Este miércoles 23 de marzo, la esperada reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central dio el golpe de martillo y decidió mantener la atroz tasa de interés de 13,75%. La llamada tasa de interés básica, la Selic, remunera los intereses sobre la deuda pública y es una especie de piso para otras tasas de interés en el país. Con esta decisión, Brasil sigue teniendo las tasas de interés más altas del país, 8% descontada la inflación, una verdadera fiesta para los rentistas y los grandes banqueros.
El Banco Central no solo no modificó la tasa de interés, sino que amenazó, en su comunicado, con un nuevo incremento en el futuro, siguiendo las sucesivas alzas que catapultaron la tasa Selic de 2% en marzo de 2021 para el actual 13,75%. Las excusas, una vez más, fueron las “incertidumbres” en relación con la inflación (como si la economía estuviese en auge y fuese necesario contenerla), y el resultado fiscal del gobierno (como si los propios intereses no significasen ya miles de millones de gastos para los banqueros).
La razón detrás de los intereses pornográficos es mucho más simple: seguir llenando los bolsillos de banqueros y grandes especuladores internacionales que, en medio de una crisis financiera que empieza a estallar en los grandes bancos globales, tienen en el Brasil su generosa vaca lechera.
El gobierno y los intereses
La decisión del Copom provocó nuevas críticas del gobierno y ataques al presidente del Banco Central, Campos Neto. Desde el inicio de su mandato, Lula se ha quejado de los altos intereses y acusa al presidente del Banco Central (BC) de sabotear el crecimiento del país. Es necesario denunciar esta política de intereses estratosféricos que remuneran a megaespeculadores, un mecanismo perverso de transferencia de ingresos a los banqueros. La independencia del Banco Central, a su vez, es una forma de colocarlo directamente bajo el control de la Faria Lima [avenida de San Pablo, centro del mercado financiero, ndt.], sin intermediarios.
El problema, sin embargo, no se limita a los intereses. Es parte de toda una política económica volcada a los intereses de los súper ricos en detrimento de la clase trabajadora y de la gran mayoría de la población. Si Campos Neto cayera mañana y se redujesen los intereses, Brasil seguiría teniendo 33 millones de personas pasando hambre, la mayor parte de su fuerza laboral sometida a empleos precarios, un salario mínimo que apenas alcanza para dos canastas básicas de alimentos, servicios públicos cada vez más desguazados, y la mitad del pueblo sin siquiera saneamiento básico.
Así, enfrentar los altos intereses debe ser parte de una lucha que combata toda esta política económica y que, necesariamente, choque con los multimillonarios. Para cambiar realmente el país, es necesario ir más allá y suspender los pagos de la deuda a los banqueros, acabar con la Ley de Responsabilidad Fiscal, e invertir masivamente en áreas como Salud, Educación y generación de empleos. Es necesario garantizar el empleo, los salarios y los ingresos, elevando efectivamente el salario mínimo, revocando integralmente la reforma laboral que, además de desempleo, precariza el trabajo y rebaja los salarios. Y también revocar la reforma de la Previsión, siguiendo el ejemplo de la heroica lucha que ahora libran los trabajadores franceses.
El gobierno de Lula-Alckmin, sin embargo, en lugar de implementar una política económica a favor de la clase trabajadora y contra los banqueros, solo ataca la cuestión de los intereses del BC. Ni siquiera el gobierno enfrentó los intereses extorsivos que cobran los bancos a través de los préstamos asignados a los jubilados. La propuesta de un límite de 1,7% de interés planteada por el Consejo de la Previsión, que ya garantizaría un altísimo 22% a los bancos en el acumulado del año, fue abandonada tras los reclamos de los banqueros. De esto es de lo que estamos hablando, de un tipo de crédito prácticamente sin riesgo, con pagos descontados de nómina.
Esto porque el gobierno de Lula-Alckmin gobierna con y para las grandes empresas, las multinacionales, los súper ricos y hasta sectores del propio sistema financiero, que pierden con los intereses en este momento. No es por otra razón que, principalmente sectores de la burguesía industrial, encabezados por la Fiesp y la CNI, están en la misma cruzada contra las altas tasas de interés. Una política que encarece el crédito y dificulta sus negocios. También es necesario recordar que la crisis desatada en el Silicon Valley Bank (SVB) estuvo provocada en gran parte por el aumento de los intereses por parte de la FED (Reserva Federal, el banco central de los EE.UU.), es decir, esta política económica no es unánime entre los propios banqueros.
Además de no enfrentar la totalidad de la política económica heredada de Bolsonaro y Paulo Guedes, el gobierno Lula-Alckmin mantiene los pilares de una política económica neoliberal. El llamado “marco fiscal” que está preparando el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, es una forma de mantener, por otros medios, el techo de gastos. Esto significa mantener la prioridad en la remuneración de los banqueros a través de la deuda, en detrimento de los servicios públicos. Todavía no está claro cuál será ese “marco”, pero Haddad ya ha señalado que insiste en imponer un techo de gastos para áreas como Salud y Educación. No es de extrañar que Paulo Guedes comenzara a elogiar a Haddad en los círculos de ricachones.
Se necesita independencia para luchar
El día anterior a la reunión del Banco Central para decidir la tasa Selic, las direcciones de las centrales como la CUT y la Força Sindical convocaron a protestas, llamadas por la dirección del PT, contra los altos intereses y el banquero bolsonarista Campos Neto. Sin embargo, se mantuvieron en la denuncia de los intereses, en línea con el discurso del gobierno.
Es necesario denunciar las tasas de interés más altas del mundo que hacen la fiesta de los banqueros, pero eso solo no es suficiente. Es necesario, como hizo CSP-Conlutas, llamar a la movilización contra el pago de la deuda que enriquece a los banqueros a costa de la contracción fiscal y del empobrecimiento del pueblo.
Más que eso, es necesario luchar por la revocación integral de las reformas laboral y previsional, y por un aumento real del salario mínimo, con su duplicación inmediata hacia el mínimo del Dieese, como defiende el PSTU.
Esto requiere movilización e independencia de los gobiernos y de los empleadores. Los trabajadores deben exigir que sus organizaciones no se aten a los gobiernos y llamen a la organización y la lucha en defensa de las demandas de clase.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 24/3/2023.-
Traducción: Natalia Estrada.