Cuando cerrábamos esta edición [de Opinião Socialista] aparecía, como una resaca posolímpica, la realidad que la distracción de los juegos había puesto un poco de lado. Los despidos no paran, los precios están por las nubes. La medalla de oro del desempleo quedó para el gobierno y los patrones. Pero los dueños de bancos, industrias y comercio y los gobiernos quieren arrojar aún más la crisis sobre nuestras espaldas. El gobierno Temer promete anunciar medidas en el mes de setiembre para contemplar multinacionales y banqueros internacionales después de la votación final del impeachment de Dilma en el Senado. Y pretende aprobarlas en el Congreso enseguida después de las elecciones municipales.
Por: PSTU – Brasil
Impeachment de Dilma
También entra en la recta final el juzgamiento de Dilma. El PT sigue hablando de golpe y defendiendo la vuelta de la presidente, aun cuando sabe que no hubo golpe y que el impeachment será irreversible. Dilma promete llamar a un plebiscito para que el pueblo decida si prefiere elecciones. Pero nadie cree en eso. Al final, ¿por qué no llamó a elecciones generales antes, cuando todavía podía?
La clase trabajadora no quiere saber de Dilma. Es por eso que el Frente Brasil Popular y el Frente Pueblo Sin Miedo no consiguen movilizar a ningún sector por el “Vuelve Dilma”, incluso cuando intentan enmascarar su objetivo con un “Fuera Temer”. La defensa de “Vuelve Dilma” y contra el golpe es lo que más dificulta la movilización de la clase trabajadora para derrocar este gobierno, que es tan impopular como el de Dilma.
El impeachment cambia seis por media docena. Tanto que Dilma no dudó en elogiar la política económica del actual equipo de Temer (que sería la misma que la de ella si continuase gobernando) para agradar a senadores.
Ni Dilma ni Temer nos representan. “Fuera todos ellos” es la única consigna que puede representar, hoy, una alternativa de los trabajadores, independiente del bloque Dilma y del bloque Temer.
Preparar la huelga general
Las medidas que Temer, el Congreso y el grueso de los gobernadores (y también futuros prefectos) preparan, van a significar un durísimo golpe más en las condiciones de vida y en los derechos de la clase trabajadora. Sumados a los despidos, al desempleo y al empeoramiento de las condiciones de vida, van a inaugurar un nuevo nivel de explotación, dejando a los ricos más ricos y a los pobres, más pobres. Y todavía harán una nueva ronda de entrega de país al capital extranjero.
Es urgente, por lo tanto, unificar las luchas contra los despidos y en defensa de los derechos de la clase trabajadora. Es preciso y posible construir una huelga general en el Brasil que derrote las reformas de la previsión y laboral, que acabe con el desempleo, imponga la reducción de la jornada de trabajo e impida las privatizaciones. Es fundamental realizar una amplia unidad de acción entre todas las centrales sindicales y movimientos sociales para construir una movilización unificada de verdad, que pare el Brasil en una huelga general.
Elecciones municipales
La campaña para las elecciones municipales comenzó. Estas ocurren en una coyuntura de crisis burguesa y alto grado de rechazo a todo lo que está ahí. Estas elecciones son todavía más antidemocráticas que las anteriores. Sus reglas impiden al PSTU y otros partidos, como el PSOL y el PCB, participar de debates en la mayoría de las ciudades, así como garantizan un tiempo absolutamente desigual en la TV y en la radio, lo que solo amplía la enorme desigualdad impuesta por el poder económico en la disputa.
Incluso así, el PSTU está lanzando candidaturas para presentar una salida obrera y socialista a la crisis, para decir que solo vamos a cambiar de verdad las ciudades sin cambiamos el país y el sistema. Ese cambio de verdad solo podemos conquistarlo con la lucha de los trabajadores, y nuestras candidaturas estarán al servicio de esa lucha.
Queremos una ciudad en las manos de los trabajadores y del pueblo pobre para que sean los ricos los que paguen por la crisis. Para que obreros, negros y negras, mujeres trabajadoras, juventud y oprimidos tengan vez. Vamos a defender que los trabajadores gobiernen, sí, en Consejos Populares, y conquisten un gobierno socialista de los trabajadores, que pare de dar dinero a los banqueros y corruptos a través del robo legalizado que es la deuda pública que el Estado paga a los bancos.
Queremos el fin de la Ley de Responsabilidad Fiscal y la creación de una Ley de Responsabilidad Social que obligue a patrones y gobiernos a pagar la enorme deuda que tienen con la clase trabajadora y el pueblo pobre de nuestro país.
Traducción: Natalia Estrada.
Artículo publicado en Opinião Socialista n.° 523, 25 de agosto de 2016.-
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