Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

De las teorías de la conspiración y los regímenes autoritarios

A pesar de que las medidas de confinamiento han sido tomadas por los gobiernos, debido a la presión de los expertos en pandemias y de la clase trabajadora, en las redes sociales circular teorías de la conspiración que plantean planes maquiavélicos, de gobiernos, de grandes corporaciones o de asociaciones secretas para supuestamente encerrar a la población generando pánico, estas teorías tienen como denominador común que olvidan el carácter de clase de la forma como se ha asumido la pandemia para imponer una lucha del bien contra el mal en abstracto, como una suerte de película apocalíptica, en síntesis olvidan que los gobiernos pusieron las cuarentenas a regañadientes y que ahora hacen todo lo posible por levantarlas.

Por PST-Colombia

Las teorías de la conspiración

Estas teorías no son nuevas, desde hace siglos acompañan a la humanidad y tiene en común la existencia de una sociedad secreta (sectas de illuminatis, extraterrestres mimetizados en la especie humana, élites corporativas, redes de iniciados, etc.) que lucha contra el “Mal”. Estas teorías tienen su explicación en las sutiles formas como las clases dominantes (desde la cúpulas monárquicas y clericales hasta los burgueses modernos) han enmascarado la explotación con ideologías que justifican el sistema. También se basan en una desconfianza justificada en los gobiernos y los medios de comunicación.

Los creadores y seguidores de la mayoría de estas teorías, intentan explicar por qué –a pesar de la evidencia de la injusticia del sistema– el “Mal” continúa en el poder, es lo que explica que la clase media reaccionaria así como la progresista, acoja este tipo de teorías que les brinda una respuesta a lo que ven como caos, para unos el caos puede ser la diversidad cultural y para los otros el carácter salvaje del capitalismo.

Estas teorías plantean que se está creando un Nuevo Orden Mundial en el que a todos los habitantes del planeta se nos van a inocular un microchip a través de la vacuna del covid-19 que ya tiene preparada Bill Gates para que una élite secreta pueda controlar nuestros movimientos e incluso nuestros pensamientos. Incluso, plantean que toda la pandemia es para imponer el teletrabajo para valorizar las empresas tecnológicas.

Nos dicen que esta es una crisis creada por los diferentes gobiernos para imponer sus planes de dominios: que es creada en China para dominar el mercado mundial y destruir la economía de Estados Unidos; que es Estados Unidos para acabar con los adultos y así aliviar el negocio pensional, que fue Rusia para ganar hegemonía en el orden mundial… hay teorías para todos los matices ideológicos, desde la ‘izquierda’ que ve en China o Rusia una especie de “polo anti-imperialista” hasta la extrema derecha de Estados Unidos que lucha por un mundo sin leyes en el que el capitalismo sea regido por las viejas normas de las películas del Oeste, además que las diversas versiones del cristianismo y de las religiones apocalípticas que aprovechan la crisis para hacer propaganda de sus anuncios del fin de los tiempos.

Pero, ¿Al servicio de quién o de qué están estas teorías? Lejos de ser liberadoras como creen aquellos que las difunden, tienden a ocultar los verdaderos problemas, en el caso de la pandemia su objetivo es ayudar a que se desestime el riesgo del contagio con discursos de que la pandemia es falsa, o que los médicos matan a las personas para inventar los casos. Esto es muy funcional a los planes del gobierno de levantar la cuarentena en pleno ascenso de la curva sin que la población exija las medidas sanitarias porque creen que no hay peligro, también sirven para dividir a la clase trabajadora impidiendo que luche unificadamente, generando desprestigio contra los trabajadores de la salud que están luchando no solo contra el virus sino por bioseguridad, salarios, etc.

Muchas de estas informaciones se basan en videos o imágenes editados y directamente falsos, como el que estuvo rodando sobre una enfermera que supuestamente denunciaba que se mataba a la gente en hospitales de Estados Unidos, en este caso los subtítulos fueron alterados y el verdadero video denunciaba la muerte causada por la Covid 19 en personas que no tenían atención médica. Otros videos los hemos podido identificar como realizados por VOX, grupo de ultraderecha del Estado Español, acá paradójicamente replicados por personas que se identifican como de izquierda. Es conocido que gobernantes de este corte como Bolsonaro y Trump han promovido y azuzado estas teorías para no hacerse responsables del genocidio que ha causado su política negacionista.

Los regímenes autoritarios: el bonapartismo

Nosotros los socialistas, estamos convencidos que el imperialismo y la burguesía como clase social, van a llevar al planeta a la destrucción, en ese sentido sabemos que son capaces de todo, pero no por eso todo lo que se diga es cierto. Hoy está planteada la desaparición de la especie humana del planeta, porque la burguesía – como clase parasitaria que vive del trabajo de millones de seres humanos – solo tiene interés en sus ganancias. Además, en su lógica de producción tiende a explotar cada vez más a la clase trabajadora, a reducir sus ingresos, lo que hace que se disminuya también el consumo y que esto aumente la rapiña entre los burgueses por apoderarse de los mercados, lo que hace que sea un sistema de producción caótico y violento.
Por eso, todas esas teorías tienen tanta audiencia, porque aprovechan la crisis humanitaria para brindar una explicación “creíble” a sus audiencias, además, en estos tiempos las teorías han cobrado mucho mayor impulso por las nuevas tecnologías de la comunicación y la información que las propagan a una mayor cantidad de población.

Ahora, sabiendo el carácter de esas teorías de la conspiración, debemos decir que la aspiración de la burguesía siempre será hacia una sociedad policíaca, controlada, por eso sus regímenes políticos tienden más al autoritarismo, al bonapartismo que a sociedades más democráticas.

Debemos decir que el término bonapartismo tiene su origen en el análisis que hace Marx del golpe de estado de Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón, al que acude la burguesía ante la imposibilidad de controlar las masas. Por ello se entiende como “el régimen en el cual la clase económicamente dominante, no cuenta con los medios necesarios para gobernar con métodos democráticos y se ve obligada a tolerar (para preservar la propiedad privada) la dominación incontrolada del gobierno por un aparato militar y policial, es decir, por un personaje que bien podría llamársele salvador”1.

Por ello, lo que está claro es que –más allá de las teorías de la conspiración– después de la crisis no habrá un régimen más democrático, el capitalismo humano que espera el reformismo, sino una tendencia al autoritarismo, un fortalecimiento de los aparatos policíacos y un mayor control de masas, pero no por las teorías de la conspiración surgidas en torno a la pandemia, sino por la tendencia del capitalismo a mantener la explotación de manera violenta. Este control de la población no lo realizan mediante chips o vacunas sino mediante las fuerzas represivas y policiales, las chuzadas y el desempleo.

Pandemia y autoritarismo en Colombia

Uno de los sustentos de las teorías conspirativas es el control que ejercerán a través de aplicaciones y microchips, pues esto es cierto y no ahora a partir de esta pandemia, la burguesía lleva años tomando el control de la información privada a través de la información que debemos suministrar al Estado de manera obligatoria en muchos trámites, así como la que otorgamos a través de las redes sociales.

Esa información permite a los dueños de las redes tener en sus manos un poderoso negocio para vender publicidad y al Estado una información que permite establecer ubicaciones, conversaciones privadas, etc. Pero además están las cámaras que vigilan en los barrios y que nos hacen sentir “más seguros”, las aplicaciones de reconocimiento facial y un largo etcétera.

Por ello, debemos entender que el capitalismo aprovechará cualquier situación, como las pandemias, para afinar sus mecanismos de control y para aprobar medidas autoritarias. Por ello, debemos resistir a toda forma de control y empadronamiento de la sociedad, de la misma manera como debemos resistirnos a buscar explicaciones más allá de la lucha de clases, en teorías conspirativas.

Como sabemos, en Colombia hay de por sí un régimen autoritario, que asesina de manera sistemática a luchadores sociales y que sin ruborizarse asesinó a más de 10 mil jóvenes para hacerlos pasar por bajas en combate. Y en ese carácter autoritario del régimen coinciden todos los partidos burgueses: Liberal, Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical y la U. No es solo patrimonio del uribismo, las masacres paramilitares y los falsos positivos se dieron en el marco de gobiernos de estos partidos. De igual manera, el estalinismo justifica regímenes autoritarios en aras de defender a sus burocracias.

Por ello, los gobiernos están aprovechando para masificar las aplicaciones con la excusa de la pandemia, en Medellín hay una “encuesta” que están circulando, el DANE aspira a tener la ubicación geográfica de los infectados y de las personas que conviven con los pacientes, incluso el censo de 2018 realizado por Santos, según declaraciones oficiales, era más empadronamiento que censo.

¿Cómo enfrentar el control y el autoritarismo?

Es indudable que los diferentes gobiernos han tratado de perfeccionar los aparatos represivos del Estado, para defender a los capitalistas y sus negocios. Para ello, debemos entender qué es el Estado, para no hacernos ilusiones, como lo describió Lenin en El Estado y la Revolución2, donde lo define como “un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del ‘orden’ que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases”.

Para el reformismo, el Estado es todo lo contrario, es un mecanismo de conciliación de las clases, por eso tienen confianza en los organismos internacionales como la ONU, coincidiendo desde otra orilla con la extrema derecha, que denuncia a estos organismos por la misma situación: por considerarlos independientes e imparciales del poder de la burguesía.

Pero el Estado es, en últimas, una junta que administra los negocios de la burguesía y las leyes, decretos o medidas están a su servicio y dependiendo de la lucha de clases, es decir, de la lucha de la clase trabajadora y de los pobres –y en algunos casos de la misma clase media– estas leyes reconocen algunas libertades democráticas a la población, pero siempre estarán dispuestos a arrancarlas apenas tengan la oportunidad.

Así, es importante de tener formas más eficaces de la lucha de clases, como es la organización y la movilización de las masas. En el libro de Víctor Serge, Todo lo que un revolucionario debe saber de la represión3, se muestra que ningún mecanismo de control por más sofisticado que sea puede con la irrupción de las masas, en este libro el autor revisa los archivos de inteligencia de la policía zarista y descubre que los organismo de dirección del Partido Bolchevique habían sido infiltrados, pero a pesar de eso no pudieron detener el proceso revolucionario cuando la clase obrera y las masas se tomaron las calles y el poder.

Por supuesto, no creemos que haya que facilitar las cosas a los aparatos represivos al servicio de la dominación burguesa, pero estamos convencidos que cuando las masas salen a luchar, es muy difícil contenerlas y con su acción derrotan no solo al régimen, sino también a sus aparatos represivos.

Tampoco creemos que haya que creer ciegamente en los datos oficiales ni en la información de los medios de comunicación, los socialistas siempre hemos estado del lado de la ciencia y de los hechos, debemos apegarnos a estos criterios lo más posible para evitar caer en la trampa de las conspiraciones.

Pero más que la confianza ciega en la lucha de las masas, creemos en la necesidad de construir un partido revolucionario, como el Bolchevique, que fue capaz de conducir a la clase obrera con sus organizaciones a la toma del poder en Rusia, que fue capaz de construirse en las peores condiciones de represión política.

Por ello, los socialistas revolucionarios no debemos hacer eco de teorías de la conspiración que esconden la lucha de clases mostrando la realidad como un enfrentamiento del Bien contra el Mal, sino mostrar cómo la pandemia es aprovechada por la burguesía para aumentar el control sobre la clase trabajadora.

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