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25 abril, 2024

Brasil: 2018 comienza retomando la reforma de la Previsión y un salario mínimo de hambre

Las primeras horas del 2018 resumen bien los desafíos que se ubicaron en este año. Temer y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (DEM-RJ), ya están en Brasilia conspirando contra la jubilación de los trabajadores brasileños.

Por PSTU-Brasil

“Es la más importante reforma social del país”, escribió Maia en Twitter el martes 2, repitiendo la mentira de que la reforma sería esencial para mantener la jubilación de los más pobres.

La votación, en la Cámara, está señalada para el 19 de febrero, después de carnaval. Al final del año que terminó, el gobierno aún no contaba con los 308 votos necesarios para la aprobación de la PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional), en el marco de una ofensiva en todos los frentes, desde los medios hasta la compra directa de diputados.

El ministro de la secretaría de Gobierno, Carlos Marun, el amigo de Eduardo Cunha, galardonado con un ministerio, se quedó los últimos días del 2017 permanente en la capital federal, intentando condicionar la liberación del crédito de los bancos públicos, para prefectos y gobernadores, a cambio de votos para la reforma. En otras palabras, comprando votos descaradamente y con dinero público. El gobierno, presionado por los banqueros y grandes empresarios, resolvió jugarse al todo o nada para acabar con la Previsión pública.

Mínimo de hambre

El año, también, comienza con el más bajo reajuste del salario mínimo en 24 años: 1.81%, equivalente a R$ 17. La cantidad actual de reajuste fue establecida por el gobierno de Lula, en el 2006 y convertido en ley en el 2011, en el gobierno de Dilma. Establece que el aumento debe abarcar cuánto creció el PBI en los dos años anteriores, más la inflación del período. Como en el 2016 el PBI fue negativo, Temer sólo tomó la inflación.

El problema es que ni con la inflación, ese reajuste va a reponer el salario. Por las reglas de recomposición del mínimo, el índice utilizado es el INPC (Indice Nacional de Precios al Consumidor), que se ubicó por debajo de la inflación medida por el IPCA (Indice Nacional de Precios al Consumidor Amplio), que es el índice más utilizado. Se prevé que la inflación, en el 2018, se ubique alrededor del  4%, lo que va a corroer el salario mínimo a lo largo del año. Sólo la energía eléctrica y la gasolina deben tener un aumento del 10%, cada uno. En Sao Paulo, el aumento de R$ 0.20 (US$ 0.62), en la tarifa del transporte público ya consume casi todo el reajuste de R$ 17.

El salario mínimo, así, además de ser casi cuatro veces menor que el mínimo que está en la Constitución, o sea, que garantice la sobrevivencia mínima de una familia durante el mes (R$ 3.771 -US$ 1.169- según el Dieese –Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos), incluso no va a contar con la reposición de la inflación, afectando a millones de trabajadores, jubilados y pensionados, que ganan ese salario de hambre.

Nuevos recortes en el presupuesto

Para coronar la serie de ataques de comienzo de año, el gobierno de Temer prepara el anuncio de un nuevo recorte en el presupuesto, esta vez de R$ 20 mil millones (US$ 6.20 mil millones).

También, en relación al presupuesto, Temer vetó una asignación complementaria de R$ 1.5 mil millones (US$ 4.65 mil millones) en educación básica, que estaba prevista en el presupuesto votado en el Congreso. Estos recursos serían destinados al FUNDEB (Fondo de Mantenimiento y Desarrollo de la Educación Básica y de la Valorización de los Profesionales da Educación). El R$ 1.7 mil millones (US$ 5.27 mil millones) destinado al fondo electoral para los caciques de los partidos del Congreso, creado con la reforma electoral que, sin embargo, quedó intacta.

Construir la Huelga General

Este inicio del 2018 viene mostrando la necesidad de construir, desde ya, una Huelga General contra la reforma de la Previsión y los ataques del gobierno de Temer y de este Congreso. Las direcciones de las mayores centrales, como la CUT y Fuerza Sindical, deben atender el llamado de la CSP-Conlutas y preparar un plan de luchas para enero e inicio de febrero, antes de la votación de la reforma, que converja en una gran Huelga General.

Traducción Laura Sánchez

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