Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

La construcción de un partido revolucionario mundial de los trabajadores es…la más grande tarea que se haya planteado nunca al ser humano




Las líneas que reproducimos abajo, fueron escritas en 1973 y  son los párrafos finales del libro “El Partido y la Revolución”. Pese a que el marco organizativo de la época (el SU), hace mucho no permite que los trotskistas consecuentes sigan ahí, los conceptos y la visión general de la construcción del Partido Mundial Revolucionario de los Trabajadores en el proceso histórico,  planteados por Moreno, mantienen toda su actualidad.

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Hemos terminado. Sólo nos queda una aclaración por hacer. La construcción de un partido revolucionario mundial de los trabajadores es, ya lo hemos dicho, la más grande tarea que se haya planteado nunca al ser humano. Por su inmensidad y por los poderosísimos enemigos que enfrenta, es una tarea muy larga y muy difícil. Somos un puñado de militantes que enfrentamos, con la única arma moral de nuestra confianza incondicional y ciega en el movimiento de masas y en la clase obrera, al imperialismo y a la burocracia: una clase y una casta que han concentrado en sus manos el poderío más grande de que tenga noticias la humanidad.



Los nuevos camaradas que apenas ahora se enteran, en medio de una discusión muy dura y violenta entre dos fracciones, de todas las luchas anteriores, tanto o más duras y violentas, los nuevos camaradas que ven que estamos frente a una nueva crisis; los nuevos camaradas que ven la tremenda cantidad de errores que ha cometido la IV Internacional en los últimos veinticinco años; estos nuevos camaradas tienen todo el derecho a preguntarse, y muchos lo hacen, para qué seguir dentro de esta Internacional.



Queremos responderles lo siguiente: lo que hemos vivido hasta ahora es la prehistoria del Partido Mundial Revolucionario de los Trabajadores. Pese a todos sus errores, esta Internacional ha tenido un mérito gigantesco: en medio de la más feroz persecución de la burguesía y la burocracia estalinista, ha conservado para el movimiento obrero y de masas toda la experiencia adquirida en más de un siglo de lucha. Una experiencia cuya pérdida hubiera atrasado por varias décadas el desarrollo de la revolución socialista. Una experiencia que se sintetiza en una teoría, la de la revolución permanente, un programa, el programa de transición, y una organización, el partido leninista-trotskista. Por el solo hecho de haber conservado estas herramientas de lucha del movimiento obrero y de masas, aun esta etapa prehistórica está en la historia de la humanidad.


Pero ahora estamos dejando la prehistoria y entramos en la historia de la IV Internacional. El movimiento de masas ha entrado en el más colosal ascenso que se haya conocido; el sistema capitalista mundial, el imperialismo, sigue debatiéndose en una crisis dramática, cada vez más profunda, que expresa su decadencia y su putrefacción definitiva; décadas de experiencia de las masas con el estalinismo y el reformismo las aproximan, cada día más, a romper definitivamente con ellos; ya no hay ningún obstáculo histórico entre la IV Internacional y las masas: desde 1968 estamos en condiciones de comenzar a construir partidos trotskistas con influencia de masas en cualquier rincón del mundo. El Partido Mundial Revolucionario de los Trabajadores ya no es sólo una necesidad histórica de esta etapa de transición: ya existen las bases objetivas para construirlo. Y todos esos errores, divisiones, y agrias discusiones del pasado y del presente, no son más que los dolores del parto de ese partido mundial con influencia de masas. La IV Internacional que nosotros conocemos es, a la vez, el embrión y la partera de ese partido. Por eso estamos en ella y por eso seguiremos en ella.

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