El país es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y podría garantizar combustible más barato si la lógica no fuese superganancias para los accionistas.
La Petrobras anunció este martes (16/5) el cambio en la política de precios de los combustibles con el fin del PPI (Precio de Paridad de Importación), que dictaba los reajustes realizados por la empresa desde octubre de 2016.
Por: CSP-Conlutas
Por la política del PPI, los precios de la gasolina y del diésel se calculaban con base en el precio internacional del barril de petróleo, el dólar y los costos de importación. El mecanismo generó una fuerte volatilidad y condujo a aumentos sucesivos (y abusivos) de los precios de los combustibles en el país. Para tener una idea, en 2017 hubo 118 reajustes, situación que fue la base para la huelga de camioneros del año siguiente.
Según un comunicado difundido, los reajustes se realizarán sin una periodicidad definida, pero la empresa no detalló cómo se realizarán los aumentos. Según la Petrobras, la nueva política de precios seguirá teniendo en cuenta los precios internacionales como “referencia de mercado” y también los costos locales de producción y las condiciones de refinación en cada región del país.
La empresa y representantes del gobierno destacaron que la medida no representa una interferencia gubernamental y que se mantiene el «compromiso con la sostenibilidad financiera de largo plazo».
Reducción en los precios
Poco después del anuncio del fin del PPI, la Petrobras anunció una reducción en los precios de la gasolina, del diésel y del gas de cocina (GLP) vendidos a las distribuidoras.
El litro de gasolina vendido a las distribuidoras baja de R$ 3,18 para R$ 2,78 (reducción de R$ 0,40, baja de 12,6%); el diésel pasa de R$ 3,46 a R$ 3,02 por litro (reducción de R$ 0,44, baja de 12,8%) y el GLP de R$ 3,22 a R$ 2,53 por kilo (reducción de R$ 8,97 por cilindro de 13 kg, una baja de 21,3 %).
En el distribuidor y en las revendedoras, las reducciones no son automáticas ni iguales. Según el presidente de la Petrobras, Jean Paul Prates, en la gasolinera, se estima que el litro de gasolina bajará, en promedio, de R$ 5,49 a R$ 5,20; el diésel S10, de R$ 5,57 a R$ 5,18. El cilindro de gas debe quedaría por debajo de R$ 100 por primera vez desde octubre de 2021, con el precio promedio de R$ 99,87 para un cilindro de 13 kg.
Sin embargo, la empresa estatal ya venía practicando valores por encima de la referencia del propio PPI. Esto se debe a que el Brent (precio internacional del barril de crudo) tuvo una devaluación de 19,9% y el tipo de cambio se mantuvo estable (caída de 0,08%), sin embargo, el precio de los derivados en el mercado nacional subió 11,7% % en el último período.
Según una encuesta del Observatorio Social del Petróleo, la Petrobras vendía gasolina a R$ 3,18, una diferencia de 40 centavos por encima del precio cobrado por la Refinería de Mataripe, en Bahía. En comparación con Refinería de la Amazonía (Ream), en Manaus, el precio es 26 centavos más alto. El diésel S-10 es comercializado por la estatal a R$ 3,46. El litro cuesta 35 centavos más que el precio de Mataripe y 19 centavos más que el de la Refinería de la Amazonía. Las dos refinerías fueron privatizadas y, desde el inicio, cobraban montos superiores al de la Petrobras.
La nueva política no está clara
El fin del PPI ha sido un reclamo, desde el inicio, de los gremios petroleros y de varios especialistas, ya que era una política que solo servía a los intereses de los accionistas de la Petrobras y a los importadores privados. Como denunciaban, el pueblo brasileño pagaba en dólares y los costos de importación de algo producido nacionalmente.
Sin embargo, acabar con el PPI no es suficiente. “No está claro cómo la política de reajustes será efectivamente aplicada por la empresa. Si la lógica de la Petrobras sigue siendo garantizar superganancias a los accionistas, no habrá cambio de hecho”, dice Eduardo Henrique, director de Sindipetro-Rio de Janeiro (RJ), de la FNP (Federación Nacional de los Petroleros) e integrante de la Ejecutiva Nacional y Estadual de RJ de CSP -Conlutas.
“Junto con el fin del PPI, es necesario revertir las privatizaciones ya realizadas, como la de la BR Distribuidora, de la Liquigás y refinerías; así como garantizar un fuerte plan de inversiones, que permita, por ejemplo, utilizar toda la capacidad de refino del país; acabar con la tercerización y la política de dividendos astronómicos a los accionistas y, sobre todo, fortalecer una Petrobras 100% estatal y bajo control de los trabajadores”, defiende el dirigente.
“Brasil es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, refina buena parte del petróleo, con costos de producción nacionales, tiene mano de obra altamente especializada y tecnología. Por lo tanto, tiene todas las condiciones para proveer los combustibles con el menor costo posible y fortalecer la industria y la soberanía nacional”, afirmó.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 16/5/2023.-
Traducción: Natalia Estrada.