo, 2024

Frente Amplio: La (nueva) convivencia

Cuando en 1956, Haya de la Torre pactó con Manuel Prado Ugarteche los votos apristas a cambio de legalidad política para el Partido Aprista Peruano (PAP), se iniciaba un nuevo momento de la historia de dicha organización.

Por: Victor Montes

De una posición antioligárquica y antimperialista, el aprismo decidía apoyar a esa misma oligarquía proimperialista a manos de las cual habían muerto sus más decididos militantes durante la revolución de 1932 en Tujillo.

A este periodo de la historia del aprismo se le denomina “la convivencia”, y constituye el acto político adaptación final del aprismo a los intereses de la gran burguesía peruana, adicta al imperialismo. Hoy asistimos a una situación similar. La autodenominada “izquierda”, desde el Partido Comunista de Mario Huamán, pasando por Patria Roja, hasta llegar al conglomerado de organizaciones que se agrupan tras las siglas del Frente Amplio (Tierra y Libertad, Movimiento Sembrar y un largo etc.), han definido convivir con el gobierno del más importante representante del imperialismo en el Perú de los últimos 50 años: Pedro Pablo Kuczynski (PPK).

Todo bajo el pretexto de “cerrarle el paso al fujimorismo”. Con esto, la izquierda culmina su proceso de adaptación – ya bastante avanzado – a la “democracia” auspiciada por la CONFIEP y compañía, y se pone a disposición directa de los patrones y el imperialismo, al convertirse en importante de la “izquierda” desde los tiempos de Izquierda Unida (IU).

El Frente Amplio (FA), con 20 parlamentarios, es la segunda fuerza en el Congreso 2016 – 2021. Sin embargo cabe apuntar que este “triunfo” es prestado, ya que la votación del FA se produjo como consecuencia de la exclusión del proceso electoral, tanto de César Acuña, como de Julio Guzmán. Fue entonces que el FA, con Verónika Mendoza a la cabeza, salió a capturar sus votos, logrando el 15,35% de los votos válidos en la primera vuelta.

La convivencia

Es este resultado el que ha otorgado al FA condiciones de negociación política con el gobierno, durante el gobierno de Humala. La política de convivencia ha quedado expresada en las declaraciones de Verónika Mendoza tras su reunión con PPK: “La oposición obstruccionista no será de parte del Frente Amplio, seremos una oposición democrática, propositiva, constructiva, vigilante, fiscalizadora, de ninguna manera obstructiva”. Pero las cosas no quedan ahí.

Interrogada en un programa periodístico sobre la postura que adoptaría el FA frente al gobierno, Mendoza respondió que “…hay propuestas (del Frente Amplio) que fueron recogidas por él (PPK). Si las mantiene, en este caso seremos aliados (…)”.

PPK ha recogido la flor lanzada por Mendoza y en un par de semanas ha dejado entrever que algunas de las medidas que adoptaría tras el pedido de facultades especiales al Congreso el 28 de julio entrante, estarían referidas a la lucha contra la corrupción, tema en el que el FA ha comprometido su apoyo a PPK.

Las declaraciones, que pueden parecer sensatas y caer bien a cualquier bienintencionado, sin embargo, esconden una peligrosa trampa: para justificar el apoyo a PPK, el FA lo maquilla como abanderado de la democracia, como un “técnico” intachable en lo referente a temas de corrupción, mientras encubre su conocida carrera como agente de las empresas transnacionales, el Banco Mundial y el FMI, y su paso por los ministerios de Energía y Minas (gobierno de Belaúnde 1980 – 1985) y de Economía y Finanzas (gobierno de Toledo 2001 – 2006).

Con esto el FA, con Verónika Mendoza a la cabeza, abona a la confusión de los trabajadores y el pueblo, en quienes la prédica frenteamplista ha sembrado algunas expectativas, desarmándolos frente a PPK, ahora maquillado de “amigo”, y sus planes de ajuste.

La lógica del FA

Todo lo obrado se ha hecho bajo el pretexto de la “lucha” contra el fujimorismo. Con esta lógica el FA definió entregar su independencia política en la segunda vuelta y llamar a votar por PPK sobre el final, destacando la campaña radial que Verónika Mendoza realizó en el interior del país – hablando en quechua – contra la candidatura de Keiko Fujimori y en favor de PPK. Sin embargo esta lógica es falsa. En primer lugar porque el fujimorismo, con sus 73 congresistas, mantiene una comunión esencial con el programa económico de PPK y la determinación de iniciar un proceso de recortes de derechos contra los trabajadores mientras el FA solo responde en forma condicional – como si no se supiera que este es el plan de PPK y compañía – facilitando la labor del nuevo gobierno.

Tan conscientes son de este tema en el FA que la única “exigencia” –si se le puede llamar así– que le hace a PPK para brindarle apoyo explícito, es que tome medidas contra la corrupción, terreno en el que, dicen, continúa su “lucha” contra el fujimorismo. Y como el fujimorismo mantendrá la mayoría del Congreso durante los próximos cinco años, la convivencia entre el FA y PPK se encuentra medianamente asegurada, siempre en el cálculo frenteamplista de capitalizar el desgaste que sufra Kuczynski con miras al 2021, posicionar a Mendoza como candidata y tentar la posibilidad de administrar ellos, directamente, el Estado patronal.

Una justificación teórica: los “campos” y la lucha contra el “fujimorismo”

No es una novedad que la “izquierda” ha abandonado el análisis y posicionamiento de clase frente a los problemas del país. Desde la década del 30 del siglo XX los partidos comunistas, como el de Mario Huamán y compañía, dirigidos desde la URSS por Stalin adoptaron la política de colaborar con los partidos patronales, renunciando por tanto a la toma del poder por la clase trabajadora. Para esto levantan por justificación el peligro de la “reacción” o el “fascismo” – en el caso de nuestro país, el peligro del “retorno de la dictadura” – reemplazando el análisis marxista, que parte de reconocer la existencia de dos clases con intereses antagónicos – la clase obrera y la clase capitalista – que luchan incesantemente por la apropiación de la riqueza, por el análisis “campista”, que entiende la lucha política como una pugna entre “campos”, uno “progresivo” – donde entran desde organizaciones obreras hasta organizaciones patronales “democráticas” – , y otro “reaccionario”.

Es a partir de este análisis que estas organizaciones renuncian a la organización y acción independientes de la clase obrera y el pueblo, para llevarlos al apoyo de propuestas colaboracionistas en el terreno electoral, levantando siempre el prurito de la “unidad” frente al “enemigo común”, unidad que sería correcta sólo en el marco de la acción directa, pero jamás en el terreno de un frente político.

Con esto, esa “izquierda” ha abonado a la confusión de los trabajadores y realizando un gratuito favor a la patronal, como los demostró la elección de Fujimori (1990) y la de Humala (2011), cuando la “izquierda” llamó a votar por esos candidatos para supuestamente, “cerrar el paso a la derecha”, e incluso fueron parte de dichos gobiernos en sus primeros meses.

Confusión que llevó a que los trabajadores no supieran diferenciar al amigo del enemigo, por ejemplo, cuando Fujimori imponía el shock o daba el autogolpe, o cuando Humala declaraba el Estado de Emergencia en Cajamarca y asesinaba a dos campesinos para defender los intereses de Roque Benavides y la Newmont Mining Corporation.

Para organizar la lucha contra el nuevo gobierno, ¡Venga al PST!

Frente a la situación que plantea el nuevo gobierno, urge construir una alternativa política de los sectores más explotados, de los trabajadores y el pueblo pobre. El Frente Amplio ha renunciado a cumplir con esta tarea y se ha declarado como “oposición propositiva”, e incluso, posible “aliada” de PPK.

Por su parte, Santos ha terminado en el mismo barco. Los trabajadores, que solo tenemos nuestros sindicatos para enfrentar los ataques del gobierno, tenemos que avanzar en el terreno de la organización política, para elevar la lucha por nuestros intereses y necesidades.

El Partido Socialista de los Trabajadores, PST, es una herramienta al servicio de esta tarea. Por eso llamamos a los luchadores y luchadoras a que construyamos juntos esta herramienta que se postula como legítima oposición de izquierda al gobierno patronal de PPK.

Artículo publicado en Bandera Socialista n.° 100, julio de 2016.-

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