Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

Encuestas muestran que el gobierno de Temer es tan odiado como el de Dilma

 

A poco más de un mes del gobierno Temer, la mayoría de la población llegó a la conclusión que él es tan malo como el de Dilma. De acuerdo con la investigación realizada por el Instituto Ipsos y divulgada el último 27 de junio, 70% de los brasileños reprueba al gobierno de Temer, en tanto que 75% rechaza al gobierno del PT. Para la abrumadora mayoría, 89%, el país está en el camino errado.Por PSTU

La investigación abarcó a 1.200 personas de 72 municipios, entre los días 2 y 13 de junio, y el margen de error es de 3 puntos porcentuales.

El rechazo al gobierno de Temer crece en la medida que se torna más conocido. En abril último su desaprobación era del 62%, subiendo al 67% en mayo, hasta llegar al actual 70%. El gobierno de Dilma, que alcanzaba el 80% de desaprobación en mayo, por esa misma fuente, cuenta ahora con el 75%. Como no gobierna más, esa oscilación surge del hecho de que la presidenta suspendida salió del foco de las noticias.

La evaluación personal de Temer, con el 43% de malo y pésimo, aunque sea menor que el de Dilma cuando fue suspendida (69%) es, incluso, efecto del desconocimiento que muchos aún tienen sobre el presidente en ejercicio. Basta ver que el 22% de los entrevistados no quisieron o no supieron responder.

Otro dato interesante que trae la encuesta es el aumento de la reprobación del senador Aécio Neves (PSDB-MG). Con las sucesivas citaciones al principal hombre de la oposición burguesa en el Lava Jato, la desaprobación del presidenciable del PSDB, subió del 51% en febrero, al 59% en abril, 62% en mayo, hasta llegar al actual 63%.

Su colega de partido y desafecto político, Geraldo Alckmin, no tiene mejor suerte, acumulando un 55% de desaprobación, el mismo índice de José Serra, hoy ministro de Relaciones Exteriores. Lula sufre con un rechazo del 68%. El rechazo a los políticos es generalizado y alcanza tanto al PT como al PSDB.

Temer: continuidad de Dilma

La investigación muestra que, a pesar de que aún no sea conocida por toda la población, Temer ya sufre de un desgaste que sólo tiende a aumentar. El interino es rechazado en prácticamente todas las áreas, como previsión y desempleo (44% de reprobación en ambas), corrupción (40%) y crisis política (42%). La igual desaprobación entre Dilma y Temer muestra, incluso, que la mayoría del pueblo no ve grandes diferencias entre ambos, sino continuidad.

No es difícil entender el motivo. Las reformas en las áreas laboral y de previsión social no son ninguna originalidad de Temer, sino que venían siendo preparadas por el gobierno de Dilma. Basta recordar que, al inicio del año, Dilma anunciaba a la prensa que la reforma de la previsión sería su gran prioridad para el primer semestre. Felizmente, no lo consiguió. El ministro de Hacienda de Temer, Henrique Meirelles, por su parte, era el ministro soñado por Lula para Dilma.

Y los ministros de Temer, que están cayendo como dominó, fueron figuras prominentes del gobierno del PT, como Romero Jucá, ex-líder de Dilma en el Senado. Las cínicas palabras de Dilma o del ex-ministro de la Casa Civil, Jaques Wagner, afirmando que fue un «error» la alianza con el PMDB de Temer, no esconden lo obvio: uno es continuidad del otro. Temer intenta imponer lo que Dilma no consiguió.

¡Fuera Temer, Fuera Todos!

Temer es un gobierno débil y odiado. Y va a quedar aún más débil y odiado en la medida en que intenta socavar los derechos y ve a sus ministros caer uno a uno,  envueltos en el escándalo del “Lava Jato”. La vida no está fácil para Temer y la situación de él sólo tiende a empeorar.

Los sucesivos retrocesos del gobierno de Temer, como en el caso de ministro de la Cultura y en el programa “Minha Casa Minha Vida” (Mi Vida, Mi Casa),  mostraron que, con lucha, es posible derrotarlo y derrocarlo de una vez por todas. El problema es que no va a haber movilización contra Temer para defender a Dilma y al PT, como quieren los sectores ligados al PT y al Frente Pueblo Sin Miedo y Brasil Popular. Ese es un camino que lleva a un callejón sin salida.  Es necesario unificar las luchas rumbo a una Huelga General para echar a todos ellos.

Traducción Laura Sánchez

 

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