Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

No a la legalización de la esclavitud sexual

Los idas y vueltas del gobierno de Fernández con relación a reconocer como trabajadoras a quienes están en situación de prostitución encendieron la llama nuevamente del debate: ¿la prostitución es un trabajo que puede ser elegido como forma de vida o es esclavitud sexual?

Secretaría de Mujeres-PSTU-Argentina

El jueves pasado, el anuncio del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación sobre la inclusión en el RENATEP (Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular) de la categoría “Trabajadoras sexuales o strippers” volvió a desatar la polémica: aceptar y regular el “trabajo sexual por parte del Estado o no. AMMAR(1) celebró con bombos y platillos un “triunfo” que duró poco, hasta que dieron de baja la categoría y el propio registro debido a la negativa de parte de un sector del Gobierno.

A partir de allí, se desató el fuego cruzado: la periodista Marta Dillon, feminista y fundadora de la colectiva Ni una Menos, se metió de cabeza al debate, con argumentos nefastos y que legalizan la esclavitud de las prostitutas, enfrentándose con sobrevivientes como Alika Kinán y Sonia Sánchez, militantes abolicionistas.

Cuarentena garantizada para algunos/as, mucho menos para las esclavas sexuales

Las condiciones de vida de las prostitutas empeoran día a día, del mismo modo que las del conjunto del pueblo. A la violación permanente, la violencia machista y discriminación, los abortos y las enfermedades contagiadas a la fuerza, el desarraigo de estar en un país que no es el propio (muchísimas de ellas son inmigrantes traídas con engaños o a la fuerza) y la deshumanización, vienen a sumarse en este aislamiento obligatorio el desalojo de las pensiones donde viven por no tener dinero ni para sobrevivir, ni un sistema de salud que las asista. El hambre, la pobreza y la angustia pega de lleno en este sector, y por eso, se organizan para que la olla popular también las contemple.

¿Legalizar la esclavitud o pelear por destruirla?

En otros artículos ya hemos explicado la naturaleza de la prostitución, y como se manifiesta  paralelo al surgimiento de la propiedad privada, que convierte a las mujeres en objeto de compra y venta sexuales, degradadas y utilizadas como “cosas” usadas y descartadas”(2).

Dillon y quienes apoyan la regulación de lo que llaman “trabajo sexual” asumen que su ejercicio es libre y soberano de cada mujer sobre su cuerpo, y que eligen venderlo cada vez a 5, 10, 20 hombres y lo ejercen felices.

Las “putas feministas”, Dillon y otras, comparan cualquier trabajo, donde las personas vendemos nuestra fuerza de trabajo con vender el propio cuerpo y someterlo a todo tipo de vejaciones para sobrevivir. Habría que preguntarle a Dillon si eso que ella defiende para otras/os, sería una opción a tener en cuenta para sus hijas/os o para ella misma, que opina desde un cómodo lugar de profesional detrás de una PC, y con todo el confort necesario (que todas/os merecemos) para sobrevivir.

No es falsa moralina religiosa, ni un “pacto moral-sexual”(3) Es dejar la hipocresía progresista de lado, y correr el velo sobre la violencia que se ejerce sistemáticamente sobre las mujeres, la violación permanente de nuestros cuerpos, su mercantilización y encima, pretender que lo hagamos felices y orgullosas de que nos hayan convertido en sus “putas”.

Muy por el contrario, luchar por abolir la esclavitud sexual es también luchar por gozar libremente de la sexualidad de las mujeres y de la sociedad toda.

El Estado es responsable de nuestras vidas, y nosotras/os de pelear por ellas

Es verdad que el Estado debe atender las necesidades de quienes nada tienen hoy, destinando los recursos necesarios para ayudar a que los sectores populares de verdad puedan cumplir la cuarentena, sin tener que salir a la calle a buscar el sustento, exponiéndose al contagio y a la represión estatal, que siempre recae sobre quienes menos tienen.

Luchamos por un salario de emergencia que cubra nuestras necesidades, por salud, vivienda y trabajo formal para todo el pueblo pobre, donde también están incluidas las prostitutas, y por un cupo laboral travesti y  trans urgente. Hay que dejar de pagar la criminal Deuda Externa y destinar esos millones a favor del pueblo trabajador.

Defendemos a las prostitutas del hostigamiento y la represión policial, el Estado debe  perseguir y desmantelar las redes de trata que son quienes se enriquecen a costa de la vida de las mujeres, travas y trans. Es el Estado el responsable de la vida de cada mujer, pero somos nosotres quienes estamos al frente de luchar por ellas y también de exigir a cada sindicato y a la CGT que tomen la defensa de estas vidas en sus manos. Y también a la CTA, que tiene a AMMAR en su interior, que de verdad organicen por abajo la pelea por trabajo genuino y no por legalizar la venta de nuestros cuerpos.

Pero defenderlas no significa considerarlas trabajadoras. Al contrario, eso significa perpetuar y legalizar esa triste situación. Por eso tenemos que construir un sistema donde nadie deba verse obligade a ser objeto, vendiendo su cuerpo para sobrevivir. Solo en una sociedad socialista cada une será libre de desplegar su deseo, y su fuerza creativa tal como quiera. Mientras tanto, solo nos queda la libertad de luchar por conseguirlo.

Notas

(1)Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina

(2)http://www.pstu.com.ar/la-prostitucion-no-es-trabajo-es-esclavitud/

(3)https://www.pagina12.com.ar/271701-se-puso-picante

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