Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Perú | Construyamos una dirección alternativa de los trabajadores

En la situación actual la principal tarea que tiene la vanguardia luchadora de la clase obrera es avanzar hacia la construcción de una nueva dirección clasista y combativa, esto es revolucionaria. Solo una dirección de este tipo puede identificar con claridad los intereses de clase dentro de lo brumoso que es la política oficial, orientar la lucha, garantizar los triunfos parciales y preparar las fuerzas de la clase obrera para las tareas más difíciles que vendrán dada la total putrefacción del mundo capitalista.

Por PST-Perú

En la lucha contra Merino fueron asesinados los jóvenes Inti Sotelo y Bryan Pintado dando pie a su caída y a la elección de Sagasti, quien pidió “perdón” en nombre del Estado y prometió “castigar” a los culpables. El mismo Sagasti, días después, tragándose sus palabras, ordenó la represión cruenta de la huelga agraria, produciendo la muerte de tres obreros (Jorge Muñoz, 20, Reynaldo Reyes, 27, y un menor de 16 años), sin dejar duda alguna sobre los autores policiales y las armas que usaron, y, sin embargo, ni su ministro del Interior se molestó en renunciar, desnudando así la hipocresía del discurso oficial: la represión es criminal cuando afecta o involucra a sus intereses, es justa cuando los protegen.

Esta misma hipocresía lo vemos en todos los ámbitos de la crisis nacional en la que se confrontan diversos sectores patronales: supuestos demócratas contra fujimoristas, proclamados “honestos” contra corruptos, caviares contra derechistas, autodenominados de “izquierda” contra reaccionarios. Pero lo realmente vergonzoso no es esto sino que la CGTP y la izquierda reformista se embauquen en esas “contradicciones” y reduzcan toda su política a apoyar a uno u otro (a Humala contra Alan, a PPK contra Keiko, a Vizcarra contra el fujimorismo y ahora a Sagasti contra la “derecha”), diluyendo la defensa de los intereses de la clase obrera y, por tanto, renunciando a luchar por ellos.

Nadie niega las diferencias entre los grupos de poder, pero –como lo deja claro la huelga agraria– ellos se unen para enfrentar a la clase obrera. Son burgueses y en el momento que necesitan hasta el más pintado “demócrata” dispara contra la clase obrera –Sagasti hasta parece un lord inglés–, por ello es fundamental que tengamos una posición de clase.

Por eso también vemos que la CGTP y esa izquierda sostienen complacientemente al gobierno Sagasti, nada menos que el que continúa la misma política de Vizcarra de privilegiar los grandes negocios capitalistas mientras sigue golpeando a la clase obrera, hunde en la miseria al resto de la población y no hace nada ante la segunda ola del Covid 19 conduciéndonos a la peor catástrofe que hayamos vivido.

Para la clase obrera y para los sectores populares empobrecidos, nuestro enemigo siempre es la clase dominante, en cualquiera de sus alas, y ella ejerce el poder a través del gobierno de turno y de la política que aplica. Por eso defender un plan de emergencia efectivo ante el Covid 19, defender los derechos obreros recortados y pisoteados, defender a la mayoría pobre del horror del hambre y el desempleo es luchar por derrotar al gobierno Sagasti y su política. Con un simple olfato de clase los agrarios llevaron a cabo una lucha colosal contra el gobierno que no ganó todo porque la central le dio la espalda. ¿Por qué la CGTP y la “izquierda” no hacen lo mismo haciendo posible que pongamos fin a todos los regímenes de sobreexplotación (de exportaciones, de servis y contratas), la conquista de un salario mínimo general de 70 soles (planteado por los agrarios) y la prohibición de los despidos? Simplemente porque su política no es de clase sino conciliadora, ahora con el gobierno.

Mientras renuncia a dar esta pelea la CGTP se escuda en las luchas que libran las bases para levantar el reclamo máximo de “diálogo”. Si la burguesía a través de su agente Sagasti nos mete bala y recrimina a éste por no meter más bala, es claro que nada podemos esperar de este insulso llamado al “diálogo”, y más cuando vemos que los agrarios precisamente fueron engañados con “diálogos”. Y las marchas y actos que convoca la central están al servicio de dicho objetivo y no son parte de un plan de lucha ni menos expresan el compromiso de luchar por los derechos y reivindicaciones que enarbolan las bases obreras.

Esto explica la suspensión del Paro Nacional, inicialmente convocado para el 28 de enero: no había ninguna preparación ni voluntad de hacerlo, y fue suspendido pretextando la segunda ola del Covid 19, cuando en plena ola anterior se hizo la gran lucha triunfante contra Merino, y cuando el Paro es más necesario precisamente para enfrentar el abandono de la lucha sanitaria.

La lucha contra el gobierno está planteada, y seguirá planteada luego de las elecciones con independencia de quien gane, porque el poder económico seguirá cabalgando sobre el lomo de la derecha o “izquierda” (recordemos a Susana Villarán). Los intereses de los trabajadores siempre son independientes y opuestos a cualquier gobierno, y su suerte depende de la lucha.

Por ello, el problema central que enfrentamos es la construcción de una dirección obrera alternativa para esta pelea. La construcción de esta dirección implica la construcción de direcciones clasistas en los sindicatos que vayan formando una conciencia de clase en la propia base. E implica la construcción de un partido revolucionario obrero, diametralmente diferente a aquellos cuyo eje son las elecciones y el Parlamento porque deberá enfocarse en la lucha y en la organización de las fuerzas obreras.

Eso es  lo que nos proponemos desde el Partido Socialista de los Trabajadores y a esta tarea invitamos a acompañarnos a los mejores luchadores y luchadoras.

Más contenido relacionado:

Artículos más leídos: