Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

¿Fin de juego para Bashar al-Assad?

Luego de nueve años de destrucción y masacres para impedir la revolución democrática del pueblo sirio, las potencias extranjeras que ocupan el país y el régimen sirio enfrentan dificultades para gobernar el país, y el futuro es incierto.

Por: Hassan al-Barazili

Ocupación bajo recesión mundial

Siria es hoy un país ocupado. La recesión mundial trajo nuevos desafíos para las potencias ocupantes. Teniendo que enfrentar la creciente insatisfacción en casa, con los altos gastos de la ocupación en Siria, todas las potencias extranjeras son obligadas a pensar nuevas políticas.

Las fuerzas iraníes y las rusas están por detrás del control del régimen sobre 60% de las tierras sirias.

Para el régimen iraní, Siria representa su conexión estratégica con el Líbano y el mar Mediterráneo a través de Iraq. Las fuerzas iraníes trabajan para que el régimen sirio retome el control sobre todas las tierras sirias (excepto las Colinas del Golán) y para el reembolso de cerca de U$S 30.000 millones de gastos para mantener el impopular régimen sirio en el poder.

No obstante, el régimen iraní enfrenta una devastadora crisis económica y sanitaria, la impopularidad de las milicias apoyadas por Irán entre los sirios, y el bombardeo regular de bases iraníes en Siria por la fuerza aérea israelí, que, combinadas, fuerzan la reducción de la presencia de las milicias apoyadas por Irán y su capacidad de sostener el régimen asesino.

Por su parte, el régimen ruso aún desempeña un papel crítico en la mantención del régimen sirio, a pesar de tener una agenda internacional más amplia, que incluye acuerdos con el Estado sionista, con Arabia Saudita, la Unión Europea y los Estados Unidos. Vladimir Putin está listo para negociar, como hizo con el acuerdo con el régimen turco a lo largo de la gran frontera norte de Siria; y como hizo con los sionistas, dejando indefensas a las bases iraníes en Siria frente a los ataques aéreos israelíes. Existen rumores sobre una eventual negociación con los Estados Unidos para sustituir a Bashar al-Assad a través de algún acuerdo o elecciones nacionales en 2021.

La principal preocupación del régimen turco es establecer un cordón sanitario separando al pueblo kurdo que vive en Bakur (área de mayoría kurda bajo el Estado turco) de Rojava, en Siria. Las tropas turcas controlan toda la frontera norte de Siria, del mar Mediterráneo a Iraq. La presencia militar turca en Siria, a través de tropas turcas y milicias apoyadas por Turquía, juntamente con el apoyo de 3,6 millones de refugiados sirios, garantizará al régimen turco un asiento en la mesa de negociaciones que abordará el futuro de Siria.

Además de impedir a la revolución siria una victoria que pudiese impactar todo el Medio Oriente y tornarse un punto de partida para el fin del Estado sionista, el principal objetivo de América del Norte es tener un régimen pro-occidental que atienda los intereses económicos de las empresas norteamericanas e impida la presencia de milicias apoyadas por Irán o cualquier fuerza que pueda amenazar el Estado sionista y el orden regional. Los Estados Unidos tienen tropas cerca de campos de petróleo en el Este de Siria y promulgaron la Ley César, que visa garantizar a EEUU un asiento en las discusiones sobre el futuro de Siria.

Economía por el piso

Nueve años atrás, el régimen sirio resumió sus políticas con el lema “Bashar o nosotros quemamos el país”. Con la revolución, Bashar llevó a las milicias apoyadas por Irán y a la fuerza aérea rusa a destruir literalmente grandes áreas de grandes ciudades como Damasco, Hama, Homs y Aleppo, matando a por lo menos medio millón de personas.

Factores internos como la corrupción generalizada, la mala administración y la fuerza de señores de la guerra, combinados con la quiebra de la economía libanesa y la ley César, están por detrás de la situación desesperante de la economía siria.

Actualmente, 90% de los sirios que están en el país viven por debajo de la línea de pobreza (U$S 2 por día). El desempleo es generalizado y los salarios de los empleados públicos están alrededor de U$S 20 por mes. La lira siria de desvalorizó de SL 50/ USD en 2011 para SL 2600/USD ahora. El precio de productos básicos importados, como arroz, café y remedios, se disparó.

Para tener moneda fuerte, el régimen sirio recurrió a las exportaciones de drogas ilegales, al contrabando, y al mercado negro.

Ley César: ¿quién será afectado?

La Ley César, que establece sanciones de EEUU contra Siria por violaciones de los derechos humanos, fue promulgada por el congreso de EEUU en diciembre de 2019, luego de una lucha de cinco años de la comunidad sirio-americana. El 17 de junio de 2020, esas sanciones fueron extendidas a cualquier persona o empresa que tenga acuerdos comerciales o financieros con el régimen sirio, sus dirigentes, o incluso grandes empresas sirias.

A pesar del amplio apoyo entre los refugiados sirios que desean el fin del régimen autoritario de Siria, la Ley César es controversial como la lucha por la Siria Libre.

Evaluando las sanciones anteriores de EEUU a Irán (desde 1979) e Iraq bajo Saddam Hussein, notamos que ellas no consiguieron poner fin a esos regímenes. Por el contrario, a pesar de las dificultades, esos regímenes se fortalecieron internamente en la medida en que la pobreza y la represión fueron legitimadas. Además, el gasto es puesto en las espaldas de las clases trabajadoras, que tendrán menos acceso a alimentos, medicamentos y gasolina.

El segundo problema es que la Ley César visa garantizar la presencia de EEUU en cualquier discusión sobre el futuro de Siria. Los Estados Unidos no quieren cambiar el régimen, aunque puedan trabajar para sustituir a Bashar al-Assad. Estados Unidos quiere imponer un régimen proimperialista en Siria, que interrumpa la revolución y atienda los intereses de las empresas norteamericanas.

Una vez en el poder, un régimen proimperialista no desmantelará los odiados servicios de inteligencia (y de tortura y asesinatos). Por el contrario, EEUU los utilizará para hacer lo que sea necesario para beneficiar a las empresas norteamericanas, contra las necesidades obreras y populares. Esa es la situación de Egipto con al-Sissi.

Por fin, cualquier apoyo a la Ley César rompe los lazos de solidaridad entre el pueblo sirio que vive dentro y fuera de Siria. Los revolucionarios sirios deben oponerse a la Ley César para impedir más pobreza y sufrimiento para los sirios que viven dentro del país, y para impedir que EEUU tenga una posición privilegiada en el destino sirio.

Muchos refugiados sirios y algunos revolucionarios comparten dos creencias equivocadas. La primera es que el país ya está destruido y las sanciones de EEUU no tendrán gran impacto en las condiciones de vida de las personas. La segunda es que cualquier régimen es mejor que el de Bashar.

Es verdad que el país está en gran parte destruido, pero aún hay por lo menos diez millones de sirios viviendo allá, cuyas vidas ya fueron afectadas por la crisis económica, toda vez que los precios del arroz, el café y los medicamentos aumentaron casi 70% en los últimos meses, y puede ser peor.

También es verdad que no es fácil tener un régimen dictatorial peor que el de Bashar. Eso no significa que un régimen apoyado por EEUU sería mejor. Ese es el caso de Iraq. Algunos revolucionarios creían que después que EEUU derrocase el régimen de Saddam Hussein, ellos tendrían más libertad para luchar por una revolución socialista. Las tres masacres en la ciudad de Fallujah en 2004 y 2016 mostraron lo que es la “democracia” norteamericana.

Solamente una nueva revolución por soberanía, libertad, pan y justicia social puede acabar con el régimen sirio

A pesar de la ocupación extranjera y de la pésima situación de la economía, el régimen sirio no dejará el poder sin una nueva revolución democrática popular.

Los sirios realizaron manifestaciones en Latakia, Sweida y Deraa. Estos son pasos importantes, pues pueden tornarse el punto de partida para una nueva revolución.

Algunos esfuerzos de refugiados sirios en el exterior también son críticos. Es el caso de los tres criminales del régimen que fueron presos y están siendo juzgados en Alemania.

Es fundamental reunir todos estos esfuerzos. Por lo tanto, el paso principal es construir un nuevo Consejo Nacional Sirio (CNS) que una la resistencia dentro y fuera de Siria para derrocar el régimen, aunque Bashar al-Assad sea sustituido por cualquier otro dictador.

En lugar de implorar por intervención internacional en Siria, el nuevo CNS debe defender que todas las potencias extranjeras dejen las tierras sirias.

Además, el nuevo CNS debe trabajar para traer al pueblo kurdo hacia la lucha contra el régimen sirio, garantizándoles el derecho a la autodeterminación.

Otros puntos críticos son:

1) Solidaridad con las revoluciones libanesa e iraquí;

2) denunciar la política de represión de Assad contra los palestinos y luchar por la liberación de Palestina, del río al mar.

Finalmente, precisamos hablar sobre la necesidad de un partido revolucionario para la revolución siria. La falta de un partido revolucionario ha sido una de las principales debilidades de la revolución, y los revolucionarios sirios deben trabajar para superarla.

Traducción: Natalia Estrada.

 

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