Vie Abr 19, 2024
19 abril, 2024

19 años de los acuerdos de paz y la política del imperialismo

Después de 19 años de los acuerdos de paz, pareciera que este nuevo gobierno, sería el que llevaría a cabo los cambios estructurales que habían quedado pendientes, durante todos estos años.


Nuestro pueblo sigue esperando la justicia, el juicio y castigo para los asesinos y militares genocidas, hoy más que nunca, en medio de la crisis económica, violencia y ataques a los derechos de la clase trabajadora, debemos hacernos la pregunta, ¿Cuál fue la naturaleza de esos acuerdos, en el marco del proceso revolucionario, que vivió nuestro pueblo?


Los acuerdos de paz, la concreción de la política del imperialismo, para desviar la revolución
 
Para inicios de la guerra, el imperialismo y las burguesías latinoamericanas, ya hacían sus primeros esfuerzos por encontrar una solución política a la guerra, en nuestro país, los diálogos y negociaciones prácticamente estuvieron presentes en todo el desarrollo de la guerra civil. Era claro que para ese entonces al imperialismo se le hacía imposible, derrotar la revolución, mediante la intervención directa de sus tropas, cosa que no era de agrado para el sector más de ultra derecha de la burguesía imperialista, al proceso que se iniciaría, tendría que incluir en aquel entonces, el acuerdo entre republicanos y demócratas, ya que los dos partidos del imperialismo, comparten un mismo objetivo, que es derrotar o desviar las revoluciones, en cualquier parte del mundo. Para dar unidad, para cumplir ese objetivo, es que se crea a principios de los años 80s, la comisión Bipartidista sobre Centroamérica, más conocida como la comisión Kissinger.[1]

Esta comisión logro unificar tras de sí a liberales y republicanos. Todos ellos coincidieron en que Estados Unidos debía mantenerse en Centroamérica para “defender su propia seguridad nacional”, que debía apoyarse económica y militarmente en las dictaduras y que los sandinistas, el FMLN y la guerrilla guatemalteca debían ser derrotados militarmente.

El presidente de Estados Unidos en esa época Ronald Reagan, puso en práctica la política de la zanahoria y el garrote: que consistía en presionar militarmente para obligar a la dirección sandinista y del FMLN, a negociar. Como parte de la zanahoria, Se propuso la iniciativa para la cuenca del Caribe y alentó la política de dialogo del presidente mexicano López Portillo, estos fueron los antecedentes inmediatos que darían paso a la creación del Grupo Contadora [2]. Esto vendría acompañado de toda una oleada de negociaciones en el plano nacional, pero que ya se habían definido en el marco de la política que se había trazado el imperialismo.

No es de extrañarse que para 1983, una de las principales polémicas, dentro de la comandancia del FMLN, fuese en torno a cómo encarar esas negociaciones, polémica que tuvo sus costos humanos, uno de ellos Cayetano Carpio.

En concreto el imperialismo norteamericano tenía una política que consistía en dos fases: “por un lado, acosar al gobierno del FSLN con la contrarrevolución armada de la guerrilla de los “contras”, al tiempo que enfrentaban militarmente al FMLN entrenando y armando al ejército salvadoreño.
 
Pero, al lado de estas acciones militares, la principal y verdadera política del imperialismo y sus aliados era hacer retroceder la revolución por medio de las negociaciones y presiones, sobre el FMLN para que capitulase a sus propósitos y firmara un acuerdo de paz, abandonando la idea de tomar el poder e instaurar un gobierno “democrático popular”. Este fue el objetivo fundamental de Contadora”. [3]La comandancia renunció a la revolución y aceptó ser parte de la nueva farsa “democrática”.

Después de la guerra, el FMLN deja de ser guerrilla, y pasaba a ser parte de la falsedad de la democracia capitalista, de la democracia de los ricos. En donde lo estratégico, es quien tiene más diputados, alcaldías y centralmente el control del gobierno. Ahora bien este proceso de hacer retroceder la revolución, mediante la política de negociación no hubiera sido posible, sin la aprobación y participación de la dirección del FMLN, y decimos la dirección, es decir, la comandancia en aquel momento, porque el grueso de combatientes, en la mayoría de casos no estaban de acuerdo en terminar la guerra de esa manera, es aquí, donde los revolucionarios fueron y seguirán siendo los miles de combatientes guerrilleros, que se mantuvieron fieles al objetivo de tomar el poder, y hacer la revolución.

En el marco de la nueva situación, la ex comandancia, hoy la cúpula burocrática que dirige el partido FMLN, comenzó a vender la idea a la militancia del FMLN, de que la únicas forma de hacer los verdaderos cambios en este país, pasa fundamentalmente por ganar las elecciones, y que organizar a los trabajadores de la ciudad, y el campo en sindicatos, asociaciones, y otras formas organizativas de la clase trabajadora, ya no sería necesario para hacer la revolución.

Lo que tratamos de decir, no es que las elecciones, haya que rechazarlas, ya que para los y las revolucionarios, estas deben ser solamente espacios tácticos, en la lucha, es decir, un medio para hacer llegar en épocas electorales nuestras ideas y programas de lucha a mayor cantidad de trabajadores. En cambio para la burguesía y los partidos de derecha, las elecciones son el fin, son una estrategia, ya que de ello depende mantener dormida la consciencia de la clase trabajadora, y poder así, hacerles creer que la mejor forma de democracia es manchar una papeleta cada 3 o 5 años.

Firmar papeles, para dejar intacto al sistema capitalista

Lo que se garantizaría con la firma de los acuerdos de paz, es que el sistema capitalista y todas sus injusticias, siguieran vigentes en nuestro país, es por eso que nunca se habló en esos acuerdos, que tenía que haber una verdadera reforma agraria, independencia y soberanía de cualquier potencia capitalista, llevar a juicio y castigo a los militares genocidas, además de crear una nueva constitución más democrática, llamando a una asamblea constituyente y mucho menos de expropiar a la burguesía y al imperialismo. Es decir, el sistema económico y el poder de los ricos, se seguiría manteniendo.

En el marco de esa situación, resulta imprescindible volver a analizar, lo que en verdad paso, tras la firma de los acuerdos de paz, un balance que incluso hoy en la actualidad algunos, ex comandantes como Dagoberto Gutiérrez hacen, es que“los acuerdos políticos que negociamos fue una negociación para ponerle fin a la guerra, nada más. Y la negociación no tocó los aspectos medulares del régimen, sino solo los aspectos civilizatorios para volver al régimen presentable modernamente”.[4]
 
Ahora es más evidente que lo que trataba el imperialismo, era recomponer el régimen capitalista, y volver a las direcciones de los procesos revolucionarios, buenos funcionarios del Estado, para que se convirtieran en verdaderos burócratas, que garantizaran que el sistema capitalista y su falsa democracia, se recompusiera tras más de 12 años de guerra civil.

Las y los trabajadores no estamos derrotados

De estos procesos la clase trabajadora, tiene que extraer las mejores conclusiones y aprendizajes, para encarar las futuras luchas, es decir, no hay que caer en el error de decir, que después de 12 años de guerra civil, las masas se equivocaron, al contrario, los que se equivocaron fueron las direcciones al traicionar las aspiraciones de las y los luchadores, y también se equivoca el imperialismo, en creer de que los y las trabajadores estamos derrotados.
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1. Comisión Kissinger: su nombre original fue Comisión Bipartidista sobre Centroamérica por ser un organismo de unidad del partido Demócrata y Republicano, estuvo encargada de elaborar un plan para aislar y desmontar los procesos revolucionarios en Centro América. Se le conoció con el apellido de su principal dirigente.

2.Grupo Contadora: comisión conformada por varios países latinoamericanos, con la intención de impulsar procesos de negociación entre las organizaciones guerrilleras centroamericanas y los gobiernos, junto con el apoyo del imperialismo, llevaron a cabo una política de ahogar las revoluciones mediante el camino de la negociación.

3.Bernardo Cerdeira. Centroamérica, perspectivas de la revolución treinta años después. Marxismo Vivo, n. 21. pág. 41.

4.Entrevista a Dagoberto Gutiérrez, El Faro. http://www.elfaro.net/es/201008/el_agora/2340/?st-cuerpo=2.

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