Mar Mar 19, 2024
19 marzo, 2024

Ante el atentado y amenazas de muerte a dirigentes sindicales

¡Organizar la lucha y movilización contra las amenazas y asesinatos!

¡Respondamos con paros de la producción!

Tras las amenazas de muerte y asesinatos de dirigentes sindicales casi siempre está la mano de los empresarios. Ellos toman la decisión de a quienes amenazar o asesinar, dan las órdenes y pagan a los grupos de sicarios.


Foto – De izquierda a derecha: Wilsón Castro, trabajador de Coca Cola y directivo nacional de Sinaltrainal; Fredis Marrugo, presidente de Ustrial; Daniel Polo, presidente de Sintrabiofilm;Edwin Molina, presidente de Sinaltrainal Cartagena; todos militantes del PST-Colombia.


Es conocida nacional e internacionalmente, habiendo llegado incluso a los tribunales, la relación de empresas como Coca-Cola, Drummond, Oxy, Chiquita Brands, Union Fenosa, entre otras, con bandas paramilitares para amenazar y asesinar a dirigentes sindicales. Muchos empresarios consideran este costo más bajo que satisfacer las reivindicaciones y demandas de mejoras salariales, estabilidad en el empleo y diversos derechos cuando la dirección sindical las defiende consecuentemente, sin venderse ni entregarse; cuando no se cede ante el chantaje económico, el soborno a los dirigentes o las campañas de intimidación y confusión ideológica a todos los trabajadores no les rinden frutos.


¡Ha llegado a tal extremo la vocación asesina de una parte del empresariado colombiano que no se limitan a amenazar o mandar a asesinar al dirigente sindical! ¡Amenazan y atentan contra su indefensa familia, contra sus hijos y esposas!

A las organizaciones sindicales y a los dirigentes a los cuales no pueden comprar y corromper los acusan de “atentar contra el desarrollo empresarial” cuando se reclaman por las vías legales y constitucionales justos derechos y reivindicaciones de todos los trabajadores. Están decididos a mantener a sangre y fuego los astronómicos niveles de ganancia que obtienen a costa del sudor de los trabajadores.

El actual y los anteriores gobiernos son a la vez responsables políticos de esta situación. Algunos de ellos, con la estigmatización de que tras las luchas obreras y populares se esconde el accionar de grupos armados insurgentes, llegaron a convertirse en la práctica en agentes directos de la masacre. Otros, como el actual, con un discurso más cuidadoso, aceptando en forma hipócrita compromisos hasta con el imperialismo norteamericano para que le validaran el TLC, no adopta ninguna medida para frenar la mano asesina de los empresarios que, desde sus clubes y ante unos vasos de whisky, dan las órdenes de asesinar. ¡El gobierno sabe quiénes son y dónde están! ¡Sólo que son burgueses, de su misma clase, y entonces aplica la política de “hagámonos pasito”!

Los comités y entidades creados para garantizar la “protección” de los dirigentes no son más que entramados burocráticos que con papeleo dilatan cualquier medida efectiva que permita preservar su integridad. Ese es el más fiel reflejo de la ausencia de voluntad política del gobierno, sólo cubriendo las apariencias.

La mal llamada justicia, encabezada por la Fiscalía, tampoco hace nada. Las denuncias se archivan una tras otra y sólo alguna alharaca de una “investigación exhaustiva” se da cuando ya nada hay que hacer, sobre el cadáver del dirigente asesinado. Pocos días después la “investigación exhaustiva” termina en lo mismo que todas las anteriores: ¡Nada! ¡Ni un detenido! ¡Ni un condenado! O si acaso, un sicario detenido –tal vez un chivo expiatorio–pero nunca se avanza hacia la ratonera de quienes han dado las órdenes, de quienes han pagado el precio: los empresarios y ejecutivos de las grandes empresas.

¡Tomemos en nuestras manos la defensa de los amenazados!

El movimiento obrero y sindical del país, en conjunto con las organizaciones democráticas, con los partidos de izquierda y con las organizaciones populares, tiene la capacidad para asumir en sus manos su propia defensa y la de los dirigentes amenazados. ¡Sólo falta la decisión de hacerlo!

¡Ante esta situación hay que romper el círculo de rutina y burocratismo! El asesinato y la amenaza de muerte a dirigentes y a sus familias no tienen que ser el precio que pagamos por defender nuestros derechos. Tampoco son el costo de una guerra que ni hemos declarado ni de cual somos parte, como falsamente nos acusan para intentar justificar nuestra muerte.

Tenemos que dotarnos de un plan de defensa, del cual se sientan partícipes todos los trabajadores y con el cual, en forma unificada, nos comprometamos todos los dirigentes, independientemente de las divergencias que sobre cualquier otro punto –político o sindical– puedan existir.

Cada organización sindical, desde la más alta dirección de las centrales obreras, en sus juntas directivas y en asambleas de base de todos sus afiliados debe discutir democráticamente una resolución y un compromiso al cual no se fallará. ¡A las amenazas y atentados y asesinatos de dirigentes obreros y sindicales responderemos paralizando la producción en la fábrica, en las fábricas vecinas, en la ciudad y a nivel nacional!. Sólo una respuesta como esta golpea directamente el corazón de los que ordenan los asesinatos, es decir, sus ganancias y puede obligarlos a retroceder.

¡Y el gobierno, que ha sido incapaz de impedir las amenazas y asesinatos, que se haga al lado! ¡Que no vengan con el cuento que estas huelgas serán ilegales! Si tal hacen los señalaremos como cómplices directos de los asesinos pues serán huelgas por la defensa del más sagrado derecho: la vida. Ante este gobierno y ante el Estado, que por su incapacidad y negligencia son responsables políticos de los miles de asesinatos anteriores, más que medidas de protección le reclamamos abierta y públicamente que reconozca nuestro legítimo derecho a defendernos. Que obligue a los empresarios a brindarnos plenas garantías para esa defensa, lo que incluye otorgar permisos sindicales permanentes y remunerados al grupo de trabajadores que sean delegados para ser escolta personal de los trabajadores amenazados. Que gratuita y masivamente nos entregue el armamento necesario para nuestra defensa, asumiendo las organizaciones sindicales el compromiso que sólo lo utilizarán para eso. Se ha demostrado decenas de veces que los organismos armados del Estado y agentes de ellos son cómplices de las bandas de asesinos, fue la prueba de esto lo que llevó a que se liquidara el DAS; no es para nadie secreto que Jorge Noguera, ex–director del DAS entregó a los grupos paramilitares las listas de los dirigentes sindicales y populares para que los asesinaran. ¡No podemos confiar en ellos, sólo en nuestras propias fuerzas, organizadas y disciplinadas!

Hacemos un llamado público a la más amplia unidad de acción de todas las organizaciones y dirigentes sindicales, de partidos de izquierda, organizaciones democráticas, para lograr un acuerdo en torno a una política que impida realmente que la amenaza y el asesinato de los dirigentes y sus familias sea la cuota a pagar por el sólo hecho de defender los derechos de mejor salario, seguridad industrial, estabilidad en el empleo y vida digna.

La convocatoria a un Encuentro Nacional de Dirigentes Sindicales y Populares Amenazados podría ser un paso inicial de trascendental importancia para avanzar en la perspectiva que señalamos. De ese encuentro deben salir planes de acción que incluyan que en las Juntas Directivas se aprueban los paros de producción, la realización de asambleas de trabajadores en los que se discutan las medidas efectivas a seguir para proteger a los dirigentes sindicales. El Partido Socialista de los Trabajadores expresa su más decidido compromiso para actuar unificadamente con todas las organizaciones sindicales, populares, democráticas y con los partidos y dirigentes políticos que en ello se comprometan.

¡Basta de amenazas y asesinatos de dirigentes obreros, sindicales y populares!

¡Por la defensa de nuestra vida y los derechos de organización, ante las amenazas y asesinatos: paro de la producción!
 
Bogotá, 26 de abril de 2013
 
Partido Socialista de los Trabajadores

Comité Ejecutivo – pstcolombia@yahoo.com

www.pstcolombia.org

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